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Perú: El sorprendente 18% del fujimorismo

La urgencia de la renovacion politica

Fuentes: Rebelión

La encuesta electoral publicada por El Comercio el lunes pasado, nos plantea interrogantes y retos. La primera es: ¿Por qué la hija del presidiario impecablemente sentenciado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y actos de palmaria corrupción, lidera -escoltando al publicitado alcalde de Lima-, las preferencias urbanas de cara a los […]

La encuesta electoral publicada por El Comercio el lunes pasado, nos plantea interrogantes y retos. La primera es: ¿Por qué la hija del presidiario impecablemente sentenciado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y actos de palmaria corrupción, lidera -escoltando al publicitado alcalde de Lima-, las preferencias urbanas de cara a los comicios generales de 2011?

¿Qué explica el presumible caudal electoral de Keiko en las siempre discutibles encuestas? Nuevamente, entre otros factores: la ineptitud de nuestros partidos políticos, que no han podido o sabido adaptar sus discursos, métodos y estilos a nuevas formas de organización y representación ciudadanas.

Por ello, no extraña que el fujimontesinismo cabalgue sobre la debilidad y el deterioro de la frágil institucionalidad política del país. Sumado a ello, los restauradores del neoliberalismo desarrollan una hábil estrategia de posicionamiento mediático para erigir una figura que se presente como la representante de los nuevos actores sociales, esta vez del sector juvenil, y femenino.

Prueba del éxito de esta impostura es que un 22% del electorado femenino la ve con simpatía, y cerca de un 39%, de un universo que abarca a jóvenes en edades de 18 a 39 años, manifiesta una clara intención de voto a su favor. Una vergüenza propia y ajena.

Al margen de los resultados de la encuesta, que están mucho más allá de cuánto suben o bajan los porcentajes, lo que llama la atención es que la candidata fujimontesinista reaparezca como actriz principal en la vida política. Como si aquí nada hubiera pasado. Como si la señorita Fujimori también hubiese estado ausente de los manejos de Montesinos, entre otros crímenes, transfuguismos y latrocinios!

Recordar estos hechos es, más que un derecho, un deber primordial para la democracia y el Estado de Derecho, sistemáticamente violados por la mafia fujimontesinista.

Pero esta lucha por la memoria histórica y contra la restauración del ancíen regime, qué duda cabe, les compete sobre todo a los ciudadanos que en las plazas, calles y aulas, luchamos por recuperar a la democracia secuestrada y vilipendiada por el régimen autoritario y corrupto. Es el momento de la juventud, y en especial, de aquellos jóvenes que abanderaron la lucha contra la dictadura.

¿Tendrán los partidos la suficiente madurez para un debate interno que los renueve y que, por ello, opte por promover y posicionar a una nueva generación política? Hay la necesidad de cambiar, si es que no queremos que el pasado vergonzante -con o sin la heredera dinástica- tome la posta dejada en el tabladillo por alanismo, neoliberal y claudicante. Por eso, esta lucha será «a todo o nada». Y el actual es, simplemente, el momento de los jóvenes.

César Robles Escurra es periodista

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.