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Un fantasma recorre al Parlasur, el de Luis Almagro

Fuentes: Rebelión

La estrategia intervencionista desplegada por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), planificada y ordenada desde el gobierno estadounidense, llegó al Parlamento del Mercosur (Parlasur). Un fantasma recorre el Parlasur, y es el fantasma de Luis Almagro, el actual Secretario General del ministerio estadounidense de las colonias. En la última sesión del […]

La estrategia intervencionista desplegada por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), planificada y ordenada desde el gobierno estadounidense, llegó al Parlamento del Mercosur (Parlasur).

Un fantasma recorre el Parlasur, y es el fantasma de Luis Almagro, el actual Secretario General del ministerio estadounidense de las colonias. En la última sesión del 20 de agosto, los diputados de la oposición venezolana (Mesa de Unidad Democrática), con apoyo de sus aliados en la región, lograron (con éxito) inocular la última versión de los argumentos para justificar una intervención internacional o regional en Venezuela: la utilización política manipulada de los movimientos migratorios de venezolanos a países del Sur.

La estrategia de la oposición, comandada por su componente socialdemócrata, consistió en posicionar tres temas para lograr una mayoría política del parlamento del Mercosur, sobre la base de la dramatización y manipulación burda de los hechos.

El primer argumento, se basó en la denuncia de la detención del diputado Juan Requesens, destacando no sólo la violación de los derechos humanos sino la violación de la inmunidad parlamentaria por instituciones de, lo que ellos consideran, un régimen político «autoritario» y «dictatorial».

La puesta en escena incluía el difundido video del diputado en calzoncillos. Un video que fue fabricado y difundido por los mismos famiiares del diputado para impactar a la opinión pública manipulando la sensibilidad por los derechos humanos. El fake-news y la posverdad al servicio de una invasión imperial.

Por supuesto, en un ejercicio metafísico, los voceros de los procónsules de la derecha venezolana en ningún momento mencionaron que al diputado le allanaron la inmunidad parlamentaria por su activa participacion en el atendado al presidente Nicolás Maduro. Igualmente, omitirián la paticipación de este diputado diriguiendo las falanges que estaban al frente de las mal llamadas «guarimbas», los mismos que llegaron a quemar negros chavistas.

Tampoco mencionarán que este mismo diputado llamó abiertamente a una invasión estadounidense (https://youtu.be/2UE6H7ACj8c). La sesión del Parlasur, parecía que se realizaba en otro mundo, porque con excepción de dos diputados (incluyendo al diputado Yul Jabour, del Partido Comunista de Venezuela) en la sesión plenaria se omitió mencionar el atentado magnicida, que pocos días antes se había frustado contra el presidente Maduro e importantes representantes de los poderes públicos venezolanos.

El segundo argumento, fue el tema migratorio, denunciando que el principal culpable de la salida masiva de venezolanos es «la dictadura» del presidente consititucional Nicolás Maduro. En este punto, contaron con la colaboración de la Presidencia Pro témpore paraguaya, quien acordó con bastante anticipación la intervención del diputado William Dávila.

Este último diputado, representante de los restos del partido socialdemócrata Acción Democrática, contó con la facilidad (concedida por el paraguayo) de ubicarse en el podio (muy bien podía intervenir desde su silla como suele ser), que se convirtió en un púlpito bien representativo de una puesta en escena donde el diputado, dramatizó una presentación sobre el problema.

El discurso, lleno de argumentos extraídos de textos y datos publicados en el periódico conservador uruguayo El Observador, estaba destinado a ablandar el terreno para convencer desde la derecha hasta la izquierda que se aprobara una propuesta en línea con el Grupo de Lima, con el Grupo de Quito, con el discurso de Almagro-OEA.

Se aprobó que una comisión del Parlasur fuera a las fronteras de Brasil y de Colombia con Venezuela. Esta propuesta, disfrazada del cordero de la «ayuda humanitaria», es funcional con el plan que trazó Estados Unidos, en palabras del jefe del Pentágono (Secretaría de Defensa), el general James Mattis y el vicepresidente Mike Pence, para generar o fabricar un escenario favorable a la intervención, basada en una excusa fatua.

Esta vez no es montaje de un escenario televisivo, como la filmación de un set en Qatar que imitaba la Plaza Verde de Trípoli, tal como hiceron para justificar la invasión a Libia. Esta vez utilizan a la gente como reses para violar el derecho internacional de no intervención y la integridad territorial venezolana. En realidad, a la rancia oligarquía colombiana y a la subimperialista burguesía brasilera, les interesa los derechos de los migrantes venezolanos

Un tercer elemento, fue vincular «la crisis migratoria, sanitaria, alimentaria y económica» con un impacto catastrófico para la región. Por tal motivo, se recurrie a la presencia de organismos multilaterales. En perfecta armonía con el discurso de la embajadora de EEUU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, quien se tomó la molestia de viajar a la ciudad colombiana de Cúcuta, en donde llamó a aislar al presidente Maduro utilizando como justificación la supuesta crisis humanitaria.

Ya el dirigente opisitor Julio Borges, hace un año, había revelado el guión made in USA, al afirmar que la migración venezolana era un «problema» y anunciaba un «contagio» para toda la región (https://youtu.be/nYAe7E_NCQ4). Tal ha sido el montaje de un teatro de operaciones que maneja el caso venezolano como una enfermedad que se debe extirpar, con la cooperación del resto de gobiernos libres de América Latina.

Casi en simultáneo, Almagro llamaba a una sesión extraordinaria en la OEA para tratar el tema de la crisis migratoria venezolana. Más tarde, sumido en un éxtasis, casi obsesivo-compulsivo, solicitaba tumbar la «dictadura» de Maduro.

Como se puede observar, toda esta patraña obedece a una trama bien planificada, orquestada y coordinada por la derecha continental. Es parecido al Plan Cóndor, cuando coordinaron la desaparición, tortura y asesinato de personas que consideraban representantes de la amenaza comunista. Ahora pretenden desaparecer la experiencia venezolana y, además, cobrar por ello (en dólares y en euros).

Los sicarios le quieren limpiar el camino al capital trasnacional para que pueda disponer, con la mínima resistencia, de los recursos naturales, de mano de obra barata, de los cultivos de drogas y de las almas de Nuestra América.

Joaquín Serralta. Periodista, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.