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¿Se han alejado las revoluciones armadas y sólo queda ajedrez político entre gobiernos y países?

Fuentes: Rebelión

1. El Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela, espera sumar pronto a Bolivia, Ecuador y otros países del bloque progresista y en cierta manera antimperialista. Pero al frente opositor tienen a la llamada Alianza del Pacífico formada por México, Colombia, Perú y Chile que -con el apoyo total de los EEUU- buscan afiliar […]

1. El Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela, espera sumar pronto a Bolivia, Ecuador y otros países del bloque progresista y en cierta manera antimperialista. Pero al frente opositor tienen a la llamada Alianza del Pacífico formada por México, Colombia, Perú y Chile que -con el apoyo total de los EEUU- buscan afiliar a Costa Rica, Panamá y Guatemala con el fin de que se conviertan en una fuerza contraria a Mercosur. Pareciera que el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica apoyan a Mercosur. ¿No es acaso un «juego de ajedrez político», de acomodamiento de fichas, el que ha sustituido el pensamiento de la revolución armada y de las grandes huelgas de fábricas de hace 50 años? 

2. En los años sesenta y setenta -con el ejemplo de Cuba y las cinco a seis guerrillas que se extendían en América Latina- así como las batallas en África y Asia, pensábamos en que el único camino revolucionario era la lucha armadas en campos y ciudades, así como las poderosas huelgas en grandes fábricas. Con excepción de Chile en 1970 -donde la socialdemocracia allendista ganó la Presidencia- todos los procesos electorales renovaban los gobiernos de la burguesía y le otorgaban al imperio de los EEUU mayor presencia y poder en el mundo. El golpe de Estado del general asesino Pinochet contra Allende vino a reafirmarnos en 1973 que el único camino era la lucha armada y las acciones fuertes en las grandes huelgas de trabajadores.

3. Pero el arribo de la Thatcher al gobierno inglés en 1979, del papa Juan Pablo II un año antes y de Reagan en 1981, permitió que se conjuntaran las fuerzas del neoliberalismo que proclamó abiertamente la privatización, la imposición del mercado y la llamada globalización para que se impusieran en el mundo. Ahora que releía la confrontación de los economistas keynesianos contra los hayekianos y freidmanianos, me recuerda que aún siguen vivos (aunque con sus pequeñas reformas) aquellos artífices de los programas económicos que se han confrontado los últimos 80 años: los partidarios de la intervención del Estado en la economía y la planificación, frente a los partidarios del mercado libre a la competencia.

4. No se quien triunfará en las elecciones colombianas del día de hoy; al parecer lo más seguro es que se decida en una segunda vuelta electoral entre dos candidatos de la derecha: la ultraderechista de Álvaro Uribe que se opone a cualquier negociación con las FARC y la derecha que camina al centro de Manuel Santos que lleva más de un año negociando la paz con los guerrilleros. Si obtuvieran el gobierno los primeros, es decir los uribistas, reafirmarían las bases militares yanquis en Colombia y fortalecerían la Alianza del Pacífico; pero si triunfara Santos -teniendo en cuenta el comportamiento gringo apoyando a uribistas- es posible que se acerque (Santos) al Mercosur con el apoyo de Venezuela, Cuba y las FARC.

5. Lo que puede observarse es que este ajedrez mundial es el que está definiendo al mundo tanto en política como en el mercado. Incluso Perú, que se pensó en un momento que al asumir la Presidencia Ollanta Humala se pegaría al bloque del Mercosur, prefirió continuar al lado de los EEUU. Si se logra firmar acuerdos firmes y serios entre las FARC y el gobierno colombiano y debido a eso desapareciera la guerrilla en actividad desde 1964, podría decirse que desaparecieron las guerrillas clásicas en América Latina; quedarían algunas pero sin mucha presencia o distinta estratagia, como en México. Con ello también desapareció el pensamiento insurreccional radical para transformarse en electoral, reformista, socialdemócrata.

6. Pareciera que con esa «globalización» de la economía, que no es otra cosa que la misma economía imperialista, las batallas de los países débiles se han convertido en insignificantes en las luchas por la transformación mundial. Se vislumbra que en la lucha a muerte por los mercados entre las grandes potencias, así como por el dominio mundial, lo que hagan los pequeños países -aunque mueran de hambre e inanición- no será preocupante. Buscarán remediar el hambre con limosnas, guerras localizadas, campañas religiosas. Pero los problemas fundamentales seguirán centrándose entre los ocho o veinte países que comandan bloques económicos y políticos de poder. Lo demás será considerado «juego de niños».

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.