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En esta coyuntura de reflexión sobre el Bicentenario de algunos de nuestros países, el pensamiento crítico y segunda emancipación (también podríamos llamarla “otra emancipación”), cobran especial relevancia.
Si nos preguntamos ¿cuál es el contenido de la formación política? Entendida la política como servicio a la comunidad, nos salta a la vista una respuesta: los principios éticos, la reproducción y afirmación de la vida.
Desde Karl Marx, por lo menos, la cuestión de la transformación de la sociedad es un imperativo; sin embargo, lo difícil no es enunciarlo, sino acometerlo. Es decir, transformarnos como sociedad ante este orden vigente de hecatombe social y ambiental.
Mi aporte a la reflexión por un nuevo pacto social en Panamá es sobre cuál sería su contenido a partir del concepto de praxis en Karl Marx. Un primer paso es preguntarnos qué no puede contener un nuevo pacto social: no puede ser misógino, homofóbico, extractivista, racista, xenofóbico por lo menos. Y, qué sí: feminista, interculturalista, ecologista, sindicalista clasista por lo menos.
La pandemia no trajo los problemas, ya los teníamos y se agravaron. Producto de años de políticas neoliberales, corrupción e ineficiente gestión, vimos acaecer nuestros servicios públicos, en particular fuimos testigos de la saturación hospitalaria y todavía no acaba la pandemia.
El Centro Internacional de Investigaciones – Otras voces en educación, junto a otras organizaciones y colectivos, incluyendo a la Universidad de Panamá, organizaron el Ciclo sobre Pensamiento Decolonial. En una de sus sesiones invitaron a Juan José Bautista, quien es un filósofo decolonial, Premio Libertador al Pensamiento Crítico y discípulo de Franz Hinkelammert y Enrique Dussel.
Como dice Raúl Fornet-Bethancourt, Franz Hinkelammert no necesita presentación en Abya Yala. Economista, teólogo, gran lector de Karl Marx y Walter Benjamin.