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Al comienzo, la gente de los Andes asoció el arcoíris con algo digno de temor, lo llamaron kuychi en quechua y se pensó que se introducía en los seres humanos para causar males y zozobras. Quizás, se empezó a llamar wiphala cuando recibió forma de imagen, se la figuraba con la forma de serpiente de colores blanco, amarillo, verde, rojo y negro que salía del inframundo acuático y llegaba al cielo.
Dos temas fundamentales se han omitido en los diálogos entre las organizaciones indígenas y el gobierno: la presencia de las comunidades indígenas en el país y el carácter del Estado Plurinacional Ecuatoriano.
«El coloniaje trae el olvido.»
Cuando comenzó la autonomía indígena con la Dineib (Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe), la idea que se hicieron los indígenas fue que por primera vez el desfase entre el Estado y ellos se reducía, y que se reconocía, al fin, el talento y conocimiento indígenas.
Músicos migrantes dan alegría a la gente.
Los nombres propios de los incas-quechuas responden a una concepción dual que mantenía este pueblo.
El reconocimiento oficial de las diversas nacionalidades indígenas en el Ecuador presupone el desarrollo del pensamiento jurídico del Estado y el Derecho.
Los incas fueron el clan real situado en la cúspide de la pirámide social en el Tahuantinsuyo. Según las creencias míticas descendían del halcón, de aquí que todos conservaron nombres que aluden al origen legendario. Con la aparición de las clases sociales, crearon una subcultura elitaria basada en las tradiciones populares quechuas.
El olvido de los pueblos originarios
Anteriores a la presencia inca, las culturas de las nacionalidades indígenas en Ecuador ya contaban con largos procesos de desarrollo. Aún ahora se pueden entrever ciertos códigos lingüísticos y culturales propios.