Juan Guahán

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Se acabó el 2022 a todo volumen. Como un símbolo del año que se fue, quedó brutalmente demostrado que ¡os argentinos cuando queremos, podemos.

Leopoldo Marechal, gran escritor argentino, señaló el sentido profundo de la idea “salir por arriba”, ante un laberinto en el que uno se pueda enredar. Esa idea parte del supuesto que hay cuestiones que no tienen solución dentro de la lógica que las generó. Eso significa mirar el problema desde otro lugar, con otra distancia de los hechos que lo originaron.

Una agencia de Naciones Unidas, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), nos avisa que el área del Río de la Plata (provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba) padece los graves efectos de un aspecto de esa irresponsabilidad colectiva que es el cambio climático.  

En estos tiempos, cuando hablamos de economía es imposible no hacer referencia a dos manifestaciones de este tema. Por un lado, los grandes números de la economía macro y su evolución. Por el otro, la realidad cotidiana de una gran parte del pueblo argentino y se prevé que al ritmo actual, cerrará 2022 superando el simbólico 100% de inflación anual.

Hace unos años escuché preguntar ¿por qué quién hoy nazca en cualquier pueblito de las provincias de Formosa o Santiago del Estero, muy probablemente viva menos que la mayoría de otros nacidos en los residenciales barrios del Gran Buenos Aires como San Isidro o Vicente López?

Es sabido que las grandes crisis, como la actual, o las grandes guerras son las antesalas del origen y fin de países e imperios. Desgraciadamente varias circunstancias hacen que Argentina pueda padecer algunos efectos de lo que está aconteciendo.

Cada vez que una crisis sacude a la sociedad argentina, lo cual acontece a menudo, aparecen las discusiones sobre los argentinos que se van.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) ha dado a publicidad los datos -para el primer semestre de este año- sobre la pobreza infantil en Argentina, surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares.

Hace diez días la respuesta era clara. La inmensa mayoría de La prensa y las encuestas daban cuenta de una sola e indiscutible verdad. ¡Bolsonaro se va, vuelve Lula! Las urnas lo pusieron en duda. Tras los acontecimientos hay muchos temas que merecen ser considerados para entender otras cuestiones, no solo de Brasil.

Ya han pasado más de 15 días desde el atentado a Cristina. Como las olas del mar cuando llegan a la orilla, el impacto del acontecimiento disminuye. Pero aumenta la dimensión del problema que éste encierra.

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