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Todas las precauciones a media tinta fracasaron. A partir de mediados de diciembre Europa comenzó a dar pasos hacia atrás similares al del primer confinamiento decretado en el primer trimestre del 2020. La tensión entre salud y economía se manifiesta hoy con más virulencia que durante la primera oleada. Y la explosión de la nueva cepa complica aún más la situación de un continente sobresaltado y cansado.

19 % de asalariados ganan menos que un sueldo mínimo

La inmigración causa pánico. En particular la que proviene de los países del Sur buscando asegurar su sobrevivencia en el Norte desarrollado. La construcción de muros fortificados –o franjas militarizadas– se multiplica como respuesta de autoprotección.

Justo algunos días antes que se restablecieran los vuelos comerciales con Cuba, a mediados de noviembre, el doctor y profesor suizo Franco Cavalli, viajó al país caribeño. Fue uno de los primeros científicos europeos en poder visitarlo luego del estricto confinamiento.

Cada año se fabrican en el mundo 12.000 millones de balas. Suficientes como para matar a toda la población terrestre. Las Naciones Unidas calculan que circulan en el mundo mil millones de armas cortas, utilizadas en el 50% de todas las muertes violentas -en el quinquenio 2010-2015-, que significa unas 200 mil víctimas anuales. Las balas matan tanto como el hambre y las pandemias. Aunque las víctimas de los conflictos se diluyen, muchas veces, en estadísticas, y solo ocupan, muy de vez en cuando, las tapas de los diarios.

En los últimos días la vacuna contra el SARS-CoV-2 se convirtió en una vedette mediática, casi al mismo nivel que las elecciones en los Estados Unidos o la segunda ola pandémica europea.

Micrófono y grabadora bajo mordaza. Mucho peor: comunicadores asesinados en distintas regiones del mundo en ejercicio de su profesión. Nueve de cada diez de estos crímenes quedan impunes.

No es una simple ola, sino más bien una marea que desde inicios de octubre no deja de crecer. No se trata de un tsunami, sin embargo, anticipa efectos de cataclismo sanitario y social. La segunda oleada del COVID-19 inunda el continente entero. Luego del corto respiro veraniego, la pandemia, de la mano del otoño septentrional, golpea bruscamente. El diagnóstico es incierto…

Seres humanos sin identidad ni coordenadas. Figuras escondidas y fantasmagóricas diseminadas en todas las regiones del planeta. Desclasados, necesarios, a veces imprescindibles, casi siempre ‘desechables’.

Revelador informe de la Unión de Bancos Suizos (UBS)