Miruts Yifter (1944-2016) nació en Adigrat, una población de la región de Tigray, situada al norte de Etiopía.
Miruts Yifter (1944-2016) nació en Adigrat, una población de la región de Tigray, situada al norte de Etiopía.
Ya no hay ninguna duda, el Europarlamento es una casa putrefacta por la corrupción y la degradación. Casi un mes después de que la policía belga atrapara con la mano en la masa a varios parlamentarios, al confiscar en sus domicilios cientos de miles de euros en metálico provenientes de los sobornos por los trabajos realizados en favor de Marruecos y Qatar. Aún hoy, la aplastante mayoría, por no decir la casi totalidad de los europarlamentarios sigue sin pronunciarse sobre el mayor escándalo de corrupción ocurrido en una institución europea.
En Somalia el año comenzó con nuevos focos de violencia. Tras el estallido de una disputa por la posesión de la ciudad de Laascaanood, que dejó al menos 30 muertos entre Somalilandia y Puntlandia -dos pseudoestados escindidos de Somalia en 1991 sin ningún reconocimiento internacional ni de las Naciones Unidas- se agrega un tono más oscuro a la ya trágica historia somalí, que no deja de sorprender al mundo cada vez con más muerte, cada vez con más violencia.
Los aullidos de las hienas del Majzén, así como los aullidos de las hienas que tiene diseminadas por el mundo, no nos intimidan, sabemos que aúllan para distraer a los demás de la grave crisis política, económica y social, en la que El Majzén está inmerso.
El 2 de noviembre último, tras nueve días de negociaciones en Pretoria (Sudáfrica), los representantes del Gobierno del Primer Ministro etíope, Abiy Ahmed, y el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) firmaron un acuerdo “para el cese de las hostilidades y la protección de los civiles”, tras la guerra que se había iniciado dos años antes.
La noticia apareció y se trató prácticamente sin trascendencia. Quizás porque involucraba a dos naciones africanas. Pero que un país, cualquiera que sea, detenga en el aeropuerto de su capital a una cincuentena de efectivos de un Estado vecino y que bajo cargos de espionaje los juzgue y les aplique condenas que van desde 20 años de prisión a pena de muerte, no es una cuestión menor.
«Nací en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), en 1994. Vine a España con siete años. Soy ingeniera informática y me dedico al mundo del big data en temas de banca. He creado y coordino la plataforma digital SaharawisToday».
La víctimas de la guerra de Tigray, que estalló hace dos años, han sido testigos de espantosos abusos y blanco de ataques. Familias como la mía ni siquiera sabemos si nuestros seres queridos están vivos