
Cuando un preso político saharaui se pone en huelga de hambre, como Mohamed Lamin Haddi, le está diciendo al mundo que le ayude. Se está jugando la vida para denunciar unas condiciones por las que ningún ser humano debería pasar. Dentro de su debilidad extrema por la tortura, el aislamiento, la distancia, la mugre, la comida insalubre, la falta de atención médica… saca fuerzas para hacer una huelga de hambre, su única estrategia para denunciar la opresión.