
Guilherme Boulos entra al auditorio y se acerca a saludar una por una a las cerca de 50 personas que llegaron a escucharlo. A fuerza de ese carisma, un extenso liderazgo popular y su lucidez política, se ganó un lugar central en la nueva generación de la izquierda brasileña. Incluso muchos lo ven como el futuro sucesor de Lula. Con sólo 40 años, pasó de referente social a ser “la esperanza del futuro”, según palabras del propio Lula mientras lo abrazaba en aquel memorable discurso antes de ser detenido.