John Mulholland | 

Si el presidente pierde las elecciones, Estados Unidos se quedará sin un Trump al que echarle la culpa. En los últimos 30 años ha habido dos presidentes demócratas, con dos mandatos cada uno, y los temas estructurales que corrompen la democracia y la sociedad estadounidense, con la raza siempre en el centro, no han cambiado sustancialmente.

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Tailandia

Impulsado por la juventud y basado en un amplio apoyo popular, el movimiento democrático tailandés no deja de madurar. Desafía a la oligarquía militar-monárquica, se enfrenta a la pareja real y enlaza con los combates del pasado.

Las políticas asistenciales y el constante vertido cultural del culto al individuo permiten la insensibilización en masa y la desconexión de la comunidad.

Crear y recrear una nueva narrativa es urgente para distanciarnos de la narconarrativa oficial maniqueísta que criminaliza a los pobres

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Si los resultados en uno de los estados clave están muy ajustados, habrá probablemente litigios como el que dividió al país tras las elecciones de 2000, cuando George W. Bush y Al Gore se disputaron el estrecho resultado en Florida.

En el ámbito de las instituciones educativas, los aspirantes a ingresar en los centros de educación debían probar judicialmente su limpieza de sangre; eso convertía a la educación media y universitaria en un privilegio de casta.

Dos ancianos se disputan la presidencia de los EEUU, son dos viejos marrulleros y fanfarrones, dos oligarcas decrépitos acusados por distintas mujeres de abusos sexuales, dos mafiosos neoliberales profesionales de la mentira y la manipulación de masas.

Nuestra sustentabilidad en cuestión

Jamás ingresó tanto en nuestro territorio la agroindustria como hoy. Jamás tampoco se ha extranjerizado tanto nuestro suelo. Ni se ha cedido tanto espacio a las grandes corporaciones (excepción, con una corporación minera, pero su retirada no fue por mérito propio sino por pérdida de interés ante la baja cotización internacional).

Las élites culturales y políticas jamás perdonarán al Marcelino de la Huelga del 85 o al del VI Congreso de CCOO

Diez años después de la pérdida del dirigente obrero más relevante del siglo XX español, comprobamos que el mantenimiento y difusión de su memoria es una tarea que compete desempeñar a la izquierda y el movimiento obrero.