En su teoría sobre ficción y política, Ricardo Piglia escribió que el Estado narra, y que al hacerlo hace lo mismo que la novela: trabajar la relación entre el ideal y la realidad. Sergio Berni, el único “hijo nuevo” de la política argentina en 2020, lleva al extremo esta relación: es puro relato, una escisión total entre la política y las cosas. Lo que no impide que su enfoque punitivista, hoy elevado a discurso de Estado, no sea peligroso.