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EE.UU y Canadá abandonaron la Cumbre con el rabo entre las piernas

Fuentes: Rebelión

La influencia del imperio de Washington sobre la Organización de Estados Americanos fue notoria. La OEA, organizadora de la Cumbre Panamá, que había rechazado la acreditación de instituciones tan importantes como la Central de Trabajadores de Cuba, con tres millones de afiliados, y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, de Puerto Rico, se mostró eficaz, rápida […]

La influencia del imperio de Washington sobre la Organización de Estados Americanos fue notoria. La OEA, organizadora de la Cumbre Panamá, que había rechazado la acreditación de instituciones tan importantes como la Central de Trabajadores de Cuba, con tres millones de afiliados, y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, de Puerto Rico, se mostró eficaz, rápida y diligente para acreditar en los foros a mercenarios y terroristas pagados por Estados Unidos procedentes de Miami.

Las dilaciones en la entrega de documentos a la delegación cubana, los impases denunciados por el Presidente la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Miguel Barnet de re-acreditarse ante el Foro de la Sociedad Civil para poder asistir a la clausura donde asistirían los mandatarios, colmó la paciencia de los delegados de Cuba que se reflejó en la firme decisión de retirarse del acto inaugural en Panamá del Foro de la Sociedad Civil. A esta decisión también se sumó la delegación de la sociedad civil de Venezuela, en solidaridad con sus homólogos de Cuba, abandonando el recinto.

Por otra parte la asistencia de Félix Rodríguez (El Gato) en la Cumbre fue una abierta provocación de parte del gobierno de Washington para empañar la presencia de Cuba, en Panamá, dispuesta a asumir la defensa de las causas justas y nobles de los gobiernos y pueblos de este continente.

La reacción de Cuba frente a esta ofensa que significó la presencia de este mercenario al servicio de la CIA, quien no ha dejado de vanagloriarse en cuantos foros han sido posible; el haber prestado sus servicios para apresar y después asesinar al Che Guevara en Bolivia, encontró una respuesta firme, enérgica y viril de parte de la de la Mayor de las Antillas, que sentó una clara posición frente a los artilugios de la CIA y sus agentes mercenarios.

Félix Rodríguez Mendigutía «El gato»

Este mercenario, agente de la CIA, camuflado entre otros fue descubierto y denunciado por el Presidente de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de estudiantes (OCLAE) Ricardo Guardia Lugo.

El «gato» Félix, prontuariado terrorista, agente de la CIA, inició su entrenamiento en explosivos, demoliciones, sabotajes y otras técnicas en operaciones encubiertas en una base del Canal de Panamá. Entre los años 1960 y 1961, reclutó, entrenó y participó en la invasión de Playa Girón como miembro de la Brigada mercenaria 2506.

Ante el fracaso de esta operación se refugió en la embajada de Venezuela en La Habana y luego a su retornó a Estados Unidos, siguió un curso de oficiales del ejército norteamericano en Fort Bening, donde luego de graduarse, la CIA lo envió a Venezuela para apoyar el sistema de comunicaciones contra las guerrillas.

Fue asignado por la CIA al grupo que persiguió y asesinó al Che Guevara en Bolivia en 1967.

En 1969 como «premio» a sus acciones terroristas, obtuvo la ciudadanía norteamericana y fue enviado por la CIA a Vietnam como parte del ejército norteamericano, siendo «condecorado» por sus «acciones militares» con nueve medallas por el gobierno de Vietnam del Sur.

También entrenó a las Unidades de Reconocimiento de la Operación Fénix, donde más de 3000 militares, apoyados por aviones, helicópteros y la tecnología más sofisticada de rastreo electrónico satelital que posee el ejército colombiano participaron en una acción militar en territorio ecuatoriano, para aniquilar a la figura más destacada en las negociaciones político- diplomáticas que impulsaban las FARC, Luis Edgar Devia Silva, alias «Raúl Reyes» y Guillermo Enrique Torres, alias «Julián Conrado», ideólogo del movimiento guerrillero; ambos pertenecientes al núcleo político-militar que apoyaba una solución negociada al conflicto colombiano. Durante este operativo perdieron la vida más de 26 mil personas.

El accionar terrorista de este mercenario agente lo llevo a fungir de colaborador en misiones diplomática en Uruguay, Brasil, Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. Estuvo implicado en el escándalo conocido como Irangate (1985 y 1986) en la que la administración del presidente Ronald Reagan vendió armas al gobierno iraní cuando este se encontraba inmerso en la guerra Irán-Irak y financió el movimiento conocido como Contra nicaragüense (movimiento armado creado y financiado por los Estados Unidos para atacar al gobierno sandinista de Nicaragua, durante el periodo conocido como Revolución nicaragüense).

Así mismo, Rodríguez fue uno de los principales jefes de la operación que rescató de una prisión de Venezuela al genocida Luis Posada Carriles.

Este carroñero del imperio, que al igual que Osama Bin Laden, fue hechura de la Central de Inteligencia Americana (CIA) ha sido denunciado por las autoridades cubanas por su participación en varios planes de atentado contra el presidente Fidel Castro.

Los grandes perdedores

La desesperación de los EE.UU. ante los cambios acelerados que se registran en esta parte del continente, los nuevos gobiernos de corte socialistas, los avances de los procesos de integración entre la región que han encontrado en el gobierno Bolivariano de Venezuela, el respaldo y soporte estratégico para el éxito de su gestión a través de la CELAC, la UNASUR, el MERCOSUR, el ALBA han resquebrajado su hegemonía en la región y han trastocado su accionar desestabilizador a través del financiamiento de una oposición conspiradora del régimen democrático, a un paso más violentista y agresivo como es la intervención armada y aunque ahora la Casa Blanca ha salido a desmentir sus veladas intenciones, lo cierto es que al señalar a Venezuela como una «amenaza para la seguridad de Estados Unidos», y señalar su carácter intervencionista cuando señala «Apoyaremos a los ciudadanos de países en los cuales el ejercicio pleno de la democracia está en riesgo, tales como Venezuela» se estaba refiriendo a un hipotético escenario bélico de acciones terroristas contra objetivos civiles y militares en apoyo a la extrema derecha venezolana al igual que en Siria, Irak, Irán, Ucrania, etc.

El imperio erróneamente creyó que al reconocer el fracaso histórico de su criminal bloqueo hacia la isla y la «normalización» de sus relaciones comerciales, Cuba iba a dejar sola a Venezuela; pero se equivocó de cabo a rabo, el apoyo de Cuba a la hermana república de Venezuela es incondicional.

Una vez más el gobierno de Washington ha visto fracasar todos sus intentos por aislar a Venezuela, como antes intentó hacerla con Cuba, encontrándose con un pueblo digno, herederos de Bolívar y Chávez, resueltos a respaldar aun a costa de sus vidas el proceso Bolivariano que lidera el Presidente Nicolás Maduro.

Finalmente la VII Cumbre de las Américas se quedó como en las dos versiones anteriores (la de Mar del Plata, Argentina en 2005 y Cartagena de Indias, Colombia en 2012), sin Declaración Final por la negativa de los gobiernos de EE.UU., y Canadá, a suscribir dichos acuerdos.

Los tres puntos discrepantes fueron: Medio ambiente, Derecho a la libre educación, y la Derogación del Decreto de Barack Obama contra Venezuela; puntos aprobados por el 95% de los países de América Latina y el Caribe.

Pese a ello los Gobiernos participantes en esta Cumbre exhortaron al presidente de EE.UU., Barack Obama, derogar el decreto emitido contra Venezuela, así como el levantamiento del bloqueo sobre Cuba. Países hermanos que recibieron el respaldo unánime de los gobiernos de América Latina y los países del Caribe.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.