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El Imperio contra el ALBA

Fuentes: CISPAL

Nuestra América Latina y el Caribe, a pesar de las agresiones del imperio, avanzan con firme decisión hacia la integración y varios bloques se consolidan en el ALBA, MERCOSUR y UNASUR como resultado de un largo proceso histórico y, sin duda, como consecuencia de alguna madurez política alcanzada por los pueblos y gobiernos que, finalmente, […]

Nuestra América Latina y el Caribe, a pesar de las agresiones del imperio, avanzan con firme decisión hacia la integración y varios bloques se consolidan en el ALBA, MERCOSUR y UNASUR como resultado de un largo proceso histórico y, sin duda, como consecuencia de alguna madurez política alcanzada por los pueblos y gobiernos que, finalmente, entienden que solos y desunidos no pueden sobrevivir en un mundo capitalista, financiero y materialmente globalizado, y en crisis, quizá, insuperable. Dos realidades posibilitaron el impulso integrador: la Revolución cubana al demostrar que el imperio no es invencible y el éxito de la Revolución Bolivariana en Venezuela que originaron la nueva era de cambios socio-económico-políticos en América Latina. Posteriormente los gobiernos de Nicaragua, Bolivia y Ecuador se unieron al proceso integrador con clara tendencia antiimperialista.

Los gobiernos de esos países, a los ojos del imperio, se convirtieron en «peligrosos» para sus intereses geopolíticos de dominación, antidemocráticos con tendencias totalitarias, desafectos, violadores de los derechos humanos y libertades que en lenguaje de la CIA, Departamento de Estado, Pentágono y demás agencias de la comunidad de inteligencia, USAID y otras ONGs, como NED, IRI Human Rights, significa que son antiestadounidenses, razón suficiente para desestabilizarlos, agredirlos, derrocarlos, liquidarlos. A Estados Unidos no le importan los derechos humanos, ni las democracias y peor aún la precaria situación económica de los pueblos, los elevados índices de desempleo, el incremento de la pobreza-indigencia, el aumento de la delincuencia y el creciente narcotráfico o la imparable corrupción que asola a nuestros pueblos. Le preocupa que haya gobiernos menos sumisos al dictado imperial, que los pueblos despierten de su letargo y luchen por la segunda independencia y el respeto a la autodeterminación, y le preocupa, que se hayan formado bloques sin su permiso o consentimiento como el ALBA y la UNASUR y que existan gobiernos que no acepten los TLC, ni la permanencia del neoliberalismo o «capitalismo salvaje».

Al imperio le inquieta que Latinoamérica sea un escenario diferente con movimientos populares encabezados por los indígenas y que cuente con varios gobiernos de tinte izquierdista como los de Chávez en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Cristina Fernández en Argentina, y hasta presididos por ex guerrilleros como Dilma Rousseff en Brasil, Mauricio Funes en El Salvador que sólo representa al FMLN y José Mujica en Uruguay, aunque no todos mantienen el espíritu revolucionario de sus juventudes, pero con tendencias a gobernar «a partir de principios democrático populares que fortalezcan la independencia y la soberanía nacionales, frente al actual gobierno de Estados Unidos» según decía el analista Ernesto Montero quien agregaba: Tres hechos, con profunda base económica e indudable trascendencia política, requieren ahora aunque sea una enumeración somera: la constitución de la Comunidad Sudamericana en el Cuzco, el lanzamiento del ALBA en La Habana, y la celebración de la Cumbre del MERCOSUR, en Ouro Preto, Brasil.

En estos escenarios estuvo presente el cambio a partir de la integración, todavía con diferencias en los principios esenciales, pero con pretensión de convergencia hacia profundas transformaciones políticas y sociales. Al respecto, el presidente Chávez propuso allí un «plan estratégico de integración» sobre la base de «lo político como motor, lo social como prioridad y bandera, lo económico como pista y la cultura como combustible».

Cabe destacar que la fundación del bloque MERCOSUR en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, confiere una nueva dimensión a un proceso integrador que ahora cuenta también con Colombia, Ecuador y Venezuela, como nuevos asociados; junto con Bolivia, Chile y Perú, que ya lo eran.

Debe notarse que días antes de la reunión en Ouro Preto, los mandatarios de 12 países sudamericanos presentaron en la Pampa de la Quinua, a 575 kilómetros de Lima, Perú, la Comunidad Sudamericana, que se había constituido en el Cuzco, al conmemorarse el aniversario 180 de la Batalla de Ayacucho y de la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá, concebido por el Libertador Simón Bolívar. El bloque, integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Paraguay, Uruguay, Surinam y Venezuela; y por México y Panamá como observadores, cuenta con 361 millones de habitantes, más de 17 millones de kilómetros cuadrados y un producto interno bruto (PIB) de 973 mil millones de dólares.

DE AYACUCHO A LA HABANA

Ernesto Montero sostenía que los principios de la nueva integración subregional son, en síntesis, el rechazo al ALCA y al neoliberalismo que la caracteriza; la integración basada en la cooperación, la solidaridad más amplia entre los pueblos de América Latina y el Caribe, y la voluntad común de avanzar todos de consuno; y la coincidencia plena en los principios rectores trazados en el ALBA, que no se implantará con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial. «El ALBA tiene por objetivo la transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, está concebida como un proceso integral que asegure la eliminación de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino».

La cooperación «se basará no solo en principios de solidaridad, que siempre estarán presentes, sino también, en el mayor grado posible, en el intercambio de bienes y servicios que resulten más beneficiosos para las necesidades económicas y sociales de ambos países».

No debe olvidarse que en las últimas dos décadas, los países de América Latina han remitido hacia los centros de poder hegemónicos, encabezados por Estados Unidos, más de dos mil 540 billones de dólares, sólo por los conceptos de pago de la deuda externa, fuga de capitales e intercambio desigual. ¿Cuáles son las ventajas de esta des-integración? Es oportuno recordar que la «potencia» del Norte acumula ya más de 500 mil millones de dólares de déficit fiscal e igual cantidad de déficit comercial, y continúa añadiendo desequilibrios.

Para América Latina la alternativa viable es el ALBA iniciada por Chávez y Fidel.

LA ULTRADERECHA ESTADOUNIDENSE DECLARÓ LA GUERRA AL ALBA

El periodista Antonio Delgado, en el derechista diario Nuevo Herald de Miami, informaba que la congresista republicana, dirigente del Tea Party, organización de la extrema derecha estadounidense, Ileana Ros- Lehtinen, llamada a presidir la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, abogó a favor de reformular las relaciones de Estados Unidos con América Latina para hacerle frente al »peligroso» surgimiento del totalitarismo y a la creciente influencia de Irán en la región.

En un discurso preparado para un foro realizado en Washington sobre las debilidades institucionales que enfrentan los países andinos, Ros-Lehtinen fustigó a los mandatarios de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, acusándoles de hacer uso de instrumentos democráticos para «servir sus propios fines autocráticos».

«Estos gobernantes forajidos han iniciado sus campañas hace años para alcanzar el poder absoluto y, como resultado, las poblaciones de estas naciones viven día a día dentro de sociedades que son cada vez más opresivas», sostuvo Ros-Lehtinen, en referencia a los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela; Daniel Ortega, de Nicaragua; Rafael Correa, de Ecuador; y Evo Morales, de Bolivia.

«El peligroso comportamiento de Chávez, Ortega, Morales y otros dibujan un claro panorama sobre el innegable vínculo entre el declive de las libertades democráticas y de los derechos humanos y el aumento de riesgos de seguridad tangibles en nuestra región», expresó la representante de la extrema derecha.

Y los nuevos peligros que comienzan a surgir, particularmente ante el creciente acercamiento de Irán con los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), requieren que Washington cambie las relaciones que sostiene con la región, sostuvo la congresista enemiga de nuestros pueblos.

«Las implicaciones de esta nueva realidad exigen que Estados Unidos ejecute políticas efectivas y responsables hacia el hemisferio que adelanten los intereses del país», declaró Ros-Lehtinen, en un discurso de corte neofascista que debió ser leído a los presentes luego de que ella tuviera que suspender su comparecencia para reunirse con la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

La congresista Ros-Lehtinen, quien lleva 22 años en el Congreso, sin duda se ha convertido en la vocera de la extrema derecha republicana y como tal no tuvo empacho en expresar su «preocupación» por la creciente influencia de Irán en la región y dijo que hay amplia evidencia de ello, incluyendo la creación de emprendimientos conjuntos en el sector bancario y de transporte marítimos que «sólo fortalecen las oportunidades para la ejecución de actividades ilícitas». ¿De cuándo acá una dogmática califica de delincuentes a gobiernos soberanos y libres? Asimismo, destacó que ve riesgos en los anuncios realizados en torno a la cooperación nuclear y el desarrollo de proyectos conjuntos para la explotación de las reservas de litio en Bolivia.

«Usando a Chávez como mediador, Irán está expandiendo rápida y significativamente su alcance y su presencia en el Hemisferio Occidental», advirtió. «Los viajes fantasmas semanales entre Teherán y Caracas siguen siendo realizados sin que se sepa quién o qué está siendo transportado entre los dos países».

Añadió que Irán no sólo está ayudando a los gobernantes de estos países a avanzar en sus propósitos represivos, sino que las alianzas que está forjando con la región le permiten esquivar las sanciones impuestas por Estados Unidos y Naciones Unidas.

Por otro lado, Ros-Lehtinen criticó, «la pobre actuación ejercida hasta ahora por la Organización de Estados Americanos (OEA) en velar por el cumplimiento de la Carta Democrática», pacto firmado en el 2001 para garantizar el fortalecimiento de las democracias en el hemisferio. La congresista debe creer que la OEA sigue siendo el ministerio de las colonias.

«Ahora es el momento de que la Organización de Estados Americanos absuelva su legado de doble estándares», comentó. «La OEA debe actuar con rapidez para implementar reformas sustantivas de manera que pueda finalmente posicionarse como una voz firme sobre la democracia de la región antes de que quede reducida permanentemente en un foro obsoleto». El ALBA con elevado criterio y responsabilidad histórica desdeñó el papel de la organización y, en especial, de su Secretario General, Insulza.

Y en lo que concierne a los denominados países amigos que Estados Unidos preserva en la región, Ros-Lehtinen dijo que Washington debe ahora apoyarlos más que nunca, entre los que están: México, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Colombia, Chile, Perú y en menor medida Guatemala y Brasil.

Por su parte, el periodista y analista cubano Jean Guy Allard, al referirse a la famosa reunión del Tea Party de Ros-Lehtinen expresó que ese cónclave fue una declaración de guerra contra el Presidente Hugo Chávez, y los gobiernos progresistas de América Latina. La reunión que sostuvieron los representantes de ultraderecha con congresistas estadounidenses en Washington, se denominó «Peligro en los Andes: amenazas a la democracia, derechos humanos y la seguridad interamericana».

Allard se refirió a las amenazas emitidas hacia el continente por parte de la principal vocera del encuentro, la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen: «Es una declaración de guerra que hizo Ileana Ros-Lehtinen hacia la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, (ALBA), hacia América Latina en general y en particular hacia Venezuela». Ileana Ros-Lehtinen planteó en el Salón de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, donde se realizó el encuentro de ultraderecha, una embestida contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. «Espero que ahora que vamos a una nueva mayoría (…) hagamos eso: enfrentemos a Hugo Chávez», remarcó Ros-Lehtinen, en una declaración en la que destacó el espacio que recuperaron los republicanos en la Cámara de Representantes, tras el debilitamiento del partido demócrata en las pasadas elecciones.

Ross-Lehtinen, en su intervención agrupó el pensamiento de los demás asistentes al cónclave e insistió en que Estados Unidos debe cooperar más con sus socios en la región frente al supuesto «declive de las libertades democráticas» en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Según la republicana extremista, esos países son un azote. Para Allard, la republicana Ros-Lehtinen es «la portavoz de ese nuevo mecanismo de las oligarquías que se están construyendo en Miami, para provocar golpes de Estado, para organizar magnicidios, acciones terroristas», por lo que instó a los países administrados por gobiernos progresistas en Latinoamérica a responder las claras agresiones. Ileana Ros-Lehtinen «se impuso en esa cumbre de mafiosos como la Jefa, como la Prima Donna de ese coro de gente de extrema derecha, listos para todo, cuando se trata de recuperar el espacio perdido en América Latina», alertó Allard. «Los países latinoamericanos que están provocados por ese evento donde se desenmascaran esos personajes, tienen que tomar medidas duras frente a eso para protegerse, para resistir a lo que viene», sugirió.

Al encuentro, titulado «Peligro en los Andes: amenazas a la democracia, derechos humanos y la seguridad interamericana», asistieron personajes como el ex enviado especial de la Casa Blanca para América Latina, Otto Reich, el empresario venezolano acusado de corrupción y prófugo de la justicia, Guillermo Zuloaga, entre otros.

En el foro se marcó la posición que tendrá la Cámara de Representantes de Estados Unidas, dominada por republicanos, contra los países del ALBA. Los asistentes evidenciaron un claro rechazo a los avances en materia de integración que han logrado las naciones miembros del ALBA y una condena unánime a las políticas sociales emprendidas por éstas. Las derechas republicanas, el neofascismo y las derechas oligárquicas de América Latina, le tienen un miedo terrible al ALBA, al concepto de socialismo, al concepto del pueblo que retoma el poder, a ese continente donde la soberanía e independencias de los pueblos han sido violadas tantas veces por Estados Unidos», puntualizó Allard en una entrevista realizada por TELEUR.

La periodista Eva Golinger al referirse al foro de la extrema derecha estadounidense contra el ALBA expresaba que en ese encuentro estarán presentes personajes de la extrema derecha latinoamericana que han participado en golpes de Estado y actos de terrorismo y desestabilización, junto a altos representantes del poder legislativo estadounidense. El evento evidencia la escalada en agresiones imperiales hacia la región. Los temas principales que se discutieron en el seno del Congreso estadounidense evidencian una escalada en agresiones contra países como Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua – todos miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) – e incluyen «debates» fundamentados en tres interrogatorios:

• ¿Están bajo peligro la democracia y los derechos humanos por el desarrollo del ‘Socialismo del Siglo XXI’ en Venezuela, Ecuador y Bolivia?

• ¿La ALBA de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua constituye una amenaza a los intereses estadounidenses y la seguridad interamericana?

• ¿La política de Estados Unidos hacia la región está equipada para responder a la erosión de la democracia y la influencia peligrosa de actores hostiles como Irán, grupos terroristas y narcotraficantes?

El evento patrocinado por el Congreso de Estados Unidos contó con la participación de los jefes de las comisiones de relaciones exteriores, incluyendo a Elliot Engel, demócrata de Nueva York y actual jefe del Sub-Comité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental; Connie Mack, republicano de Florida y próximo jefe del Sub-Comité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental; Ileana Ros-Lehtinen, republicana de Florida y jefa del Comité de Relaciones Exteriores; y Ron Klein, demócrata de Florida y miembro del Sub-Comité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental.

La presencia de demócratas tanto como republicanos en este evento contra los países de la ALBA evidencia que la política agresiva de Washington hacia América Latina es una política bipartidista, y una política de Estado del imperio estadounidense.

Junto a estos congresistas, participaron figuras de la extrema derecha latinoamericana como «expertos» para disertar sobre lo que ellos consideran una «amenaza» a su poder e influencia regional. Por Venezuela Guillermo Zuloaga, criminal fugitivo de la justicia venezolana y golpista; por Bolivia participaron miembros de los grupos separatistas y terroristas de Santa Cruz, como Luis Núñez, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz y Javier El-Hage, representante de la nefasta Fundación de Derechos Humanos, capítulo Bolivia. La Fundación de Derechos Humanos es una organización creada por el venezolano Thor Halvorrsen (hijo) que se dedica a atacar al gobierno de Hugo Chávez y que ha solicitado la intervención militar de Estados Unidos en Venezuela.

También participaron en este evento el Presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Alejandro Aguirre; el antiguo director de la USAID para América Latina, José Cárdenas; el ex Zar Anti-Droga de Estados Unidos, John Walters; Joel Hirst del poderoso Consejo de Relaciones Exteriores, un gobierno de «sombra» en Washington; Otto Reich, antiguo embajador de Estados Unidos en Venezuela (quien liberó al terrorista Orlando Bosch de la cárcel venezolana) y que también fue Asistente Secretario de Estado para América Latina durante el golpe de Estado en Venezuela en 2002; y Roger Noriega, también ex Asistente Secretario de Estado para América Latina del gobierno de Bush y antiguo embajador de Estados Unidos ante la OEA.

Todos estos personajes tienen una historia de agresión y hostilidad contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y han promovido, apoyado y financiado golpes de Estado en Venezuela, Bolivia, Honduras y Ecuador durante la última década, y permanentemente atentan contra la paz y estabilidad de Cuba. Ese foro contó con representantes de Ecuador, como el abogado derechista Edgar Terán, y el congresista Enrique Herrería, y otros representantes de institutos (think-tanks) de la derecha estadounidense y el ex coronel y ex presidente del Ecuador, Lucio Gutiérrez.

Anfitriones adicionales de este evento terrorista incluyeron a la organización venezolana en Miami FUDAPREFC (www.fundaprefc.org), creada por la golpista Yuri López Pérez, que se dedica a defender a los comisarios de la policía metropolitana condenados por homicidio múltiple durante el golpe de Estado de abril 2002: Lázaro Forero, Iván Simonovis y Henry Vivas. También lo patrocinó el Instituto Interamericana para la Democracia, fundado por el argentino Guillermo Lousteau Heguy en Miami y que cuenta con miembros en su directiva como los terroristas cubanos Carlos Alberto Montaner y Armando Valladares. Este Instituto realizó un evento titulado «Desayuno con Lucio Gutiérrez» el 23 de septiembre de 2010, curiosamente una semana antes de la intentona de golpe contra el Presidente Rafael Correa en Ecuador que fue liderada por Gutiérrez, según algunos analistas.

Otros anfitriones incluyen a la Fundación Heritage, American Enterprise Institute (AEI), Centro para una Política de Seguridad y el Instituto Hudson, cuatro «think tanks» de la extrema derecha estadounidense que se han dedicado a agredir a Venezuela durante los últimos años, publicando «informes» sobre las «amenazas» del gobierno de Hugo Chávez y canalizando fondos multimillonarios a sectores desestabilizadores de la oposición venezolana.

Finalmente, participó el Foro Américas (Americas Forum), organización fundada por Otto Reich y Roger Noriega, entre otros miembros de la extrema derecha latinoamericana en Estados Unidos, para formular estrategias de agresión contra los países de la ALBA.

La agresividad de Estados Unidos frente a los gobiernos de los países miembros del ALBA crece en la medida en que reacciona ante una pérdida de su influencia sobre Latinoamérica y el Caribe en general, que atribuye particularmente a Hugo Chávez y a Cuba, advertía el periodista y analista internacional Eric Toussaint

Algunas señales de esta pérdida de control son: con ocasión de las negociaciones que siguieron a la agresión de Colombia a Ecuador, el 1º de marzo del 2008, en lugar de recurrir a la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que Estados Unidos forma parte, los presidentes latinoamericanos se reunieron en Santo Domingo, sin los grandes vecinos del norte, en el marco del Grupo de Río, contrariando con claridad a Colombia, aliada de Estados Unidos.

En el año 2008, Honduras, aliada tradicional e incondicional de la política de Washington, se unió a Petrocaribe, ente creado por iniciativa de Venezuela con el fin de proporcionar petróleo a los países de la región no exportadores de hidrocarburos, a un precio inferior al del mercado mundial. Honduras también se adhirió al ALBA, otra iniciativa de integración regional lanzada por Venezuela y Cuba. En diciembre del 2008, tuvo lugar en Salvador de Bahía una importante cumbre que reunió a la mayoría de los presidentes latinoamericanos, con la presencia destacada del jefe de Estado Cubano, Raúl Castro, a cuyo lado se sentaba Felipe Calderón, presidente de México, quien mantenía una actitud hostil hacia Cuba, siguiendo las directivas de Washington. Unos meses más tarde, la OEA decidía, a pesar de la oposición estadounidense, el reingreso de Cuba, que había sido excluida en 1964. En el 2009, también Ecuador se sumó al ALBA y decidió poner fin a la concesión al ejército de Estados Unidos de la Base Aérea de Manta.

Desde el comienzo de la década del 2000, Washington intentó en forma sistemática contrarrestar el giro a la izquierda que tomaban los pueblos de Latinoamérica: apoyo al golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, apoyo financiero masivo a la oposición antichavista, sostén a la huelga patronal venezolana de diciembre de 2002 a enero de 2003, intervención activa del embajador de Estados Unidos en Bolivia para impedir la elección de Evo Morales, monitoreo de la intervención del Banco Mundial en Ecuador en 2005 para conseguir la dimisión de Rafael Correa, en ese momento ministro de Economía y Finanzas, organización de maniobras militares conjuntas en el Cono Sur, reactivación de su 4ª flota, un gran aumento de la ayuda militar a su aliado colombiano, que utiliza como cabeza de puente en la región andina. Y para sobreponerse al fracaso del ALCA en noviembre de 2005, la negociación y/o la firma del máximo posible de tratados de libre comercio bilaterales (con Chile, Nicaragua, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Perú, Panamá, Colombia, Uruguay)

La agresividad de Estados Unidos contra «el contagio chavista» en Latinoamérica subió varios puntos en junio-julio de 2009 con el golpe de Estado militar en Honduras, que derrocó al presidente liberal Manuel Zelaya, cuando éste proponía a la población una consulta sobre la convocatoria a elecciones por sufragio universal de una asamblea constituyente. Si ésta hubiera sido convocada, inevitablemente habría legislado sobre una reforma agraria que cuestionara los enormes privilegios de los grandes terratenientes y de las transnacionales extranjeras de los agronegocios presentes en el país. Ante esta perspectiva, la clase capitalista local, con un sector agrario muy importante, respaldó el golpe de Estado. También se debe tener en cuenta que esta clase es una burguesía compradora, totalmente volcada al comercio de importación-exportación, y que depende de las buenas relaciones con Estados Unidos. Por esta razón la burguesía hondureña había apoyado la firma de un tratado de libre comercio con Washington, y se había opuesto al ALBA. Además, entre las razones que llevaron a la patronal hondureña a sostener el golpe figura, en buen lugar, el aumento del salario mínimo decretado por Manuel Zelaya. Por otra parte, también se sabe que Zelaya quería pedirle a Washington la liberación de la base aérea de Soto Cano, situada a menos de 100 km de la capital, para transformarla en aeropuerto civil.

Evidentemente, el Pentágono no asumió el giro a la izquierda de un presidente que esperaba que fuera dócil, ya que, para ellos, Honduras forma parte de sus subordinados en la región. Estados Unidos forma, desde hace décadas, a los militares hondureños, mantiene una importante base en Soto Cano (con 500 militares presentes en forma continua), y como lo reconoció Hillary Clinton después del golpe, su gobierno financió ampliamente la oposición al presidente Zelaya. Además, sus transnacionales, especialmente las correspondientes al agronegocio, están fuertemente implantadas en este país, al que consideran una república bananera.

Con el fin de incrementar su amenaza contra Venezuela y Ecuador, Washington obtuvo del presidente Álvaro Uribe el anuncio, en julio de 2009, de la cesión a los militares estadounidenses de siete bases en Colombia. El corto tiempo transcurrido entre el golpe militar en Honduras y el anuncio del presidente colombiano no fue una mera coincidencia: Washington quería indicar claramente que desea detener la expansión del ALBA y eliminar el germen del socialismo del siglo XXI. Sería irresponsable subestimar la capacidad dañina de Washington y la continuidad que marca la política exterior de Estados Unidos, a pesar de Barack Obama que en poco tiempo demostró ser un «emperador» al gusto de la clase gobernante de Washington. Hasta el discurso se le retorció al afroamericano.

De acuerdo con lo actuado por Obama se puede afirmar que su gobierno no muestra ninguna voluntad de romper con los métodos que sus antecesores instauraron: la financiación masiva de los diversos movimientos de oposición en el marco de su política de «refuerzo de la democracia», el lanzamiento de campañas mediáticas de descrédito contra los gobiernos que no comparten su orientación (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, la Honduras de Manuel Zelaya …); el mantenimiento del bloqueo contra Cuba; el apoyo a los movimientos separatistas en Bolivia (la llamada media luna, cuya capital política es la ciudad de Santa Cruz), en Ecuador (la ciudad de Guayaquil y su región) y en Venezuela (el Estado petrolero de Zulia y su capital Maracaibo), el apoyo a agresiones militares como la perpetrada por Colombia a Ecuador en marzo de 2008, así como a las acciones de fuerzas paramilitares colombianas u otras en Venezuela.

LA GUERRA MEDIÁTICA

El imperio mantiene una política agresiva en contra del ALBA que se expresa a través del poder mediático mundial que es de propiedad de Estados Unidos y sus aliados europeos y, por tanto, vocero del capitalismo en todas sus fases y crisis, en todas sus bravuconadas e infundios y calumnias con que pretende atemorizar, aislar, provocar descontentos populares, desestabilizar gobiernos, propiciar golpes de Estado e, inclusive, organizar revueltas, para posibilitar magnicidios.

A través de los medios de comunicación, el imperio suele afirmar que el ALBA está integrado por un grupo de izquierdistas radicales que están al frente de sus respectivos países con el encargo de destruir las instituciones democráticas, atacan la oposición, buscan controlar los medios de prensa independiente, reformar las constituciones y escribir una que les permita la reelección continua y establece la preponderancia del Estado, y por ende del gobierno, en la economía y en lo social.

La extrema derecha por medio de sus voceros y loros suele difundir que el ALBA recoge a un grupo de países, conocidos como el «Club de los Pobres de Latinoamérica» (solo falta Haití para completarlo), y que han definido como su norte político atacar a los Estados Unidos, establecer alianzas internacionales con estados renegados como Irán, Bielorrusia, y dan la bienvenida a Rusia como una potencia militar que se opone y reta a Estados Unidos en su zona de influencia del Cáucaso.

Estados Unidos maneja a su antojo a las transnacionales de la prensa y a los medios de comunicación nacionales en todos los países de América Latina, excepto Cuba a la que agrede; sin embargo, a través de las infames emisoras llamadas Radio Martí y TV Martí. Es de propiedad del imperio «su antiguo instrumento mediático y subversivo, la Voz de las Américas (VOA), despojándolo de sus telarañas y de su dudosa eficacia de ayer, cuando fue creada en 1942 bajo el soporte de las estaciones de onda corta de la Columbia Broadcasting System (CBS) y de la National Broadcasting Company (NBC), para usarlo en su actual arremetida contra las naciones progresistas de América Latina como Venezuela, Bolivia, Cuba -quien la ha padecido e ignorado durante cinco décadas-, Ecuador y Nicaragua.

Si bien se empleó para atacar a la Alemania de Adolph Hitler, posteriormente fue uno de los principales voceros de la guerra ideológica contra el desparecido campo socialista europeo y, particularmente, contra la Unión Soviética, contra la cual empezó a transmitir infundios desde el 17 de febrero de 1947.

Estados Unidos ha comenzado una enorme batalla por recuperar el terreno perdido en cuanto a su pasada y exclusiva dominación en América Latina y la VOA parece ser una de sus cartas de triunfo para enfrentar la creciente lucha de nuestros países por despojarnos de su yugo neocolonial y de la heredada dependencia a sus designios.

El nuevo papel de la VOA para América Latina consiste en:

- Distorsionar la realidad y las transformaciones que experimentan los pueblos de gobiernos progresistas en Latinoamérica -entiéndase Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua-

- satanizar la esencia independentista y unificadora del ALBA, usando el manido argumento de supuestas violaciones de la democracia y los derechos humanos.

- tildar de terroristas a quienes realmente sufren a causa de otros el peso doloroso de ese flagelo, son varios de los argumentos esgrimidos por los detractores que son micrófonos de la VOA.

Estados Unidos centra su atención en los procesos revolucionarios y progresistas y usa la VOA como instrumento ideológico para confundir y para minar las bases de estos movimientos. Con un extenso y abarcador conglomerado mediático, la VOA opera hoy 319 estaciones radiales de onda corta y FM afiliadas en Sudamérica y 95 canales de televisión, televisión por cable y satélite, así como mediante varias páginas de internet.

Sus principales focos de atención son:

- Bolivia: Cuenta con 199 emisoras afiliadas dedicadas a desestabilizar al gobierno de Evo Morales, alentar los intentos separatistas de la burguesía, confundir y demonizar al gobierno y sus acciones a favor de la mayoritaria población de origen indígena. Dentro de estos medios, a través de los cuales difunde su veneno ideológico, se encuentran las emisoras radiales San Miguel AM, Centenario FM, Maria Auxiliadora, Los Andes, RTC Deportiva de Cochabamba, Kollasuyo de Potosí, Once de Octubre, La Plata SRL de Sucre, ABC Noticias de Santa Cruz, María de Los Ángeles de Ivirgarzama, Caranavi, Luis de Fuentes de Taraija, Digital Sur de La Paz, Radio Yungas y la Estrella 93.1 de Cochabamba. La estrategia subversiva y desestabilizadora de Estados Unidos en Bolivia tiene como protagonistas, tal como denunció oportunamente la analista Eva Golinger, a la USAID y a la Oficina de Iniciativas para la Transición (OTI) en Bolivia, inaugurada en marzo de 2004, así como a Casals & Asociados, quienes abastecen de medios financieros a más de 300 organizaciones y proyectos desestabilizadores contra el gobierno de Evo Morales.

- Ecuador: Opera la VOA con casi una decena de medios y programas que transmiten su emisión insidiosa contra el gobierno de Rafael Correa, entre los que se destacan La Voz de los Caras, Radio Quito, Bolívar FM. Organización Radio Centro, El Telégrafo y la Prensa, la Voz del Tomebamba, Luz y Vida, Ecos del Oriente. HCJB World Radio, C.R.E. y Melodía, y las Ondas Azuayas de Cuenca.

- Venezuela: Varias emisoras asociadas a la VOA alientan a la conspiración anti chavista y tienden a confundir a las bases populares con una permanente programación cargada de desinformación y ataques ideológicos, tales como Nacional de Venezuela, Caracas Radio, Rumbos 15, KYS FM de Caracas, La Voz de Maraven de Lagunillas, Súper Estéreo de Porlamar e Industrial Guarenas. Globovisión también ha creado un sólido maridaje con la VOA.

- Nicaragua: Bluefields Estéreo, Hermanos de Matagalpa, Miskut/Bilwi de Managua, Radio Corporación de Managua, el Diario de León, la Voz del Pinar de Ocotal y Rumbos de Rivas.

«Tal vez la actividad más peligrosa que lleva a cabo la VOA dentro de su actual estrategia desinformativa y de difusión de terrorismo ideológico, es la creación de talleres de capacitación con el fin de preparar a decenas de «periodistas independientes» para que cumplan tareas quintacolumnistas dentro de sus países y se dediquen a sabotear las políticas progresistas de sus gobiernos.

Según declaraciones de Dan Austin, director de la VOA, »continuará difundiendo noticias y programas informativos a más de 130 millones de personas en todo el mundo, a la vez que explora nuevos medios para comunicarse con este público». Avalando las ventajas de la VOA, según la vieja visión renovada del uso de la VOA, agregó: »Todo lo que he visto o escuchado de la nueva administración Obama y de la gente en el Congreso es que entienden que lo que hacemos es, dólar a dólar, una de las mejores inversiones que el contribuyente estadounidense puede hacer». Con un presupuesto anual de cerca de 190 millones de dólares, la VOA modernizó sus transmisiones.

La demonización mediante ataques en que se inculpa a los países del ALBA con vinculaciones al narcotráfico, armamentismo y espionaje, es otra variante de las campañas de difamación de la VOA y de la totalidad del poder mediático mundial.

El imperio decidió crear Radio y TV Martí, para impulsar sus agresiones ideológicas contra Cuba. Para ese fin destinó millonarias cifras, pero con el surgimiento de Radio Martí y la TV Martí, no desapareció el papel asignado a la VOA, la que ha mantenido su programa Ventana a Cuba, como un espacio para difundir las mentiras de sus lacayos de la contrarrevolución interna, los supuestos periodistas independientes y otros lidercillos y vividores sobredimensionados por la propaganda mediática.

Sin lugar a dudas, los Estados Unidos han emprendido una guerra informativa sin cuartel contra los países del ALBA, particularmente contra Cuba y Venezuela, así como contra los movimientos progresistas en América Latina, señalaba Percy Francisco Alvarado Godoy Apoyado en la totalidad de la llamada gran prensa (diarios, radios, televisión y agencias en todo el mundo), está llevándose a cabo una maniobra de camuflaje, destinada a demorar la identificación franca de Obama con la violencia y las dictaduras. Mientras tanto, la Casa Blanca avanza sobre los eslabones que considera más débiles, calumnia con métodos de concepción goebbeliana al presidente Hugo Chávez, busca debilitar su figura ante la opinión pública internacional y aislarlo antes de intentar una agresión militar contra Venezuela. Esa embestida ya está proyectada desde territorio colombiano, con comando operativo y armamento estadounidense y con ejércitos mercenarios sostenidos desde hace años, sostiene el periodista Luis Bilbao.

Para tender una cortina de humo que esconda el descrédito de Estados Unidos y la pérdida de liderazgo en América Latina, suele lanzar absurdas y burdas acusaciones en contra de los gobernantes de los países del ALBA. A Chávez y Correa acusó de ser amigos y aliados de las FARC y a Chávez de entregar armas a las guerrillas colombianas. Con aquella decisión y esta burda mentira, que llevan el sello sobresaliente del Departamento de Estado, el imperialismo provocó tensión entre Colombia y Venezuela, entre Ecuador y Colombia en una dinámica apuntada a desembocar en ruptura de relaciones, eventualmente seguida de ataques colombianos en territorio venezolano, con la excusa de perseguir fuerzas insurgentes de las FARC o el ELN. El objetivo es desatar la guerra entre naciones hermanas.

El ALBA se propone emprender cambios profundos en las caducas estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y consolidar la revolución cubana. Los objetivos permanentes del ALBA inquietan y alteran a los halcones de Washington que se preparan para desestabilizar a estos regímenes surgidos y apoyados por las mayorías poblacionales. «Ya han intentado golpes militares en Bolivia, Ecuador y Venezuela; pero se han encontrado con manifestaciones masivas de pueblos organizados y aliados incondicionalmente con sus jefes de Estado. Con todo, el imperialismo no cesa en sus malévolas intenciones de derrocar a estos gobiernos y hacerse de nuevo con las riquezas de estas naciones. Las mismas declaraciones de un Senador norteamericano de que «para dominar a Venezuela es necesario controlar militarmente a Colombia», lo demuestran. Con lo que está ocurriendo en el Medio Oriente y el «nuevo amanecer» en América Latina, lo reiteramos, esta es la mejor época para existir. Ojalá podamos presenciar el derrumbe final del capitalismo, uno de los sistemas económicos más inhumanos de toda la historia de la humanidad».

COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)

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