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Entrevista a Llanisca Lugo, integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres en Cuba

«La integración es imprescindible para la soberanía»

Fuentes: Capire

Capire conversó con Llanisca sobre, por un lado, los actuales embates del imperialismo sobre las formas de vida; y, por otro lado, sobre las prácticas populares para crear y fortalecer la soberanía y la integración entre los pueblos de América Latina y el Caribe.

Hoy, difundimos la entrevista realizada con Llanisca Lugo durante la 3a Asamblea Continental de ALBA Movimientos. Llanisca Lugo es integrante del Centro Martin Luther King (CMLK) y de la Marcha Mundial de las Mujeres en Cuba. Ella nos habló sobre la ofensiva imperialista hoy y sobre las prácticas populares para crear y para fortalecer la soberanía y la integración de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

«Sin integración de los pueblos, la soberanía siempre estará limitada, siempre tendrá estrechos márgenes de ser», dijo la educadora popular cubana Llanisca Lugo en una entrevista concedida a Capire en una fría mañana en la Argentina, durante la III Asamblea Continental de ALBA Movimientos, realizada en abril de este año. La integración regional es un tema en permanente construcción para ALBA Movimientos, esta articulación continental de movimientos sociales gestada a partir de las luchas contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y de las resistencias populares en territorios latinoamericanos y caribeños.

¿Puedes explicar qué significa, para ti, el concepto de unidad en la diversidad?

Comprender el desafío de la unidad en el escenario en que vivimos significa, primero, comprender dos cosas fundamentales: quién es el actor colectivo, es decir, qué es lo común que está uniéndose y configurando un cuerpo común; y cuál es el proyecto alrededor del que ese cuerpo se construye. Unidad en abstracto es una consigna, una bandera muy difícil de sostener en el tiempo, cuando se pasan los eventos puntuales que nos convocan y que nos permiten estar juntos en un tiempo. Entonces ese actor colectivo, ese cuerpo común tiene que ser necesariamente reconocido en su carácter de pluralidad, en su carácter de diversidad: diversidad de identidades, de lenguas, de historias, de causas, diversidad de caminos, diversidad de sentidos. Eso es más profundo de lo que solemos pensar, porque estamos muy acostumbradas y acostumbrados a permanecer en lo conocido, a abrazar lo que se nos parece y a desplazar un poco, sin rechazar pero más desconocer lo que es distinto a nosotros. Entonces, para realmente construir unidad, hay que reconocernos, conocernos, sentirnos plurales.

Pero también hay que reconocernos alrededor de un proyecto político, que no puede ser tampoco una consigna o un horizonte que no diga nada a los problemas inmediatos de las personas, a las necesidades más sentidas de las personas. Se trata de un proyecto que hay que renombrar y ponerle cuerpo y rostro todo el tiempo. En ese desafío, estamos en ALBA Movimientos pensando el proyecto a partir de los desafíos de la realidad y las necesidades de los pueblos.

¿Qué significa el imperialismo hoy? Y, por otra parte, ¿qué significa la integración regional ante ese imperialismo?

El imperialismo no es regional. El imperialismo es una práctica, una política, una lógica, un modo de actuar y de ser en el mundo. Es global y tiene diferentes sujetos que también hay que visibilizar y nombrar para entender cómo se expresa el imperialismo. Porque el imperialismo tiene una dimensión que identificamos con mucha claridad cuando vemos las guerras, las invasiones, las agresiones, los exterminios; pero tiene otros modos de conducirse más sutiles, porque elige sus tácticas en dependencia de las etapas de correlaciones de fuerza. Lo que nunca va a ceder es su intención de ser imperio, de dominar, de controlar, de regular la vida de todos para que nos parezcamos al centro del poder, para que no seamos plurales. Nuestra pluralidad, nuestra riqueza fundamental que es nuestra diversidad, es también la amenaza fundamental del imperialismo.

El imperialismo necesita que seamos todas y todos iguales. Iguales en deseos, en sueños, en comportamientos, adoctrinados, disciplinados.

El imperialismo tampoco quiere la guerra. El imperialismo quiere dominar con calma y paz. Por eso, la dimensión de la cultura imperialista es tan importante. Esa cultura hegemónica que nos atraviesa en consumos cotidianos, que elabora los sueños de las personas, que atraviesa relaciones sociales, que coloca a las mujeres en situación de subordinación sin que nos demos cuenta, sin que nos parezca obvio que las mujeres queden en sus casas cuidando, sacrificadas, sin realización de sus derechos, y que nos parezca además que deben estar felices y agradecidas, porque tienen una familia que las quiere y la posibilidad de no estar desamparadas… Esas obviedades también son resultado de la cultura imperialista.

No se puede separar al imperialismo y pensar que significa un tanque norteamericano entrando en un territorio, porque es eso también, pero es mucho más amplio. Y nos está llevando a que podamos perder nuestra disputa por los sentidos y valores de un modelo y un modo distinto de reproducir la vida. La juventud y muchos sectores realmente van siendo seducidos. En la medida en que nos parezcamos como sociedades, el imperialismo está venciendo en su guerra de dominación.

A Cuba, específicamente, ¿cuál es la importancia de la articulación regional?

Sin articulación regional, ningún país pudiera vencer un proceso nacional. Cuando tenemos un imperialismo que sanciona, que bloquea, que recrudece sus políticas hostiles, que es capaz de eliminar medicamentos, que no permite que lleguen alimentos, que bloquea para que no lleguen barcos con petróleo, que bloquea cuentas financieras y la gente está en sus pueblos pasando tanto trabajo para comer, cuando tienes esa situación de crisis, comprendemos que sin integración regional, sin articulación no se puede vencer al imperialismo, no se puede construir un proyecto de soberanía.

La integración es imprescindible para la soberanía. La soberanía no es autonomía. La soberanía es la capacidad de conducir, con autoridad de los pueblos, con poder de los pueblos, el camino que quieren seguir.

Pero, sin integración de los pueblos, esa soberanía siempre estará limitada, siempre tendrá estrechos márgenes de ser, porque si no nos juntamos –no solo en los conceptos políticos que ya son consensos entre nosotras y nosotros, sino nos juntamos en producir de otro modo, en intercambiar lo que producimos de otro modo, en generar vacunas entre todos los pueblos y compartirnos las vacunas como resultado de la creación de los pueblos–, si no compartimos la música entre los pueblos, la tecnología que vamos creando los pueblos, entonces la tecnología imperialista nos domina, la cultura imperialista nos domina, las sanciones imperialistas nos ahogan y la vida se hace cada vez más difícil.

Cuando los pueblos están en sobrevivencia, no tienen muchas posibilidades para politizarse, construir caminos, organizarse, luchar y resistir para crear un proyecto de justicia e igualdad.

Entonces la integración es imprescindible para la soberanía, para la igualdad y para la justicia. Nosotros apostamos en la articulación desde los pueblos porque esa no depende de las naturalezas de los Estados y de las coyunturas políticas que pueden cambiar. Eso nos va a dar la fortaleza necesaria para disfrutar siempre un camino radical que oriente los procesos nacionales.

Necesitamos ir todo el tiempo desde lo local a la integración regional, y regresar de la integración regional a lo local. Que nuestras bases estén integradas –no que hayan discursos y agendas integrados, sino que la gente se conozca entre sí y desde abajo. Que las militancias puedan directamente expresarse, no representadas por las dirigencias populares sino, directamente, expresarse en la integración, creando muchísimas cosas que se están haciendo, lindísimas, en América Latina y el Caribe. Es muchísima la fuerza que tienen los pueblos cuando nosotros rompemos algunas mediaciones y permitimos que la gente fluya en el camino de dialogar, de conversar, de reconocerse.

Por último, queremos preguntarte sobre los desafíos de integración en Caribe. ¿Cómo profundizar el acercamiento?

El tema de la lengua es lo más visible entre las dificultades de integración del Caribe. Nos cuesta mucho comprender la importancia de lo que el Caribe llama «justicia lingüística», que es ir apropiándonos de recursos y de métodos, no sin esfuerzo, imprescindibles para comprendernos. El Caribe está trabajando mucho con ese concepto que nos parece fundamental. Pero eso es una partecita. Nosotras y nosotros no reconocemos, no sabemos las historias de resistencia e independencia de los pueblos del Caribe. Muchas veces olvidamos defender las luchas por su descolonización, pues todavía hay muchas colonias en el Caribe. Cuando hablamos del Caribe, lo sentimos allá, pequeñito y afuera. Muchas veces, no nos sentimos –incluso los que estamos en Caribe– caribeños antes que latinoamericanos. Yo creo que recuperar la historia de la revolución de Haití y las historias de resistencia de los pueblos del Caribe, y comprendernos en esa identidad de qué significa ser isla, también nos puede hacer mucho más fuertes.

Hay esfuerzo. Ahora mismo, aquí en la Asamblea del ALBA, hay un espacio donde se van a encontrar compañeras y compañeros que hacen parte de la Asamblea de los Pueblos del Caribe. Esa asamblea se celebrará en junio, en Santiago de Cuba, este año, para seguir discutiendo los temas del Caribe integrados a una agenda regional. Por ejemplo, en el Caribe hay una discusión para ALBA Movimientos, y discutimos los ejes que más pueden impactar nuestra contribución: hablamos del cambio climático, de la militarización, de la soberanía alimentaria, de temas que atraviesan el sufrimiento de los pueblos, y por supuesto de la descolonización y la lucha antiimperialista. Son temas que intentamos traer como Caribe, bajo una consigna que los compañeros de Puerto Rico han traído con mucha generosidad: «sin Caribe no hay América».

¿Hay algún mensaje más que quieras decir hoy?

Creo que tenemos más fuerza de la que creemos cuando nos escuchamos acá y cuando nos sentimos cerca. Creo que, cuando los encuentros se dan, se vuelve a sentir la capacidad de la gente de crear. Es un tiempo de crear y de imaginar. No podemos solo regresar a lo que antes ya no funcionó, ni quedarnos amarrados a lo que creemos que es mejor. Es tiempo de fundar caminos nuevos. Creo que hay que ser más osadas y osados en nuestras luchas e imaginar caminos nuevos.

Creo que hay un aporte teórico fundamental de los movimientos populares para reconstruir el horizonte emancipatorio que se ha desdibujado. Hay que estudiar y leer nuestros procesos de sistematización para reconocerlo. Los procesos de la Marcha Mundial de las Mujeres, por ejemplo, son un potente esfuerzo teórico para aportar a la reconstrucción de un proyecto emancipatorio. Producimos más de lo que reconocemos que producimos. Creamos más de lo que sabemos que creamos. Hay que dedicar tiempo a conversar para reconocer eso, para estudiarnos entre nosotras y nosotros, y saber que en nosotras hay una fuerza creativa impresionante, no solo política, ética, sino también teórica, que hace mucha falta en la izquierda en América Latina y el Caribe.

Fuente: https://capiremov.org/es/entrevista-es/llanisca-lugo-la-integracion-es-imprescindible-para-la-soberania/