Recomiendo:
0

[Perú] Crisis, rebeliones, similitudes y diferencias

Lenin y Vizcarra

Fuentes: Rebelión

La rebelión popular ecuatoriana ha sacudido el pensamiento de la vanguardia peruana. Y no es para menos. Es tal la potencia del movimiento social que generó una «pequeña» grieta entre el Ejército y la Policía (el 09/10 entre las calles Luque y García Avilés), tomó las instalaciones del Parlamento, y el presidente Lenin Moreno, que […]

La rebelión popular ecuatoriana ha sacudido el pensamiento de la vanguardia peruana. Y no es para menos. Es tal la potencia del movimiento social que generó una «pequeña» grieta entre el Ejército y la Policía (el 09/10 entre las calles Luque y García Avilés), tomó las instalaciones del Parlamento, y el presidente Lenin Moreno, que amenazó con una represión feroz (vía estado de excepción), luego, erráticamente, dejó la sede de gobierno, para refugiarse en Guayaquil, desgastándose hasta el 10% de popularidad. Mientras que, por ahora, su par peruano, Martín Vizcarra, no solo logró descomprimir el vigoroso movimiento social «que se vayan todos» sino que por su carácter bonapartizante se puso a la cabeza del mismo, cerrando el Congreso y aperturando un nuevo escenario, donde su popularidad bordea el 70%.

Lenin Moreno, nació en 1953 y proviene de una familia provinciana y humilde en la ciudad de Orellana (antes Napo Pastaza), frontera con Perú. Sus padres fueron directores de escuelas públicas y fue su Papá Servio Tulio Moreno, quien incursionó en política a través de un movimiento populista convirtiéndose en diputado y senador en 1994. Y Lenin, no se sabe si por su propio nombre, desarrolló una trayectoria política estudiantil con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Curiosamente, Vizcarra, nació en 1963 y también tuvo padres vinculados a la escuela pública y fue su Papá quien militó en el APRA, convirtiéndose luego en el primer alcalde de Moquegua, y después, diputado constituyente en 1978 junto con Alan García. No obstante, a diferencia de Lenin, Martín, nunca militó en la izquierda.

Lenin, administrador de profesión, llegó a ser vicepresidente de Rafael Correa, gracias al apoyo del MIR (y otras agrupaciones de centro izquierda) y de la Cámara de Turismo, que él ayudó a desarrollar. En el 2017, Correa apoyó la candidatura presidencial de Lenin destacando su apoyo a los discapacitados y diciendo que es el «único que derrotará a la derecha». Mientras que Martín, ingeniero civil de profesión, llegó a ser vicepresidente de PPK, entre otros factores, por su carácter provinciano y la destacada gestión en educación cuando fue gobernador. PPK, señaló en campaña que si algo le pasaba (por su salud), «Martincito lo iba a reemplazar».

Una vez en Palacio de Carondelet, Lenin, mantuvo un discursó izquierdoso para encandilar a las masas para ir articulando su ofensiva y al poco tiempo se alineó con la Elite y el cerco a Venezuela, destruyendo algunos elementos progresistas del correismo como la Ley de impuestos a las especulaciones financieras, a la vez que trataba de acercase a la CONAIE dándole por cien años más un local histórico en la capital (algo que le negó Correa). En Perú, sin embargo, a pesar que el carácter pro imperial de Vizcarra estaba claro y que por tanto comenzó su gestión aplicando paquetazos contra el pueblo, obtuvo el apoyo explícito de la directiva de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), en las maniobras del gobierno contra la mafia fujiaprista bajo la estrategia del «malmenorismo».

En la línea pro imperial, Lenin, firmó un acuerdo de préstamo ($4 200 millones), con el FMI a cambio de un plan de ajustes estructurales contra el pueblo DS 883 que, similarmente a Perú (con los DS 345/237), lo «embellece con un créditos y subsidios de $15 a 300 mil familias», pero que en el fondo implica la eliminación de los subsidios a los combustibles (encareciendo el transporte en 30% -pasando de $ 1,85 dólares hoy llega $2,20- así como la canasta básica familiar), disminución de vacaciones de 30 a 15 días y del 20% del salario para los nuevos contratos laborales, confiscación del salario una vez al mes, así como despidos masivos en el sector público y el perdón de deuda de impuestos a los poderosos por $4295 millones. Todo este paquetazo contra lxs trabajadorxs es la exigencia del FMI para comenzar el préstamo que solo alcanzaría los $250 millones, pero que Lenin, necesita para cubrir el creciente déficit fiscal que es producto de la caída de las exportaciones y tendencias recesivas.

Por su lado, Vizcarra, con el cierre del Congreso, a «vizcarrizado» la política en Perú, obteniendo el respaldo, por ahora, de una mayoría popular. Esto gracias a la directiva de la CGTP y demás centrales sindicales, que, si bien es verdad, han convocado a marchas, las mismas han sido aisladas las unas de otras (en un contexto histórico de crisis política), sin contar con un Plan Unitario de Lucha (PUL).

En Ecuador, en cambio, el desarrollando de un paro nacional de transportistas como «detonante» de la explosión social, que desembocó en la intervención de la mística CONAIE, con un Plan de Lucha que implica, Marcha sobre Quito, Paro Nacional, bloqueo de carreteras, toma de la Asamblea, la Presidencia, llamados a la policía y al ejército, etc. A generado factores de una «crisis revolucionaria» (fisuras en las fuerzas represivas), con una mayor polarización, que debe resolverse en los siguientes días (5 muertos, 554 heridos y 929 detenidos del pueblo ), con una dirección que, si bien es cierto, no plantea nítidamente la caída del gobierno de Lenin, el solo hecho de lograr la derogatoria del DS 883 y la renuncia de los ministros de Interior y de Gobierno, sería una gran derrota del imperialismo y la derecha continental.

En Perú, el escenario vizcarrizado abierto, hace más compleja y contradictoria la dinámica de la lucha de clases ya que la «izquierda malmenorista» sigue apoyando al gobierno. Pero el solo hecho que Vizcarra respalde públicamente (LR, 08/10/19) a Lenin, es una manifestación de temor del mandatario peruano al efecto de una victoria popular ecuatoriana en sus pares peruanos.

Finalmente, asistimos al agotamiento de los regímenes políticos latinoamericanos, como parte de la crisis capitalista mundial, que solo podrán fenecer con direcciones auténticamente mariateguistas.

César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.