
La manipulación mediática hace ver, desde el extranjero, un México distorsionado donde la violencia se justifica en prejuicios raciales y culturales que no solamente alejan al espectador de la realidad mexicana, sino que distorsionan e incluso encubren las injusticias y violencias de los países extranjeros, especialmente en el caso de los países europeos, Canadá y la unión americana, que están involucrados directa e indirectamente con estas violencias.