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Perú

Un gabinete herido de muerte por la soberbia

Fuentes: Rebelión

Las 73 abstenciones congresales, 42 votos a favor y 6 en contra (una maniobra liderada por Abugattas), para dar el voto de confianza que requiere el gabinete Cornejo (el quinto premier a mitad de gobierno) para poder tener legitimidad política, ha generado una crisis política profunda en el gobierno (que no se veía desde los […]

Las 73 abstenciones congresales, 42 votos a favor y 6 en contra (una maniobra liderada por Abugattas), para dar el voto de confianza que requiere el gabinete Cornejo (el quinto premier a mitad de gobierno) para poder tener legitimidad política, ha generado una crisis política profunda en el gobierno (que no se veía desde los 60s cuando el APRA-UNO vetaban ministros belaundistas).

Y todo esto gracias al poder de facto de la primera dama, Nadine Heredia, quién, según la oposición, es la que toma las decisiones en Palacio de Gobierno (en relación a sus declaraciones contrarias al ex premier Villanueva quién manifestó que el aumento de salario mínimo estaba en agenda, etc.). Según la última encuesta de Datum, el 62% de la población piensa que quien gobierna el Perú es Nadine.

En verdad, frente al caudillismo familiar en el que se ha convertido el partido nacionalista, la única operadora política visible del mismo es Nadine. Y una operadora, por su puesto, con mejores cualidades políticas que su esposo Ollanta y los congresistas (que fueron golpeados por la crisis en sus propias narices). Por eso, Ollanta, a pesar de todas las críticas contra su esposa y el excesivo protagonismo de ésta tomando decisiones de gobierno en «nombre del partido nacionalista», la sigue defendiendo al decir que la crisis actual no tiene nada que ver con ella y que sus críticos «están pensando en sus intereses electorales y que tienen miedo a Nadine».

Errare humanun est dice el dicho. Pero perseverar en el error es una estupidez (sed perseverare diabolicum). Y eso es lo que está haciendo la familia palaciega emborrachada de poder y soberbia. La misma que es respaldada por el empresariado peruano. «No hay razón para que el Congreso le niegue el voto de confianza al gabinete. Tengo la expectativa de que sea así», declaró García Miró, jefe de la CONFIEP (Perú 21, 16-03-14).

Esta crisis demuestra también que el gobierno no tiene una política de alianzas definida (y que la que tiene implícitamente con Toledo no le sirve), no tiene estructura partidaria que le siga el pulso a la coyuntura nacional, ni tiene bases que puedan responder activamente frente a esta clase de eventualidades. Por esta razón, un analista como Mirko Lauer señaló que, «…Con ello el gobierno queda limitado en su capacidad de legislar, y formalmente expuesto a cualquier aventura parlamentaria de cuño golpista…» (Punto de inflexión, La República, 16-03-14).

Y en una muestra improvisada e inusual de chantaje, el CEN del nacionalismo, bajo la dirección de Nadine, sacó un pronunciamiento titulado «Para que Gane el Perú» diciendo que, «…El crecimiento económico, los importantes proyectos e inversiones, el conjunto de los programas sociales no pueden ni deben sufrir el impacto de divergencias políticas expresadas en esta votación parlamentaria y que solo generan un clima negativo para la buena marcha del país…». Un escrito que le pone más leña al fuego.

Por su lado, el analista de izquierda, Raúl Wiener, escribió, «…Ciertamente se ha beneficiado de la fragmentación y los enconos entre los distintos grupos, pero lo que demuestran los últimos hechos es que la soberbia del poder siempre puede terminar uniendo a los demás contra uno…» (Borrachitos de poder, La Primera, 16-03-14). Aunque esto es relativo ya que la Mesa directiva está compuesta por varias bancadas partidarias que pueden conciliar con el gobierno si hay el compromiso de respetar la «institucionalidad democrática» y el cambio de algunos ministros.

No obstante, de no superarse la misma, el gabinete puede ser rechazado nuevamente el día lunes 17, y así Ollanta tendría que presentar uno nuevo y si vuelve a ser vetado, pues, hacer uso del art. 134 de la constitución, disolver el Congreso y convocar nuevas elecciones. Cuestión que en verdad ni a la oposición ni al oficialismo (en mayor medida por su alianza con la clase dominante), le conviene, porque probablemente la mayoría popular les dé la espalda a ambos.

Sea como sea, este gabinete está herido de muerte por la soberbia de los que hoy ostentan el poder político, la desaceleración de la economía, y por el continuismo de un modelo neoliberal excluyente que en los próximos días tendrá como respuesta la huelga de los mineros artesanales, campesinos cocaleros, médicos, etc.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.