Recomiendo:
0

Uruguay

Una carta cinco años después

Fuentes: Rebelión

El 10 de octubre de 1972 nos hicieron aterrizar en el Penal de Libertad. La Gata García, el Gallego Germán, Rodebel el Marino, el Chacal Machado, Colacho, el Manso Duter, «Raulito» Fagúndez, el Tito Gregori, Cavillón… éramos un montón de invitados a la inauguración del engendro maquiavélico, los restos de la patriada por los montes […]

El 10 de octubre de 1972 nos hicieron aterrizar en el Penal de Libertad. La Gata García, el Gallego Germán, Rodebel el Marino, el Chacal Machado, Colacho, el Manso Duter, «Raulito» Fagúndez, el Tito Gregori, Cavillón… éramos un montón de invitados a la inauguración del engendro maquiavélico, los restos de la patriada por los montes del norte.

Fue un aterrizaje forzoso, literamente, porque los milicos se «olvidaron» de colocar la escalera para bajar del avión; esposados con las manos atrás nos tiraban como bolsas de papas y aprovechaban el rebote en el suelo, para «volearnos» a la caja del camión, donde quedábamos despatarrados, sin encontrar acomodo. Un «monstruito», teniente de Infantería, creo que de Colonia, se trepó a la baranda y erguido a lo Burt Lancaster en «Pearl Harbor», alzando la Thompson a los cielos, gritó histérico: «cualquier intento de fuga será severamente reprimido!». Imagínense… ¡cómo para pensar en fugas estábamos!

A la mañana siguiente nos sacaron a una caminata de media hora bajo las columnas del Penal de Libertad. Por las dudas, por si volvíamos a ser interrogados, me apresuré con la alarma: «el Negro Amodio está cantando todo». Del Tino ya sabían, porque en Paysandú todos pasamos por interrogatorios donde sus delaciones quedaban en evidencia… pero como el Negro Amodio no tenía nada que ver con la «columna del interior», salvo la mía ninguna de las carnes propias de los compañeros había sufrido la traición, ¡nadie me creía! No creían que un fundador del movimiento tupamaro, una de las «vacas sagradas», estuviera traicionando. Lo afectivo y la ilusión de que todos los «viejos» eran como el Ché anulaban las razones por más fundamentadas que fueran. Además, si la traición era cierta, el piso se movía de manera tan tremenda que, perdida la fe… ¿cómo haríamos para sobrevivir la terrible cana que nos esperaba?

LOS HECHOS Y LA CONCIENCIA

Treinta y tres años más tarde, en el 2005, otra de esas «vacas sagradas» fue el parlamentario que fundamentó e impulsó la participación del ejército uruguayo en la operación UNITAS. Para la intervención multinacional en Haití, había argumentado que «mandar tropas a Haití es antimperialismo puro». Su historia de guerrillero revolucionario contradicha sin dudas por el papel asumido como defensor del» brazo armado de la oligarquía». Indignados, otros sobrevivientes reaccionamos y firmamos una «carta al Senador Fernández Huidobro» donde rechazábamos su actitud: «los tupamaros no sobrevivimos para eso».

Era el primer año de la era progresista, la onda era creer ciegamente en las personas que el pueblo frenteamplista había elevado a los cargos de gobierno, no había ambiente para el pensamiento crítico. Mucho después se comenzó a ver que las actitudes del senador se inscribían en una larga historia de conversaciones de tipos varios con militares de especies diferentes… ¿con qué objetivo podía preguntarse alguien? Alguna estrategia revolucionaria tendría escondida el Ñato, opinaban los más crédulos. Los otros sospechábamos, en cambio, que era apenas una maniobra oportunista, apostando a integrarse al partido político que controla las armas, el único cuyo poder es independiente de los vaivenes electorales. Habiéndose quedado sin estrategia política una vez más, Huidobro pretendía influir sobre un sector de las fuerzas armadas, con lo cual, en definitiva, se estaba sumando a una estrategia ajena.

En este año 2010, ya fue mucha el agua que mojó los puentes, cosas muy gruesas ha dicho y hecho el senador; en estos días logró colmar el vaso al acusar a los familiares de desaparecidos de tener motivaciones económicas para su lucha. Otro disparo al aire de Húidobro con la pretensión de encubrir sus compromisos con la impunidad de los terroristas de Estado, sean de los dinosaurios del ’70 o sus pichones recién salidos del cascarón, como esos que están presos en Chile por el asesinato de Berríos.

Ocasión para que un par de compañeros reflotaran en el 2010 la carta del 2005. Algunos de los firmantes llamó para ratificar su firma; otros, que no la conocían, querían firmarla ahora; ninguno encontró sus conceptos fuera de la realidad. Mucha gente, para los que había pasado desapercibida en el 2005, la creyeron una respuesta a la actual coyuntura y compartieron su contenido crítico. Los hechos ocurridos en este período de cinco años, fueron desvirtuando el halo de impunidad que gozaban el doble discurso y la hipocresía del senador, hasta los que más fe tenían en su palabra y propósitos, ahora hacen cola para pegarle a ese Fernández Huidobro, que quiere impedir de cualquier manera que la ley de caducidad sea lesionada siquiera. Así son los fenómenos de la conciencia.

BERTOLD BRECHT

Los episodios generados por el senador deberían servirnos para aprender. La realidad hay que percibirla en toda su crudeza, desnuda de los deseos tipo «esperamos que todo sea para bien», como decía mi abuelita cuando ocurrían las desgracias.

Si el caso «corrupción en la Armada» comenzó con denuncias anónimas muy detalladas realizadas ante el Poder Judicial y no al Ministerio… ¿cuál era la intención política de los denunciantes? ¿apuntaba más a la interna de las fuerzas armadas que a la opinión pública? ¿fue una «operación de inteligencia»?

Si se sostiene a Dalmao en su cargo de Jefe de la División IV (el mismo que gozaba el Goyo Alvarez) y, paralelamente, se le perdona a Rodales, comandante en jefe del ejército, su «desliz» de opinar en defensa de la impunidad, de los tres oficiales presos en Chile y del propio Dalmao… ¿quién está mandando en las fuerzas armadas? Hubo generales en actividad que se solidarizaron con Rodales… ¿a ellos no les cabe ni reproche? Por mucho menos Tabaré Vázquez destituyó un comandante en jefe.

Como todos saben el presupuesto es la concepción política de los gobernantes traducida a números contantes y sonantes, si los militares y policías son los más privilegiados para el quinquenio 2010-2015, ¿cuál es el proyecto que esconden las cifras? ¿habría que darles armas a los docentes y empleados públicos para que sean oídos sus reclamos?

El Comando Sur de las fuerzas armadas de los EEUU ha puesto sus ojos en Santa Catalina. Hace unos años donó una policlínica completa y ahora se anuncia la donación de un Complejo Deportivo Juvenil a un costo de 450.000 dólares. Ambos proyectos aparecen estrechamente vinculados a iniciativas de Luis Rosadilla, Ministro actual de Defensa… ¿son actos de beneficencia, raptos de solidaridad humana de los genocidas que comandan el Pentágono? ¿nada tienen que ver con la instalación en Santa Catalina de una base-escuela para entrenar tropas latinas en las «misiones de paz»? ¿nada tiene que ver con la estrategia del Pentágono para controlar la Amazonia y poner un cerco de muerte alrededor de Cuba y Venezuela?

La República de Cuba exhibe uno de los menores índices de delincuencia del mundo, pero el Ministerio del Interior fue a aprender metodologías de prevención al Estado de Israel… ¿es simple casualidad o una opción política de alineamiento internacional? ¿es porque se prefieren los métodos que se emplean en Gaza por ser más efectivos? ¿es porque las cárceles israelíes son muy humanitarias?

Todas estas cuestiones son una vergüenza nacional, eso es lo que son.

El terrorismo de estado, el viejo y el nuevo, recompone sus filas, publican su semanario, tiene su audición radial y su página web, hasta hacen marchas y «escraches», insultan en la cara al Ministro que los recibe amablemente. Se les están dando alas a pájaros que saben volar muy bien. Se les están dando alas a pájaros que saben volar muy bien. Se les están dando alas a pájaros que saben volar muy bien.

No me hagan caso, dijo Bertold Brecht.

Jorge Zabalza, tupamaro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.