Entrevista a Boaventura de Sousa Santos

Bernarda Llorente | 

Se considera un «optimista trágico» , por eso cree que la pandemia es una gran oportunidad para replantear el modelo neoliberal, que considera agotado.

Los resultados del plebiscito del 25 de octubre pasado fueron contundentes. Cuatro de cada cinco ciudadanos y ciudadanas se pronunciaron a favor de que Chile tenga una nueva Constitución Política. Igual proporción votó que la Carta Magna sea elaborada por constituyentes íntegramente electos para este fin a través de una Convención Constitucional. Con este resultado se da un paso fundamental en el proceso para poner término a la Constitución Política de 1980 impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet que, a pesar de sus numerosas reformas, sigue limitando el ejercicio de los derechos humanos y la democracia plena, generando exclusiones y desigualdades de todo tipo. En este contexto, el pueblo chileno discute la inclusión de 23 escaños indígenas adicionales y uno para la representación del pueblo tribal afrodescendiente.

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En el encuentro, sin embargo, no participaron la mayoría de los representantes de quienes se concentraron frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre.

Violación de derechos humanos

Cada vez es más evidente que el desarrollador de software libre y defensor de la privacidad Ola Bini es víctima de una violenta persecución política por parte del gobierno de Ecuador.

México: Solidaridad con Julian Assange

Este sábado integrantes del colectivo #24F Coalición Vida y Libertad Julian Assange realizaron una manifestación frente al Palacio de Bellas Artes para exigir que las autoridades británicas cesen el aislamiento en el cual se encuentra desde hace casi dos años el fundador del proyecto de investigación WikiLeaks.

Hay que superar el apartheid en Palestina

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

En el momento de escribir estas líneas, el gran drama de las elecciones en los EEUU todavía se está desarrollando. Hay un ganador provisional, y una gran parte del mundo seguramente ha lanzado un suspiro de alivio porque no sea el mentiroso compulsivo, negacionista climático que ha gobernado lo que sigue siendo un imperio imperialista.

Al inicio de la pandemia, cuando todo a todos nos pilló en pañales, la irrupción de las mascarillas chinas en medio mundo fue objeto de críticas por venir acompañada de un ejercicio diplomático que visaba exhibir el poderío chino y el incremento de su influencia estratégica.

No son pocos los sectores sociales a nivel local, regional y mundial que realizan un profundo cuestionamiento, por múltiples y fundamentadas razones, al proceso civilizatorio que la dinámica capitalista y su modelo productivo ejercen sobre los pueblos.

La política educativa es un campo de conflicto social. Sólo desde una visión tecnocrática u organicista puede pensarse que es un campo donde es fácil el consenso —al margen de donde una visión social es tan hegemónica que no deja espacio para las alternativas—. Una de las utilidades de los enfoques institucionalistas es que permiten mostrar cómo en cada país existe un modelo educativo que es el reflejo de conflictos y trayectorias económicas y sociales distintas.