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“La gran mayoría de nuestras importaciones, vienen desde fuera del pais”. “Si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar”. “El futuro, será mejor mañana”. “Es tiempo para la raza humana, de entrar en el sistema solar” .
Colombia no es sólo la Patria de Antonio Nariño. Es también la de Camilo Torres; la de Manuel Cepeda y la de García Márquez.
En este sugerente mes de junio, el mundo tendrá la posibilidad de conocer dos eventos, casi en paralelo, alumbrados por un mismo signo.
Alberto Fujimori “se alzó” 6 mil millones de dólares y se fue de rumba a Tokio. Keiko, solapa nomás, recibió 12 millones de dólares procedentes del Grupo Romero y otros aportantes. Pero Pedro Castillo “se vendió” -dicen los “colaboradores eficaces”- apenas por 30 mil soles.
No. No estamos hablando de la Alemania hitleriana, esa que escarapela el cuerpo con sus infinitas crueldades e inimaginables perversiones.
No. No vamos a aludir a la ostentosa carrera de la señora María del Carmen Alva, la Presidenta del Poder Legislativo, la tarde del jueves pasado, con motivo del temblor que remeciera Lima.
Todo indica que en el Perú se habrán de vivir próximos días decisivos. En el mar proceloso de las contradicciones de clase que asoman en nuestro tiempo, se perfilan enfrentamientos que abrirán nuevos escenarios.
Dos acontecimientos históricos fueron recordados en los últimos días en Nuestra América, ese concepto definido por Simón Bolívar, asumido por José Martí y hecho suyo por José Carlos Mariátegui.
Lo que hubo el martes 5 de abril, a los 30 años del Golpe de Estado de Alberto Fujimori en colusión con mandos militares de la época; fue una conjura que no llegó a cuajar.
Hoy, lunes 28, será el Día “D” para Pedro Castillo Terrones, quien comparecerá ante el Congreso de la República para responder ante requerimientos planteados en una suerte de “interpelación” sui géneris.