Miquel Casals Roma

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La 26 en Glasgow, nada nuevo bajo el sol: el problema va para largo, dispuesto a enquistarse in secula seculorum. Quedan muchas más COP por delante, quizás tantas que ya no quepan ciudades nuevas para albergarlas.

Todo movimiento ciudadano que se enfrente al poder, es un movimiento político. No tiene sentido acampar junto a Wall Street o frente a los ampulosos rascacielos de la aristocracia financiera. Ellos se encargan de acumular beneficios, especular sin control, sobornar a los políticos, estafar a los ciudadanos, evadir capitales…. Pero no mandan. No pueden hacerlo. […]

Todo movimiento ciudadano que se enfrente al poder, es un movimiento político. No tiene sentido acampar junto a Wall Street o frente a los ampulosos rascacielos de la aristocracia financiera. Ellos se encargan de acumular beneficios, especular sin control, sobornar a los políticos, estafar a los ciudadanos, evadir capitales…. Pero no mandan. No pueden hacerlo. […]

El poder aspira a perpetuarse y detesta los cambios. Forma parte de su propia naturaleza, es una cualidad intrínseca de los que mandan: no ceder ninguna de las prerrogativas de su status. Para seguir moviendo los hilos, las cosas deben continuar como están. Ante cualquier tentativa por transformar la sociedad, tradicionalmente el poder ha reaccionado […]

El Estado ha puesto miles de recursos, captados de sus ciudadanos, para salvar a los bancos. Una inyección de capital, como pregonan los medios de comunicación, como si el dinero fuese algo que se introduce por vía intravenosa. Las fábricas de automóviles también van a llevarse un pellizco, aunque sea a base de bonificaciones indirectas. […]