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Luchas, resistencias y rebeldías feministas de mujeres de los pueblos indígenas

Desafiando al capitalismo y al patriarcado

Fuentes: Mapuexpress

Son las mujeres de los pueblos indígenas en Sudamérica personas que día a día luchan desde el feminismo indígena de forma cada vez más activa por la defensa de sus derechos políticos, sociales, económicos y culturales; por el respeto a los derechos colectivos e individuales que como mujeres tienen; por el desafío a las estructuras de […]

Son las mujeres de los pueblos indígenas en Sudamérica personas que día a día luchan desde el feminismo indígena de forma cada vez más activa por la defensa de sus derechos políticos, sociales, económicos y culturales; por el respeto a los derechos colectivos e individuales que como mujeres tienen; por el desafío a las estructuras de poder; por la transformación social con equidad de género. Cada vez más partícipes de diversos espacios políticos en la búsqueda de igualdad de condiciones, las mujeres feministas e indígenas se reúnen para cuestionar críticamente y luchar contra el colonialismo, el patriarcado, el capitalismo, para acabar con las desigualdades, con las prácticas de violencia, impunidad, discriminación, negación, invisibilización, represión, persecución y violación de los derechos humanos, que diariamente viven en distintos territorios sudamericanos.

En ese sentido, las luchas de resistencia y rebeldía de las mujeres feministas e indígenas que plantean la liberación de las mujeres, proponen el Buen Vivir como paradigma y principio regidor y especialmente como alternativa al modelo de desarrollo capitalista. Emerge por tanto la organización, las estrategias de resistencia, lo comunitario, la articulación, la solidaridad y las redes de apoyo. Así, cuestionan críticamente a los estados y a las políticas que judicializan y criminalizan las diversas luchas por la autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas y que, como es ampliamente conocido, niegan sistemáticamente sus derechos. A su vez, se critica sólidamente al modelo extractivista y con ello, a las industrias y empresas nacionales y transnacionales que a través de la implantación de proyectos invasivos contra la naturaleza -como las mineras, hidroeléctricas, forestales, salmoneras, petroleras, entre otros- afectan gravemente al medio ambiente, generando negativas consecuencias socio culturales contra los pueblos, dañando con ello particularmente a las mujeres indígenas, que en general se ven aún más afectadas en Sudamérica por su calidad de mujeres, de indígenas y en muchas ocasiones empobrecidas.

Es así como las mujeres en general e indígenas en particular, sufren problemáticas asociadas a la violencia, sea ésta sistémica, física, económica y patrimonial, psicológica, sexual, simbólica, y a su vez, viven problemáticas asociadas al racismo y clasismo, que se extiende más allá de toda frontera. En esa línea, el machismo y androcentrismo- flagelo y opresión ampliamente presente en espacios públicos y privados- se acentúan con el colonialismo y el neoliberalismo, y se reproduce y profundizan a través de las políticas públicas y los medios tradicionales de comunicación que responden a los intereses políticos dominantes.

Bajo el actual modelo en Sudamérica que propicia el libre comercio y la propiedad privada por sobre el bienestar social, en muchas ocasiones son las mujeres indígenas quienes asumen las responsabilidades del hogar y la familia, quedando marginadas y reducidas al espacio privado del hogar, en la crianza de niños y niñas. A pesar de ello, su rol no es pasivo, si no al contrario, cada vez más, asumen la urgencia de participar en espacios colectivos de organización para la defensa de sus derechos.

«Las mujeres indígenas tienen una situación bastante preocupante»  

Al respecto, la educadora y política Maya-quiché, referente latinoamericana en cuanto al activismo y defensa de los derechos humanos con énfasis en los derechos de las mujeres, Otilia Lux de Cotí [1] , nos comenta sobre las mujeres indígenas a lo largo de Latinoamérica: «Las mujeres indígenas tienen una situación bastante preocupante: muchas mujeres indígenas forman parte de los indicadores del sub desarrollo en el ámbito educativo. Hay demasiadas mujeres indígenas rurales analfabetas, otras con escolaridad muy baja y hay de la misma forma muerte materno-infantil reflejadas por las mujeres indígenas y rurales, donde los servicios básicos no están a su alcance dado que los sistemas gubernamentales descuidan las áreas donde habitan. Ello afecta a la niñez de los pueblos indígenas, puesto que son las madres quienes son las dadores de vida, cultura, de valores y principios y los/as niños/as están muy cerca de lo que es la mujer indígena».

Sobre la participación de la mujer indígena en la política a lo largo de Latinoamérica, Otilia relata que la mujer aún participa muy poco: «Primero porque tienen que dar respuesta a las necesidades alimentarias y cuidado de los/as hijos/as en sus hogares, entonces no tienen la oportunidad para una participación plena y efectiva en el ámbito político, especialmente en el ámbito local». Hay sin embargo, según explica, avances a nivel local, nacional e internacional, así «hay mujeres indígenas estudiando carreras, participando en política, veo a mujeres indígenas artistas, cantautoras… hay avances, hay mujeres que han dado un paso adelante en aspectos educativos, es cierto, pero no es del todo», explica. «Estamos preocupadas por las mujeres que todavía están fuera de los alcances de los objetivos del desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas: esa agenda exhorta a todos los países del mundo a trabajar por los más pobres, por quienes tienen más necesidades, entonces se han planteado erradicar la pobreza, tener alimentos sanos y que todos tengan la posibilidad de tener alimentos. Así se habla de seguridad alimentaria, ello es importante verlo como mujeres indígenas. No hay todavía asistencia de los estados a las mujeres rurales», comenta.

Así, continúa explicando la educadora , que en la actualidad hay muchas mujeres indígenas que han salido de las Universidades y que participan en la vida política: «Bolivia es una muestra de ello: tiene el 52 % de mujeres en el ámbito del poder nacional, pero no es así en todos los países. Hay escasa participación de mujeres indígenas, afrodescendientes, mestizas o de otra cultura. Es difícil ya que el sistema político limita mucho la participación, por eso el movimiento de mujeres lucha por las acciones afirmativas en cuotas o paridad. Por ejemplo México, Costa Rica, Nicaragua, Ecuador y Bolivia tiene paridad, el resto de países sólo tiene cuotas, tiene 30 %, 40 %, de ahí no pasa, pero todavía no se ha llegado al 50 %. Los más rezagados son Uruguay junto a Venezuela y Guatemala que no tienen cuota ni paridad, entonces la participación política de las mujeres se torna mucho más difícil, así cuesta que lleguen a concejalas, alcaldesas, gobernadoras, diputadas. Si en dado caso hay mujeres en el ámbito político, llegan algunas mujeres indígenas, pero es muy reducida su participación».

Sobre las organizaciones de mujeres señala que son un mecanismo importante que permite que las mujeres indígenas se vean beneficiadas: «permiten que las mujeres que no tienen oportunidad de estar organizadas puedan ser beneficiadas por algún plan de acción que tengan las organizaciones o que puedan hacerse partícipes de programas de participación educativa, artística, de desarrollo, les permite a las organizaciones ver referentes y motivarse para buscar alternativas a su situación» señala.

Según nos explica Otilia Lux, los desafíos de las mujeres indígenas son: «hacer trabajos de proyección para las mujeres que no tienen oportunidades, hacer trabajos en las áreas rurales y marginales donde hayan necesidades. Es importante apoyar a otras mujeres que no han tenido la oportunidad para empoderarse en el ámbito político y así promover su participación. Asimismo, es necesario que las mujeres participen mucho más en las actividades y en las acciones que promueven las organizaciones indígenas».

Por otro lado, nos comenta que sería importante que se realicen seguimientos a las políticas sociales que plantean los gobiernos para así «ver si las mujeres rurales e indígenas puedan ser beneficiadas por una política social en el ámbito educativo; social; económico; de producción; de empoderamiento de las mujeres; para saber qué es un plan de gobierno y ver si éstos orientan sus programas hacia las mujeres», comenta. A ello agrega: «Sería conveniente realizar una sistematización de estudios que puedan dar información sobre dónde están las áreas a trabajar y cuáles son los temas que demandan las mujeres: por ejemplo algunas dirán que necesitan un taller de elaboración de tejidos, o que necesitan fortalecer el liderazgo, todo dependerá de la visión que nos den las mismas mujeres».

Es en ese sentido que la activista por los derechos humanos comenta la trascendencia de la educación y la formación para la transformación social: «ya sea en el ámbito del medio ambiente, en cuestiones de alimentación y seguridad alimentaria, en liderazgo, en procesos organizativos, en la toma de decisiones, en cómo organizar un mercado. Por ello, hay que potencializar el liderazgo de las mujeres y la capacidad para trabajar con organizaciones, buscar estrategias de trabajo en conjunto», expresa.

 «Chile: debe ser un país multicultural, plural, un país que oriente sus políticas sociales hacia la diversidad»  

Sobre la situación particular en Chile y la situación del Estado en relación a los pueblos indígenas, Otilia Lux nos comenta: «En Chile hay elementos que se reflejan en otros países: no hay una voluntad de un sector que está bloqueando alguna iniciativa que pueda ser efectiva en un Congreso. Si Chile tiene pueblos indígenas, considero que debe ser un país multicultural, plural, un país que oriente sus políticas sociales hacia la diversidad. Es cuestionable por qué no se atendieron las demandas de los pueblos indígenas: es el mismo Estado que ha creado conflictividad en el caso de la tierra, territorio y recursos naturales, que es un tema omitido» comenta. Así, reflexiona: «Chile adoptó la Declaración de Naciones Unidas y debiera colocarla en su Constitución Política. ¿Cuál es el temor de los Estados?», se cuestiona: «Aquí, lo globalizo a lo largo de América Latina: si ya hay países como Bolivia, Ecuador -y Colombia que va por ese lado- si ya hay países que le han dado el reconocimiento de sus derechos colectivos a través de la tierra y el territorio ¿por qué no hacerlo acá en Chile o en Guatemala?». Así, ejemplifica: «En el caso de Guatemala, es el sector económico que bloquea y manipula al sector político, que tiene en sus manos el Congreso de la República, entonces lo domina».

Luego, explica que Chile debe hacer más consciencia de lo que están demandando los pueblos indígenas y sus derechos colectivos y ciudadanos: «Ningún pueblo está solicitando la secesión, no estamos pidiendo dividir el país, si no que estamos pidiendo se nos reconozca en la Carta Magna: con ello estamos diciendo que somos ciudadanos todos/as y tenemos los mismos derechos a honrar artículos, ya que las Constituciones dicen que somos iguales en oportunidades y derechos, entonces no habría problema en que reconozcan a los pueblos indígenas».

Para finalizar, reflexiona: «En estos tiempos, puesto que somos diversos, necesitamos políticas diversas. Necesitamos un presupuesto nacional orientado a la diversidad. Por otro lado se requiere que el Estado cumpla el Convenio 169 que señala que, cuando las empresas con el aval de los Estados quieran hacer algún tipo de mega proyecto hacia territorios indígenas, debe existir un consentimiento libre, previo e informado, que es un principio Universal para cualquier grupo humano, un derecho para todos y todas. Cuando no están consultando, están violando la ley y los derechos humanos».

 «Seamos o no indígenas, debemos unirnos para que cumplan nuestros derechos como mujeres»

Desde el Centro de América, Aura Recimos, Guatemalteca, nos comenta sobre algunas problemáticas que viven, entre ellos la violencia hacia la mujer que particularmente afecta de manera más profunda a la mujer indígena, según nos relata. Así, nos explicita además sobre diversas problemáticas asociadas a los conflictos medioambientales, a la tierra y territorio, al agua, a funcionarios que no atienden las necesidades, a la crítica situación que se vive en los hospitales, a la escasez y precariedad laboral, entre muchos otros. «Las mujeres, seamos o no indígenas, debemos unirnos para que cumplan nuestros derechos como mujeres», nos comenta Aura. Tal situación, se repite a lo largo de Sudamérica según nos relatan mujeres aymaras, cachas, charrúas, collas, diaguitas, guaraníes occidentales, harakbuts, kankuamos, likan antais, mapuches, rapa nuis, quechuas y wayus que a continuación comparten parte de su historia, cosmovisión, problemáticas, y su visión sobre los desafíos de las mujeres indígenas.

Voces y luchas de las mujeres indígenas en Sudamérica

Aymaras

Maribel Santamaría Mamani, secretaria de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa de Bolivia, de la Nación Aymara, nos comenta sobre su pueblo en contexto boliviano: «Somos un pueblo milenario, que tiene historia, cultura, conocimientos, sabidurías, un diálogo con la Pachamama, para cualquier reunión se pide permiso para la madre tierra, a través de la hoja de Coca, que está presente en toda reunión: en las reuniones familiares, comunales, en algún taller, para empezar la siembra, así hay una comunicación constante. Pedimos fuerza, sabiduría, valor, energías positivas para seguir fortaleciéndonos. Llevamos dos símbolos muy importantes en nuestras vidas: nuestra abuela Bartolina Sisa y Tupac Katari, héroes que han luchado por la liberación de nuestros pueblos en la época colonial, llevamos ese ejemplo, esa fortaleza, estamos siguiendo sus pasos».

Sobre las problemáticas que viven en Bolivia, nos explica: «No es fácil implementar los cambios, si bien Bolivia es un Estado plurinacional, tenemos dificultades en implementar las normativas. Es importante descolonizar la descolonización. La descolonización es todo un proceso, estamos en ese proceso, de despatriarcalizar, todavía tenemos mucha lucha por seguir, hemos dado un pasito, nos falta mucho más por trabajar». Así, metafóricamente, nos comenta: «Para eso estamos como organizaciones, fortaleciéndonos orgánicamente, es importante tener ejércitos, soldados organizados, aymaras, quechuas, guaraníes, de todas las nacionalidades porque si no estamos organizados no vamos a poder lograrlo. Estamos en ese proceso de construcción».

«Son muchos los desafíos que tenemos que hacer como mujeres indígenas», señala. Así, comenta: «Tenemos que mantener nuestra identidad, hemos traspasado más de 500 años y seguimos actualmente mostrando nuestra identidad, nuestra cultura». Así, nos explica que el rol de la mujer ha sido muy fundamental en mantener la identidad. Luego, se refiere a la relevancia del idioma materno «por medio del idioma nos hemos comunicado y persistido hasta la fecha. Debemos seguir recuperando nuestros idiomas de los pueblos indígenas que se están perdiendo». Así, nos relata sobre diversos aspectos de su pueblo, entre ellos, las vestimentas que tienen toda una historia: «nuestros tejidos tienen todo ese conocimiento que nos han heredado nuestros abuelos», para finalmente destacar la necesidad mantener la identidad, el idioma y dialogar entre los pueblos. «El vivir bien es el futuro que tenemos que reconstruir todos», finaliza señalando Maribel.

Doris Moscoso Castro, Aymara, de la Comunidad de Cancosa, en la comuna de Pica, ubicada en la zona alto andina de la región de Tarapacá en Chile, nos comenta las problemáticas que viven y que están asociadas a las mineras, que «generan escasez de agua y causando daño a la flora y fauna principalmente» según nos explica. Luego, nos comenta que uno de los principales desafíos de las mujeres indígenas son «el trabajar en comunidad con los/as pobladores/as, y conocer las herramientas jurídicas que son el sustento para defendernos ante el gobierno, ante las empresas y mineras extranjeras, frente a las autoridades locales y regionales» comenta.  Por su parte, Nélida Moscoso Moscoso, de la Comunidad de Cancosa igualmente, Aymara, integrante de la organización «Asociación indígena de mujeres de la región de Tarapacá» que está dirigida al fortalecimiento para las mujeres indígenas de diversos pueblos indígenas, nos comenta sobre los impactos ambientales que causa la extracción minera en el norte, particularmente BHP Billinton, Cerro colorado y que afectan a su pueblo: «Hoy estamos en un proceso de demanda con la minera porque no fuimos incluidos en la consulta. Le exigimos el Estado que, dado que el permiso de la Resolución de Calificación Ambiental que aprueba el proyecto de BHP sea dejado sin efecto, dado que no se cumplieron los presupuestos que establece la Ley. Es una situación difícil, sin embargo esperamos fortalecer nuestras bases para proteger nuestros territorios».

Sobre los desafíos de las mujeres indígenas, nos señala: «Tenemos que sensibilizar a nuestras bases». Así, finaliza señalando: «Tengo la convicción que la unión es la única forma de lograr nuestros objetivos, en este caso proteger nuestros orígenes, proteger nuestra cosmovisión y revitalizarla. Como mujer tenemos esa tarea.»

Por su parte, Rosa Quispe Huanca, mujer Aymara y cantautora en Pozo Almonte de la Provincia del Tamarugal, en la región de Tarapacá en Chile, nos señala sobre las problemáticas que viven como pueblo: «Sufrimos de la sequía y falta de agua por ser extraídas de forma injusta e inconsciente por las mineras que están extrayendo los materiales propios de nuestra tierra». Así, nos comenta que hay otras problemáticas, algunas internas como «la desunión en el pueblo», así comenta: «como desafío me planteo unir a nuestras mujeres para organizadamente luchar contra estas problemáticas que no solo atañen a nuestro pueblo si no que a todo Ser Humano que habita nuestra tierra, llamada por nosotros «Pachamama». Es importante poder unirnos para luchar para cambiar la situación que estamos viviendo». Sobre el cuidado de la naturaleza, señala que en general hay una falta de consciencia en cuanto a la contaminación ambiental: «partiendo por las bolsas de plástico, las botellas desechables… Las mineras están contaminado el aire, por otra parte, se están instalando paneles solares de forma extensa en grandes terrenos lo que finalmente afecta la salud. Es un problema para toda la comunidad». Así comenta: «Las leyes están hechas para favorecer a los grandes empresarios que lucran con la naturaleza, con el agua, el aire, la vegetación, flora y fauna».

Finalmente, se refiere a otra problemática que viven como pueblo: «La proliferación de jóvenes que consumen droga. Al respecto, los políticos ni los gobiernos han tenido la capacidad para enfrentar estos problemas que no sólo atañen a nuestro pueblo si no a los otros, a los no indígenas. Es triste ver a las mamás preocupadas de sus hijos y no tener donde recurrir» comenta.

América Calle Calle, del pueblo aymara, de la comuna de Camarones, de la provincia de Arica en Chile, nos comenta sobre la cosmovisión de su pueblo y sobre diversas problemáticas que viven, entre ellas el no reconocimiento en la constitución chilena. Luego se refiere a la disputa entre el pueblo Socoroma y la entrega de territorios ancestrales indígenas por parte de Bienes Nacionales al Ejército para fines militares. Sobre la mujer indígena, comenta: «A futuro debieran aparecer futuras líderes que tengan mayor incidencia, debiera haber más unión y trabajo en equipo, un pueblo unido jamás lo vencerán». Así, agrega: «Debiéramos dejar un legado y ser reconocidos en la Constitución política de acuerdo a los estándares que nosotros como pueblos indígenas solicitamos, eso sería un gran avance. Todos los pueblos necesitamos ser reconocidos», finaliza señalando.

Finalmente, Rosa Maita Querquezana, Aymara en la región de Arica y Parinacota, concejala, presidenta de la Comunidad Indígena de Visviri en la Comuna de General Lagos, secretaria de la Asociación Colliri Yatiri Pachacutaniña que es una asociación indígena que trabaja con medicina tradicional indígena, nos comenta sobre alguna de las problemáticas que afectan a su pueblo: «Todos los territorios son de particulares, no hay problemas de tierra, pero sí hay problemas de agua, ya que está escaseando. Eso entra en conflicto con el gobierno y la reforma al Código de Aguas». Luego, nos comenta que las mujeres debieran tener una preparación técnica y legal «para enfrentar a las mineras o a quienes quieran depredar nuestros territorios con bases técnicas», comenta. Finalmente, Rosa señala: «Debemos empoderarnos, capacitarnos para incidir, para formar a las lideresas según sus propias necesidades. Los pueblos indígenas deben unirse, es un desafío, armar fuerzas, sobre todo en Sudamérica».

Cachas

Carmen Tiupil, del pueblo Cacha en Ecuador, nos comenta sobre la historia de su pueblo: «Somos la raíz de la nacionalidad Ecuatoriana porque es la tierra donde nacieron los héroes, los grandes luchadores y guerreros en la época de Tawantisuyo: es la tierra de Atawalpa, de Purawá». «En 1980-comenta- fue reconocida como la Primera Parroquia Indígena de Ecuador en el gobierno del abogado Jaime Mendoza. Nuestro pueblo tiene a dos héroes que han sido reconocidos, que lucharon en la época de García Moreno por los diezmos y se rebelaron contra el trabajo voluntario, contra el tema que existía sobre las tierras: ellos son Fernando Daquilema y Manuela León, nuestros dos líderes». «De acuerdo a ello- agrega- tenemos ese espíritu de movilización, de resistencia. Somos un pueblo de historia y cultura».

Así, nos comenta que actualmente son aproximadamente 3.700 personas como población, ya que la migración ha sido muy fuerte, situación que se repite en diversos pueblos indígenas en Sudamérica. Luego, nos comenta sobre la artesanía que realizan: «Nos caracterizamos por ello. Las mujeres tejen nuestras prendas de vestir, los hombres tejen sus ponchos». Luego, Carmen se refiere a las problemáticas relacionadas a la tierra y el agua y que afectan a su pueblo: «En muchas vertientes desaparece el agua, las tierras se han erosionado». Del mismo modo, se refiere a las problemáticas asociadas a la educación: «Lastimosamente con la última ley que hubo en el anterior gobierno, se estancó el ingreso de los jóvenes de las comunidades a las Universidades».

Finalmente comenta: «las mujeres debemos seguir educándonos, preparándonos ya que somos nosotras con nuestra sabiduría heredada de nuestros/as abuelos/as, más la ciencia que aprendemos de la teoría de las clases y de la formación política organizativa, quienes debemos debatir y emitir propuestas ante los gobiernos. Pero más allá de eso, debemos empoderar a nuestros pueblos para que las mujeres veamos que sí tenemos un poder de liderazgo y demostrar que somos las herederas de la cultura». Así, finaliza señalando: «De nosotras la mujeres depende que la historia de los pueblos permanezca y se fortalezca».

Charrúas

Mónica Michelena, mujer indígena del pueblo charrúa, miembro del Consejo de la Nación Charrúa en Uruguay, nos cuenta sobre la cosmovisión de su pueblo: «Nuestra cosmovisión es totalmente horizontal. Tenemos los cuatro puntos cardinales, los cuatro colores, las cuatro estaciones del año. Tenemos un vínculo muy fuerte con las 600 generaciones para atrás que nos respaldan y guían nuestros pasos. Cada vez que nace un/a niño/a, se lo/a presentamos a la Luna, ella nos guía, a ella recurrimos en los momentos fuertes de nuestra vida».

Con ello, nos relata sobre la historia de su pueblo: «Sufrimos un gran genocidio en 1831, tenemos 300 años de resistencia ante varios imperios: frente a los españoles, portugueses, ingleses y brasileros. Luego, el primer gobierno de la República de Uruguay realiza el genocidio por los territorios, porque nuestro modo de vida ancestral no se ajustaba a los planes de propiedad privada, de desarrollo, del avance de la civilización contra «la barbarie». Así, en una encerrona, con engaños, encierran a 500 Charrúas y los masacran en 1831, en el genocidio de «Salsipuedes», que aún no ha sido reconocido. 300 sobrevivientes los reparten como sirvientes y en las casas de familia de Montevideo, repartidos en el medio rural y en las ciudades. De esta dispersión es que nosotros resistimos. Somos comunidades dispersas, sufrimos el genocidio y etnocidio».

«Hoy- nos comenta- estamos en un proceso de resurgencia, estamos recuperando nuestra memoria oral, estamos sistematizando, rescatando esas memorias y costumbres ancestrales. Algunos ritos y costumbres no se perdieron y otras, las estamos resignificando, es decir, practicando desde el hoy. Dentro del Consejo de la Nación Charrúa (CONACHA) hay un grupo de jóvenes muy fuerte, que es la punta de lanza para la defensa del territorio que está muy masacrado, es como una revolución dentro de nosotros mismos».

Luego, Mónica nos comenta sobre los proyectos extractivistas que aquejan el territorio: en Uruguay hay 3 pasteras, cultivos de eucaliptus, soya transgénica, agrotóxicos, y proyectos de minería, lo que se repite a lo largo de Sudamérica.

Posterior a ello, nos comenta el trabajo que realizan en CONACHA: «Estamos en red con la Asamblea Nacional Permanente que tiene más de 30 organizaciones ambientalistas, con los cuales trabajamos activamente» y así, nos cuenta sobre el Proyecto de la Escuela Intercultural Charrúa Itinerante, que es una escuela de formación interna, donde realizan talleres llegando a diferentes comunidades rurales y de la capital para reforzar su identidad y cultura, para fortalecer los derechos indígenas, la soberanía alimentaria, la recuperación de la memoria oral y los conocimientos ancestrales, Así, nos comenta: «Hacemos énfasis en los derechos porque una cultura sin cruzarla con los derechos indígenas se convierte muchas veces en folclorismo. La defensa de la tierra y del territorio sustentan a su vez los derechos indígenas, para así recuperar la cultura política».

Sobre los retos de las mujeres indígenas, comenta: «Como mujeres indígenas debemos cumplir con nuestro rol de guardiana de nuestros saberes, como dadoras de vida, la mujer en el pueblo Charrúa ancestral tenía un papel muy protagónico y de complementariedad con nuestros hermanos hombres, de gran responsabilidad porque ella guarda la memoria ancestral, cuidaba los saberes y conocimientos tradicionales, tenía un vínculo muy fuerte con la luna».

Para finalizar, Mónica señala: «Nosotras tenemos la palabra de la memoria, somos las que transmitimos esa memoria ancestral vinculada con nuestros territorios ancestrales que estamos en vía de recuperar lentamente porque el Estado uruguayo todavía no nos reconoce como pueblo Indígena, pero tenemos algunos sitios que son sagrados que quisiéramos recuperar y estamos en camino a ello».

Collas

Ana Quispe Gerónimo, de la Comunidad Indígena Colla Runa Urka, nos comenta: «Somos una comunidad de transhumancia, mantenemos de generación en generación nuestra cosmovisión. Somos crianceros de animales, siempre lo hemos tenido y vamos a morir con eso».

Así, nos comenta de las afectaciones e impactos ambientales producto de las mineras Kinross y un proyecto arquero en la localidad: «Las mineras contaminan las aguas, secan las vegas, y con ello no hay alimento para los animales. Esa es nuestra batalla con las mineras, ellas se preocupan de extraer el mineral pero no se preocupan de dejar un ambiente que se pueda usar. Con la fuerza y pelea de nosotros ellos tienen que hacerlo. Nosotros no le pedimos que fueran para allá, ellos están invadiendo el territorio. Hoy estamos peleando nuestros derechos. Ellos creen que nos hacen pasar por tontos pero no lo somos: somos indígenas, no tontos», enfatiza. En ese sentido, Ana plantea que no hay solución para la contaminación, sino llevar un monitoreo de aguas, cuidar la flora y la fauna, y especialmente las plantas medicinales que utilizan por sobre la medicina tradicional. Así, nos comenta sobre la importancia de educar a niños y niñas en la cosmovisión indígena: «Nosotros estamos luchando ahora, pero los/as pequeños/as tienen que aprender, para que sigan con la lucha, para que nunca se termine la transhumancia».

Finalmente, Ana se refiere a los desafíos de la mujer indígena: «Como mujeres indígenas debemos seguir en la lucha, no decaer, no caer en las palabras de los poderosos, ser fuertes, de una sola línea en la lucha por nuestras tierras, por nuestros animales, por la transhumancia, para que el Estado no pase llevan a los comuneros, a las comunidades ni al medio ambiente. Siempre tenemos que luchar, todo indígena tiene el tema de tierras, de agua, todos luchamos por lo mismo, si nos unimos podemos lograr muchas cosas. Antiguamente los indígenas eran todos comunitarios, nadie era dueño de nada, todos los indígenas debieran defender comunitariamente los derechos», nos relata.

Diaguitas

María Gabriela Calderón Álvarez, del pueblo Diaguita en el norte de Chile, nos comenta: «Varias comunidades están enfrentando problemas de tierras ancestrales donde se encuentran tratando de lograr el reconocimiento de ellas, sin embargo, no han contado con el apoyo ni han sido escuchados. Llevan mucho tiempo luchando por el reconocimiento de las tierras ancestrales. Hay otras comunidades afectadas por la escasez de agua producto de la gran minería. En la zona se encuentra Pascua Lama que pone en peligro y afectación a los glaciares que son los hielos eternos. Hay otros proyectos importante que están en veremos y por eso se está en alerta».

Luego, se refiere a l os desafíos de las mujeres indígenas: «Debemos prepararnos, capacitarnos para poder enfrentar las problemáticas de cada pueblo, con los conocimientos adecuados para poder ser oídos. Debemos poder aplicar las herramientas jurídicas, hay que capacitar a los/as dirigentes en temas normativos y jurídicos y entender todo esto con la cosmovisión de los pueblos». En ese sentido, comenta que se requieren equipos multidisciplinarios que tengan claridad en las problemáticas de cada uno de los pueblos. «Si logramos unirnos para trabajar en conjunto, los objetivos que se pueden lograr son más grandes», comenta. «Desde cada una de nuestras áreas podemos aportar, para lograr incidencia y generar cambios», finaliza señalando.

Guaraníes occidentales

Lis Carolina Orúe Cruzabie es de la comunidad de Santa Teresita en el Chaco Paraguayo, del pueblo guaraní Occidental, estudiante de Derecho e integrante de la Coordinadora de Organizaciones Campesinas e Indígenas del Paraguay CONAMURI, organización en la que «se trabaja con mujeres indígenas y campesinas que buscan la independencia del Estado, y fomentan la política alimentaria sana» según nos explica.

«Actualmente – comenta- vivimos un problema de Educación, ya que no hay buenas Facultades que quieran ir a enseñar, no hay profesores, eso hace que los jóvenes migren a la ciudad y no vuelven al pueblo originario». Sobre los desafíos de las mujeres indígenas, comenta: «debemos saber nuestra raíces porque al olvidar de dónde venimos, no sabemos hacia dónde vamos. Debemos enseñarle a las mujeres que depende de nosotras el cambio, para que no se violen nuestros derechos y principios fundamentales consagrados en los derechos humanos».

Harakbuts

Katherine Quique, del pueblo Harakbut en la Amazonía Sur oriente del Perú nos comenta sobre su pueblo, que abarca 10 comunidades que hablan el mismo idioma y que pertenecen a una zona de reserva de co-gestión entre el Estado y las Comunidades.

Así, se refiere a diversas problemáticas que afectan a su pueblo, entre ellos la tala ilegal de madera, la extracción indiscriminada de castañas, y la minería ilegal «principalmente por la presencia de personas externas que han venido gracias al Estado que les ha dado concesión dentro del territorio comunal, lo que ha generado conflictos socioculturales, medioambientales y legales», comenta.

En el pueblo, nos comenta no se ven mujeres lideresas indígenas empoderadas, por tanto destaca la necesidad de fortalecer ello «para hacer frente al Estado junto con los hombres», según nos cuenta.

Kankuamos

Omaira Cárdenas Mendoza, mujer indígena del pueblo Kankuamo del Cerro Nevada Santa Marta en Colombia, nos comenta: «Tenemos el deber de la salvaguarda de la humanidad en cuanto a nuestros principios y mandatos espirituales», así relata sobre la historia de su pueblo: «Fuimos víctimas directas del conflicto armado, potencialmente con más de 400 indígenas Kankuamos asesinados, con una población esparcida y desplazada en todo el territorio nacional colombiano. Tenemos por tanto un impacto por el caso del desplazamiento forzado en seis capitales de Colombia: ello nos hace preguntarnos sobre qué implica ser indígena en la ciudad».

Omaira comenta que como pueblo siempre han tenido la resistencia como la identidad: «Sabemos de dónde venimos, sabemos de dónde somos». Así explica: «Hemos podido mantener la unidad en medio de las dificultades y diferencias del contexto geopolítico de hoy, sabiendo que Colombia reciénteme suscribió el Acuerdo de Paz. Como dicen las autoridades espirituales: nosotros somos históricamente dueños de nuestro territorio, eso lo tenemos claro para defender. Hemos permanecido en el tiempo no sólo como personas sino como indígenas Kankuamos donde quiera que vayamos».

«Para nosotros- comenta- la resistencia, la minga, la movilización, la preparación, es importante. Así, nosotras las mujeres indígenas somos instrumento importante para que las generaciones presentes y sobre todo las futuras, sepan de dónde venimos y cuál es nuestro legado espiritual para seguir defendiendo lo que denominamos el Corazón del mundo. Como pueblos indígenas estamos llamados a la unidad, al territorio, a la identidad cultural, a la resistencia, a la movilización». Los desafíos y retos que tienen como pueblo son «seguir en la defensa de nuestros mandatos y legados espirituales traídos por nuestros ancestros» y como organización social en defensa de la justicia social, la equidad y participación son «seguir hablando, seguir haciéndonos escuchar en todos los escenarios donde nos encontremos a través de nuestros propios mecanismos. Es importante visibilizar nuestras luchas haciendo alianzas estratégicas, sobre todo en países latinoamericanos que tenemos crisis políticas, económicas, sociales, y aunar esfuerzos para eso», explica.

Sobre las mujeres indígenas comenta: «Como mujeres somos territorio, somos vida, somos guardadoras de la humanidad, estamos llamadas a la palabra dulce, a seguir tejiendo el pensamiento al lado de nuestra complementariedad. Estamos guiando caminos para seguir en esta lucha incansable, para seguir combatiendo las diferencias y seguir construyendo una mejor humanidad, un mejor mundo», finaliza señalando.

Likan antais

Paula Zuleta, abogada indígena de la Comunidad Indígena de Toconao, del pueblo Likan Antai en Chile, nos comenta sobre las problemáticas que viven y que están asociadas a la explotación del Litio: «a la zona llegaron empresas mineras que ha generado disputa territoriales y escases de agua. Actualmente estamos en contra del proyecto minero Purickuta que pertenece a una empresa canadiense Durus Cooper. Ellos tienen el derecho minero sobre las tierras, tienen el derecho de exploración y explotación en un sitio que es de Reserva Nacional de flamencos. Por ello las comunidades indígenas han decidido a través de asamblea rechazar el proyecto y llegar hasta las últimas instancias para que no se desarrolle este proyecto en la zona para proteger a los flamencos y la biodiversidad que es escasa y el agua. El proyecto que es la explotación de salmuera necesita harta agua, por eso hemos presentado recursos de protección. Estamos esperando la resolución del SEA para ver si la empresa requerirá una Declaración de Impacto Ambiental» señala.

Como mujeres, comenta Paula «debemos empoderarnos. Es fundamental la información, el conocimiento respecto a las problemáticas indígenas, como la aplicación del Convenio 169 de la OIT, la Ley indígena, entre otros. Debemos saber los mecanismos de defensa que tenemos para defender nuestro patrimonio histórico, cultural y territorial, para rescatar el cuidado, respeto y amor hacia la tierra que nuestros abuelos nos enseñaron».

Mapuches

Glenda Cayuqueo Riquelme, mapuche, encargada de la Oficina de Asuntos Indígenas de la comuna de Carahue en la región de La Araucanía en Chile, nos comenta que en la zona, el pueblo mapuche es tranquilo, trabajador, que busca el Mapuche Mongen, tratando con ello de mantener el equilibrio y espiritualidad en el pueblo, respetando sus espacios culturales, espirituales y ancestrales. En la comuna, comenta que les afecta la escasez y contaminación de las aguas, debido principalmente a las forestales que sobre utilizan el agua para sus plantaciones y las contaminan a través de las fumigaciones con pesticidas. Asimismo, Glenda se refiere al vertedero que funciona de manera ilegal y que se encuentra junto a las comunidades mapuches y que no cuenta con los requisitos mínimos para su funcionamiento, contaminando con ello los ríos Colico e Imperial y afectando social y económicamente a las comunidades mapuches. En esa línea, plantea se están movilizando para cerrar el vertedero, así, asevera «vamos a cerrar el vertedero, es un desafío».

De la misma forma, Glenda se refiere al reconocimiento a través del izamiento de la bandera mapuche en Carahue, paso importante para que la comuna sea una comuna intercultural, si bien en Chile no existe reconocimiento constitucional hacia los pueblos indígenas: «Puerto Saavedra, Imperial y Tirúa ya son interculturales, el izamiento en Carahue es el primer acto para ser una comuna intercultural», comenta. Finalmente, Glenda reflexiona: «Las comunidades indígenas, sean mapuches, aymaras o de cualquier otro pueblo estamos sufriendo lo mismo a nivel Latinoamericano, todos tenemos similares problemas asociados a las aguas, a la tierra y territorio».

Rapa nuis

Isabel Pakarati Tepano, Rapa Nui, reconocida como Tesoro Humano Vivo, se refiere a las problemáticas en su pueblo: «Nuestro problema es el Estado de Chile. Pascua sufrió el maltrato y discriminación del continente hacia la gente de la isla. Las generaciones que supieron eso, lo llevan dentro del corazón. Eso quedó marcado y lo comparten por medio de la transmisión oral». Así, nos cuenta extensamente sobre la historia y cosmovisión de su pueblo. Nos comenta: «Hace tiempo atrás, Pascua fue declarado por el Estado como una isla con lepra que llegó desde afuera, por eso la gente de la isla fue discriminada por las autoridades del Estado. Ese maltrato se mantiene, de forma distinta, pero se mantiene, aunque hay leyes como la Ley indígena y el Convenio 169. Hoy igual peleamos por nuestros derechos» nos comenta. Posterior a ello, nos explica: «Como mujeres Rapa Nui debemos luchar por nuestros derechos. Debemos tener tierra para generar los recursos propios, en el caso de nosotros, debemos tener mar». Así, Isabel se refiere a la contaminación de las aguas en la isla: «La vida de la isla está cambiando por la contaminación del mar. Los otros países botan la basura al agua, lo que afecta a los peces: llega un plástico muy fino que se mete entre las piedras, en las orillas de las playas, los peces lo comen y se enferman. La contaminación mundial afecta a todos los pueblos Ooiginarios».

Finalmente, Isabel realiza el Kai Kai, juego de hilos entrelazados entre sus manos que forman figuras, relatando con ello un antiguo relato de profunda significación en la cosmovisión Rapa Nui.

Quechuas

Luisa Cuenca Bravo, del pueblo quechua del Departamento de Potosí, integrante de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa de Bolivia, nos comenta: «Vivimos el problema de la contaminación de las concesiones mineras, pero estamos trabajando con el Estado en una Ley de cooperativas mineras de metalurgia y medio ambiente; para tratar de solucionar el problema. Estamos dialogando con los hermanos mineros, porque nosotros en Potosí vivimos con los minerales, no podemos contradecir ello». Así, Luisa comenta: «Como mujeres hay que avanzar y asumir el diálogo, capacitar a las hermanas de la comunidad, formar líderes, con eso podemos salir de la pobreza y de nuestros problemas. Si no podemos estar organizadas, estar unidas no podemos hacer nada. Nosotras somos millones de mujeres organizadas en Bolivia», finaliza señalando.

Wayus

Yasmily Palmar, del pueblo Wayu en la Península de la Guajira, en la zona sur de Venezuela es integrante de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Zulia, que está conformada por los cinco pueblos indígenas de la región y que es base del Consejo Nacional Indio que tiene participación política como partido político dentro del Consejo Nacional Electoral Venezolano. Yasmily nos comenta: «Tenemos problemas de discriminación hacia las mujeres indígenas de parte del Estado, la guardia Nacional, el Ejército no reconoce nuestra forma de cultural como tal. Nos atropellan, la misma población occidental nos tienen estigmatizados. Hoy con el problema de la guerra económica que tiene Venezuela nos dicen que somos las «bachaqueras», es decir, las personas que contrabandeamos la comida para Colombia». De igual forma, se refiere a las afectaciones sociales y medioambientales producto de la minería: «Tenemos el problema de la minería en el sur de Venezuela en la Amazona, porque el Estado dio unas concesiones mineras a empresas chinas que se llama «Arco Minero». A pesar que en Venezuela tenemos un amplio piso jurídico, ya que tenemos las leyes de demarcación de tierras colectiva, que son títulos de propiedad colectiva, el Estado no nos ha cumplido en cuanto a esa titulación, sino más bien ha permitido a que las empresas privadas hayan entrado a nuestras tierras indígenas. Eso ha traído grandes consecuencias en movilizaciones actualmente, las organizaciones se están manifestando, demandando al Estado por la entrada de las mineras», comenta.

Finalmente, se refiere a algunos desafíos de las mujeres indígenas, entre ellos la formación y educación en el Buen Vivir de los/as niños/as: «para que nuestros hijos sientan lo que sentimos nosotros por nuestra tierra, por nuestra cultura, que ellos/as no pierdan el sentido de pertenencia a la comunidad, a su pueblo, para que no se avergüencen de ser indígenas. Los/as niños/as son las semillas, de ahí parte todo, porque así tendremos siempre líderes y lideresas en el ámbito regional, nacional e internacional. De nosotros depende la formación en nuestra propia cultura. Debemos tener cuidado de decirles que cuiden el ambiente, las relaciones y mitología. En el mundo occidental eso se va perdiendo, solamente así podremos mantener la cultura», comenta.

Martina Paillacar Mutizábal es periodista Colectivo Informativo Mapuche Mapuexpress 


* El presente artículo, se realiza en el marco del Diplomado para Fortalecimiento del Liderazgo de la Mujer Indígena en Chile, realizado en octubre del año 2017 en Santiago de Chile, impulsado por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC), a través de la Universidad Indígena Intercultural (UII), la Corporación Nacional de Desarrollo indígena (CONADI) y la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

[1] Otilia Lux de Cotí  fue Ministra de Cultura y Deportes de Guatemala; miembro del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas; diputada al Congreso de Guatemala por el movimiento político indígena WINAQ; representante de Guatemala ante el Consejo Ejecutivo de la UNESCO; directora Ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas FIMI, entre otros.

Fuente: http://www.mapuexpress.org/?p=22661