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Brasil

Grito de los Excluidos 2011

Fuentes: Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

Hace 17 años la Semana de la Patria estuvo dedicada, en Brasil, a la manifestación popular conocida como Grito de los Excluidos. Este es impulsado por la Pastoral Social de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, la Comisión Pastoral de la Tierra, Caritas, Ibrades y otros movimientos e instituciones. El lema del décimo séptimo […]

Hace 17 años la Semana de la Patria estuvo dedicada, en Brasil, a la manifestación popular conocida como Grito de los Excluidos. Este es impulsado por la Pastoral Social de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, la Comisión Pastoral de la Tierra, Caritas, Ibrades y otros movimientos e instituciones.

El lema del décimo séptimo Grito es «Por la vida grita la Tierra… Por derechos, todos nosotros!». Se trata de asociar la preservación ambiental del planeta a los derechos del pueblo brasileño.

El salario mínimo actual – R$ 545,00 – representa hoy, la mitad del valor del poder adquisitivo desde cuando fue creado en 1940. Para equipararlo, debería situarse en R$ 1.202,80. Según el DIEESE, para atender las necesidades básicas de una familia de cuatro personas, de acuerdo a lo que prescribe el art. 7 de la Constitución, el actual salario mínimo debería ser de R$ 2.149,76.

Las políticas sociales del gobierno son, sin duda, importantes. Pero no suficientes para erradicar la miseria. Esto solo se consigue promoviendo la distribución de renta a través de salarios justos, y no manteniendo millones de familias en la dependencia de los recursos públicos.

Brasil comienza a ser afectado por la crisis financiera internacional. Con la recesión en los países ricos, nuestras exportaciones tienden a disminuir. El único modo de evitar que Brasil caiga también en la recesión es incrementando el consumo interno, lo que significa aumento de salarios y del crédito, y reducción de los intereses.

Se estima que la población extremadamente pobre del Brasil es de 16 millones de personas. De esas, el 59% (9,6 millones de personas) está concentrada en el Nordeste.

De los que padecen pobreza extrema en Brasil, el 51% tiene menos de 19 años y el 40%, menos de 14. El desafío es liberar a esos niños y jóvenes de la carencia en que viven, otorgándoles educación y profesionalización de calidad.

Uno de los factores que impiden a nuestro gobierno destinar más inversiones a los programas sociales y a la educación y salud es la deuda pública. Hoy, la deuda federal, interna y externa, rebasa los R$ 2 billones. En 2010, el gobierno gastó en intereses y amortizaciones de esa deuda, el 44,93% del presupuesto general de la Unión.

¿Quién lucra y quien pierde con las deudas del gobierno? El Grito de los Excluidos propuso, hace años, una auditoria de las deudas interna y externa. Nadie ignora que un buen tramo de la deuda es fruto de la mera especulación financiera. Como aquí los intereses son más altos, los especuladores extranjeros canalizan sus dólares a Brasil, a fin de obtener un mayor rendimiento.

Hay un aspecto de la realidad brasileña que responde a la doble dimensión del lema del Grito de este año: preservación ambiental y derechos sociales. Se trata de la reforma agraria. Solo ella podrá erradicar la miseria en el campo y paralizar el progresivo desmantelamiento de la Amazonía y de nuestros bosques por la ambición desenfrenada del latifundio y del agronegocio.

Datos del gobierno indican que en Brasil existen, actualmente, 62,2 mil propiedades rurales improductivas, abarcando un área de 228,5 millones de hectáreas. Simple tierra para el negocio y, por lo tanto, según la Constitución, sujetas a expropiación.

Comparados esos datos de 2010 con los de 2003, se verifica que hubo un aumento del 18,7% en el número de inmuebles rurales ociosos, y el área se amplió en 70,8%.

Si el mayor crecimiento de áreas improductivas ocurrió en la Amazonía, escenario de violentos conflictos rurales y trabajo esclavo, sorprende el incremento constatado en el sur del país. En 2003, había en esa región 5.413 inmuebles clasificados como improductivos. El año pasado, esta cifra pasó a 7.139 inmuebles, lo que representa un aumento del 32%. ¡Son 5,3 millones las hectáreas improductivas pertenecientes a los latifundios del sur del Brasil!

De 130,5 mil grandes propiedades rurales catastradas en 2010, con una área de 318,9 millones de hectáreas; 23,4 mil, con una área de 66,3 millones de hectáreas, son propiedades irregulares (tierras griladas (1) o desocupadas, pertenencias al gobierno), en general ocupadas por latifundios.

Brasil tiene un amplio margen para impulsar la reforma agraria, sin perjuicio de los productores rurales y del agronegocio. Con ella, todos ganarán: el gobierno, porque recolectará más impuestos; la población, porque verá reducida la miseria en el campo; los productores, porque multiplicarán sus cosechas y rebaños, y venderán más a los mercados interno y externo. (Traducción ALAI)

(1) NDLT: Terrenos cuyo título de propiedad es falso.

Fuente: http://alainet.org/active/49171