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Entrevista a Modesto Emilio Guerrero, periodista y escritor venezolano

«La declinación de los gobiernos progresistas comenzó antes del 2015»

Fuentes: Radio La Boca

M.H.: En comunicación con el periodista y escritor venezolano Modesto Emilio Guerrero. Vi un artículo que has escrito «La conspiración de Chávez y Néstor contra el ALCA» en oportunidad de cumplirse el 10° aniversario de la 4ª Cumbre de Mar del Plata, donde se sepultó el ALCA con aquella famosa frase del Comandante Hugo Chávez […]

M.H.: En comunicación con el periodista y escritor venezolano Modesto Emilio Guerrero. Vi un artículo que has escrito «La conspiración de Chávez y Néstor contra el ALCA» en oportunidad de cumplirse el 10° aniversario de la 4ª Cumbre de Mar del Plata, donde se sepultó el ALCA con aquella famosa frase del Comandante Hugo Chávez Frías «ALCA, ALCA, al carajo». He notado que así como hablás de la conspiración de Chávez y Néstor contra el ALCA, le das un papel central a la movilización popular contra esta iniciativa de los EE. UU. Me gustaría que desarrollaras esta perspectiva.

M.E.G.: Destaqué ese aspecto porque justamente es el menos relievado, a lo que menos le han dado importancia, y se lo ha separado de las causas fundamentales, que condujeron a la derrota del ALCA en Mar del Plata. Imaginemos la película al revés, que los tres gobiernos se hubieran puesto más de acuerdo de lo que estuvieron en noviembre de 2004, pero que no hubieran tenido los 4 o 5 años anteriores de movilizaciones, acciones y la presión de las grandes organizaciones que se movieron en casi todo el continente, porque recordemos que en 11 países se registraron movimientos en contra del ALCA. Esos tres gobiernos no hubieran logrado más que negociaciones y acuerdos diplomáticos sin destino.

Sin Mar del Plata llena de militantes, con unas 30.000 personas además del sector de los habitantes comunes que estaban contra el ALCA, recordemos que era un momento en el que EE. UU. tenía muy mala prensa, inclusive dentro de la clase media que hoy vota por Macri.

Eso fue decisivo y a eso no se le da importancia, tiende a ponerse en el centro de las opiniones, las celebraciones y los análisis, en la acción de Estado y dentro de ella la unidad de los tres presidentes, como si hubieran actuado de la misma manera, inclusive incluyen a Tabaré Vázquez, que estaba recién electo; los hechos no fueron asi. Tabaré estuvo bien lejano porque había firmado un pacto de protección de las inversiones norteamericanas en Uruguay. Lo mismo Lula, que tenía relaciones dobles, negociaba con Chávez y con Néstor sobre América Latina , pero al mismo tiempo negociaba con los emisarios de Estados Unidos y Canadá.

En el caso de Néstor fue mucho más clara la actuación junto con Chávez, también hay que hacer una diferenciación en cuanto al tiempo. El Néstor del año 2003 y 2004 no era anti ALCA, aunque tampoco era pro ALCA, pero su gobierno no militaba contra el ALCA, no hay ninguna declaración oficial que lo demuestre.

Recuerdo que en enero del año 2005, en Buenos Aires, sale publicado un artículo del ex canciller Bielsa, que era pro ALCA y le salieron a responder varios kirchneristas, entre ellos Humberto Tumini y armaron un debate sobre ALCA. Es que el gobierno estaba debatiendo qué posición tomar, porque los empresarios argentinos eran pro ALCA, más de la mitad de la Cancillería también y parte del gabinete: Aníbal Fernández, Martín Redrado (el ponderado «global boy» de la revista Newsweek en 1995, que dirigía el comercio externo), Alberto Fernández, Prat Gay (en el Banco Central) y otros.

Yo no sé si el Presidente quería o no al ALCA, pero sí sé que no se podía definir porque estaba atrapado entre dos posiciones dentro de su gobierno y en el mejor de los casos él era víctima de eso, por eso le costó tanto. Hasta que no arregló cuentas con las cámaras y sus propios funcionarios no pudo girar completo a la convergencia con Chávez y parcialmente con Lula.

El mérito de Néstor, que tuvo un rol central por haber sido el anfitrión en Mar del Plata, es que jugó a la conspiración en el buen sentido, pactó con Chávez bloquear y sabotear el proyecto de Resolución traído por Bush junto a Fox.

Con Chávez era más sencillo, él ya era anti ALCA desde 1999. Es famosa la anécdota de Chávez en Seattle y Toronto, donde nacieron los movimientos antiglobalización, era tan grande la movilización que quedó impactado, entonces pide al traductor que lo acompañaba que le copiara en un cuaderno las pintadas que aparecían en las calles. Se bajó del autobús oficial, cruzó la calle y se puso a hablar con los militantes, poco después, al ingresar a la Cumbre de presidentes y tomar su derecho a la palabra, Chávez dice ante todos los presidentes «Hablo en nombre de los que están allá, afuera». No había una contradicción como Lula o Tabaré, ni tenía que ajustar cuentas internas.

 

El proceso latinoamericano llamado populista, no se define el 22 de noviembre en Argentina, se definirá en Venezuela si pierde el chavismo en forma aplastante  

 

M.H.: Modesto, es importante recordar estos hechos, que sucedieron hace 10 años. Recuerdo el estadio Mundialista, estaban Maradona, Manu Chao, Evo Morales que todavía no era presidente de Bolivia, Hebe de Bonafini, Rigoberta Menchú y el emocionante discurso de Hugo Chávez. Pienso en las próximas elecciones en Argentina, en el próximo balotaje del 22 de noviembre, en las legislativas de Venezuela el 6 de diciembre y muchos analistas señalan que en gran medida se juega en estas elecciones el mapa político de toda la región. Me gustaría conocer tu opinión al respecto.

M.E.G.: Exactamente, ese es un punto dilemático que está en debate, hay que ser cauteloso porque no se pueden afirmar cosas tan tajantes o absolutas. Como análisis tentativo, yo creo que la declinación de los gobiernos progresistas da su primer paso en el año 2005 cuando comenzaron a declinar las rebeliones y movilizaciones en el continente y todo comenzó a ser institucionalizado y nada más que eso. A partir de ahí comienza el declive. Ese año fue electo el último gobierno progresista antes de Paraguay y Honduras, que fue el de Evo Morales, se acabaron las movilizaciones y las grandes acciones, que se trasladaron a Chile y a Colombia, pero en formas transitorias, más parciales y relativas que la mareada anterior que frena el ALCA.

Siempre hay luchas porque donde haya explotación y opresión va a haber luchas, pero no las grandes acciones que conocimos entre 1989, el Caracazo, las de 1995 en México-Chiapas, y todas las que conmovieron el poder continental hasta el 2005; fueron diez años de grandes ascensos, rebeliones y acciones. Eso comenzó a declinar del 2005 en adelante. Los gobiernos progresistas fueron elevados en forma directa o indirecta por ese proceso, es ese proceso lento y desigual el que le puso límites a los movimientos y a los gobiernos nuevos. Fíjate tu que cuatro años después, la derecha comenzó a ganar las capitales a los gobiernos progresistas, eso no puede ser una casualidad, algo estaba cambiando, era un proceso lento y complejo pero ya existía.

En 2010 fue más evidente, dos gobiernos progresistas fueron echados a tiros en Paraguay y Honduras, les hicieron rebeliones derechistas a gobiernos progresistas, se dio el enfrentamiento con el campo en Argentina en 2007, cierto que no fue como el golpe a Chávez en 2002, ni la rebelión semi facista contra Evo, pero sí creó una situación que terminó polarizando a este país. Luego, un periodista inteligente de la derecha argentina, con bastante astucia y trampa llama eso «la grieta», olvidando su origen en la rebelión burguesa del campo por los impuestos, el mismo tipo de alzamiento contra Correa por el impuesto a las herencias y la propiedad inmobiliaria. La mentira es parte de la historia, pero no estamos obligados a ser mentirosos.

Después de 2009 vino la caída acelerada de los precios de las materias primas, esto es un hecho de política económica decidido en las grandes plataformas del dominio económico mundial, del sistema de Estados. La economía no se manda sola ni tiene una «mano negra» que define los precios. No. Así como Estados Unidos en 7 años recuperó su capacidad global energética con el gas de esquisto, movido por una razón de estrategia de poder mundial, las materias primas cayeron esta vez como lo hicieron en los ´50 y en los ´70, son recursos de las estrategias de dominación.

Desde 2010 y en proceso acelerado, comenzó a golpear a 5 países latinoamericanos que llegaron a tener lo que nunca hubo en América Latina, que son las famosos tres superávits, fiscal, comercial y presupuestario; nunca hubo en América Latina una cosa así. Al darse vuelta esa realidad, comenzó el drenaje de la gobernabilidad de los gobiernos de izquierda. Intentaron lo mismo en Cuba, pero como no podían hacerlo igual, porque fue por medio siglo una economía cerrada al control imperialista, entonces la bloquearon. Es así la cosa desde la Revolución Rusa, Mario, no hay forma de escapar a esa dialéctica de hierro de la lucha de clases, menos con políticas y gobiernos basados en ilusiones y fantasías neo keynesianas basadas en la ampliación del consumo bancarizado, regulatorias, populistas.

No olvido a un consultor holandés de empresas multinacionales que en el año 2001 en una conferencia a la que asistí como periodista en Buenos Aires, dijo: «no tenemos apuro con Venezuela, en diez años haremos otro balance» y lo están haciendo.

Nada de eso se definirá este 22 de noviembre en Argentina, ni siquiera el 6 de diciembre en Venezuela, pero hay un hecho que es cierto que aporta Borón: el 22 de noviembre podría ser la primera vez que un gobierno progresista puede ser derrotado en una eleccíón presidencial. Honduras y Paraguay son derrotas físicas o combinadas con base en la acción contrarevolucionaria física.

Ojalá que no ocurra, pero aunque esto esté planteado, la definición del proceso latinoamericano llamado progresista, no se define el 22 de noviembre en Argentina, sólo se definirá en Venezuela si pierde el chavismo en forma aplastante. Suele olvidarse que debajo del voto hay sociedades y pueblos, o sea, mientras no sea aplastado el movimiento chavista, el gobierno seguirá vigente, aunque con menos votos.

En Argentina puede ganar la derecha de Macri, pero no va a ser tan distinta de la derecha de Scioli, por razones obvias, ya explocadas bien por Atilio, Omar Hacha y Katz. Entonces no es que va a cambiar sustancialmente la política económica en Argentina que vive de contradicciones entre lo bueno y lo malo. En Venezuela es más complicado, si yo fuera de Afganistán diría lo mismo, mi origen nacional no determina mis opiniones. Según el Consejo de las Américas en su documento del año 2008, Venezuela es el centro de los problemas de la nueva América Latina, no es Cuba, no es Argentina que tiene más peso que Venezuela, no es Brasil que tiene más peso que Argentina. O sea, Mario, no se define por el peso económico, a pesar de su importancia.

Fíjate el caso de Dilma, está con un 9% de imagen positiva y, sin embargo, la derecha no la puede echar, ni dar un golpe, porque está gobernando con una fracción de ella, en ese aspecto Petras tiene un gran mérito intelectual en haberlo advertido en 2002. Entonces, es muy difícil que esos gobiernos puedan ser destruidos con facilidad y que el 22 de noviembre se decida el curso de las cosas. Lo deciden a nivel de titulares, de política exterior, de relaciones con la OMC, de las finanzas, pero no de lo que se armó hace diez años con la derrota del ALCA . Eso no se define sólo con los votos.

 

En Venezuela existe un Movimiento bolivariano con capacidad de acción independiente relativa, que no le pide permiso al gobierno para actuar

 

M.H.: En el día de ayer leyendo el sitio más visitado de los medios de comunicación venezolano, Aporrea.org, me detuve en declaraciones del diputado José Ávila que estima que al menos 70 de cada 100 venezolanos que hacen colas, revenden los productos en el llamado mercado bachaquero. Me gustaría que nos explicaras qué significa esto.

M.E.G.: Es muy importante el dato que da este hombre, es un dato inverificable, es una aproximación por cálculos más o menos, no es exacto, pero sí se puede afirmar que buena parte de los que van a los supermercados privados y mercados del Estado, compran para revender y eso creó una sub economía que en Venezuela se llama «bachaqueo».

La palabra bachaqueo viene de bachaco, que es una hormiga gigante que llega a tener hasta 2 cm que lleva y trae cargas. Por ejemplo, voy mañana al mercado y llevo a mi hermano, a mi novia, a mi prima y a mi abuela, somos 5 personas, compramos cada uno 3 productos del mismo tipo, 3 kg de fideos cada uno, tenemos 15 kg de fideos en total que nos costaron 20 pesos y los vendemos a 120. En eso consiste el bachaqueo. Sucede que en Colombia un producto de primera necesidad como lo es la harina pan, con la que los colombianos y los venezolanos hacen las arepas, en Venezuela la compras a 10 y en Colombia la vendes a 500 o 1000. La gasolina que en Venezuela cuesta 2 céntimos de dólar, en Colombia la venden a 3,5 dólares en la frontera, en Bogotá a 4,20; es una millonada cuando en vez de bachaqueo usas escalas de tráfico más grandes. Eso solo lo pueden hacer los capitalistas comerciales y algunos altos funcionarios del Estado.

Han surgido dos subclases o capas parasitarias, unos son los bachaqueros mismos, que son miles y miles, por eso este hombre de aporrea habla de 70 de cada 100; esos miles y miles han compuesto una capa comercial parasitaria muy dinámica, que no produce nada, viven del comercio ligero ganando en forma especulativa hasta 10, 20, 30 veces más en pocas horas. Ningún burgués tendría esa tasa comercial de ganancia en forma legal. Por eso se ha instalado en Venezuela lo que Roland Dénis llama con acierto la «caterva de usureros de la renta» y que el economista marxista venezolano Manuel Sutherland ha explicado con propiedad técnica en varios escritos.

Luego está la capa de arriba, los grandes controladores del comercio importador, privado y del Estado, militares y no militares, que manejan toneladas, de las cuales parte se queda en el mercado interior y otra parte mayor se iba (ya no) al mercado colombiano. De ahí surgieron centenares de nuevos ricos. A estos no los llamo capitalistas o burgueses, porque no tienen estatuto legal, no pueden mostrar su capital parasitario, espúreo, pero son ricos, millonarios de la noche a la mañana.

Una amiga marcucha (de Maracaibo) me contó que su tío usaba su auto que carga 120 litros de gasolina en el tanque, lo llebaba desde Maicao (frontera con Colombia) cruzaba la Guajira, gastaba solo 5 litros de gasolina para ir, vendía el resto a 1 0 2 dólares y los compradores lo revendían en el mercado colombiano a 5 dólares. Ese hombre hacía 8 viajes por día, en pocos meses se compró una flota de 7 autos grandes. Ahora no puede porque Maduro tomò la correcta medida de bloquear militarmente la frontera. Esa persona se hizo medio rico, y no entra en ninguna de las categorías conocidas, ya no es obrero, no es trabajador, no es capitalista, entonces forma parte de la economía parasitaria que surgen en grandes colapsos de la economía y la sociedad. Eso es lo que está pasando en Venezuela, aunque nos duela. A eso lo llamo descomposición, no solo en la economía, también en la vida social y política.

M.H.: Modesto, algunos analistas, periodistas, como el francés Maurice Lemoine, tomando en cuenta esto que acabás de comentar, señalaron que la desestabilización en Venezuela sigue el patrón de Chile en 1972. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

M.E.G.: Tiene razón, pero en forma muy relativa. Las comparaciones siempre son relativas. Es cierto porque en general todas las conspiraciones se parecen en su matriz, pero cambian por un lado las condiciones internacionales, lo que hizo la ITT en Chile, no lo puede hacer otra multi en Venezuela; lo que hizo el famoso ex canciller norteamericano Henry Kissinger, no lo puede hacer en este momento el gobierno de Obama con ningún embajador en Venezuela.

Pero existe otra razón diferente: lo que pudo hacer la conspiración en Chile, estuvo en relación directa con la acción de las masas y la acción del gobierno. La conspiración avanzó en la medida que el gobierno de Allende desmovilizó o frenó la organización, no solo social y sindical que era potente, sino también la organización armada de los obreros del norte de Santiago de Chile y de las Comunas barriales que eran muy poderosas. Al frenar eso entre junio y septiembre, la derecha aprovechó, eso está demostrado.

En Venezuela eso no se puede dar, primero por la condición internacional actual, y por otro lado por el movimiento bolivariano, que más allá de las debilidades del gobierno de Maduro e incluso el de Chávez, existe en Venezuela un Movimiento Bolivariano con capacidad de acción independiente relativa, que no le pide permiso al gobierno para actuar, y por ejemplo, defenderlo como lo hizo en el año 2002, en el año 2004 y en 2007 y creo que lo va a volver a hacer. Una demostración la vivimos este año cuando Obama declaró al gobierno de Maduro «una amenaza»; miles nos movilizamos para el entrenamiento militar. Eso no pasó en Chile, allí el Partido Comunista, el Partido Socialista, el presidente Allende con toda su influencia social y algunos más, convocaron y desconvocaron al mismo tiempo, llevaron a las masas a la calle de manera correcta y luego las frenaron diciéndoles que el Gobierno se encargaba junto con las Fuerzas Armadas patriotas, mientras que los enemigos le estaban haciendo la guerra en las calles, el comercio, las fábricas y las universidades. Eso no es tan así en Venezuela, los recursos cambiaron y la condición internacional cambió, aunque también es cierto que esa buena realidad puede ser modificada por desmoralización o desencanto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.