En Panamá habrá dos cumbres, una oficial y otra alternativa. La primera, la VII Cumbre de las Américas, con el título: «Prosperidad con Equidad: El Desafío de Cooperación en las Américas». La otra, la Cumbre de los Pueblos Sindical y de los Movimientos Sociales de Nuestra América, con el título: «América Latina, una patria para […]
En Panamá habrá dos cumbres, una oficial y otra alternativa. La primera, la VII Cumbre de las Américas, con el título: «Prosperidad con Equidad: El Desafío de Cooperación en las Américas». La otra, la Cumbre de los Pueblos Sindical y de los Movimientos Sociales de Nuestra América, con el título: «América Latina, una patria para todos, en paz, solidaria y con justicia social» organizada por las fuerzas de izquierda en Panamá, aunque debilitada y fraccionada, con el aliento de llevar a buen fin esta convocatoria.
En ambas Cumbres hay nudos que desamarrar, por un lado en la oficial, hay dos temas centrales, el de Cuba y su relación con Washington, (pese a las diferencias ideológicas que reitera la canciller panameña) y el otro la desestabilización de Venezuela por un lado y por el otro el decreto donde el país bolivariano es una «amenaza extraordinaria» para EE.UU.
En la alternativa, se trataran temas de mayor contenido popular y social, sobre sus movimientos, movilizaciones y políticas alternativas anti-sistémicas.
Ambas cumbres tienen sus propios nudos y sus propias agendas, aunque no de espaldas entre sí, por un lado esto ha sido el fruto del trabajo en un periodo de mediana duración, de los gobiernos que se denominan post-neoliberales, (Emir Sader a tratado esto) y las alianzas robustas que han logrado en bloques regionales que sirven de presión.
Estos países tienen su agenda, que esfuerza la de Washington, que por momentos deja de dar pasos adelante, por ejemplo, en cuanto al restablecimiento de las relaciones con la Habana y el repliegue de la amenaza de invasión a Venezuela. Esto no diezma su hegemonía, hasta el momento.
Un tema que se desprende de la cumbre oficial, es que papel jugará la OEA, como espacio de dialogo, muy al estilo habermasiano de la comunidad ideal de hablantes (Ya sobre el futuro de este organismo Niko Schvarz y Nils Castro han hecho algunas valoraciones). Esta cumbre será el escenario perfecto para verificar lo que ya se está ventilando, de que ha Estados Unidos se le está achicando el patio trasero y que su crisis de legitimidad es un hecho o ¿habrá algún as debajo de la manga?
La cumbre alternativa tendrá como primer nudo, el de la convocatoria, por otro, el de lograr en la diversidad, la unidad de criterios para analizar cuidadosamente la agenda regional, y ver cómo quedará el sector de la izquierda panameña frente a esta. Una izquierda dividida más por intereses particulares que por contradicciones reales. Entre más jefes de Estado de gobiernos post-neoliberales se asomen por esta cumbre, mejor serán sus resultados.
Lo que si es que Panamá, propiamente será un tablero de ajedrez político, donde se harán las mejores jugadas.
Abdiel Rodríguez Reyes. Profesor e investigador.
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