La noticia de que los talibanes están cobrando fuerza y recuperando el poder ha vuelto a llamar la atención. También la represión contra las mujeres.
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El ataque a las Torres Gemelas fue la justificación con la que Estados Unidos invadió y ocupó Afganistán. A 20 años de esos hechos, Brecha habló con la organización de mujeres más antigua y una de las más activas de ese país.
En términos generales, la derrota de Estados Unidos en Afganistán significa no sólo su fracaso militar local, sino que ha cedido terreno a sus rivales por el control asiático y mundial, en especial a China y Rusia,
La masacre de al menos 79 civiles afganos y 13 soldados estadounidenses en el aeropuerto de Kabul ha impulsado a la rama afgana del ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria, por sus siglas en inglés) a los titulares de los informativos de todo el mundo, que era lo que pretendían.
En 1978 en Afganistán tuvo lugar una revolución socialista, conocida como Revolución Saur o Revolución de Abril. Se conformó entonces la República Democrática de Afganistán, conducida por el Partido Democrático Popular de Afganistán, de izquierda, la que recibió el apoyo de la Unión Soviética.
La construcción de la noción de “imperialismo benévolo” parte de un negacionismo evidente, tanto de la historia imperialista de Estados Unidos desde finales del siglo XIX como de la propia trayectoria de Joe Biden.
¿Cómo es posible pensar que luego de 20 años de invertir en una guerra EE.UU. se retire, derrotado, sin más? ¿Sería viable creer que hubo una victoria talibán al estilo del Vietcong?
La derrota de EEUU en Afganistán agudiza la crisis de la sociedad estadounidense y le da centralidad a la declinación del imperio en favor de China y Rusia.
Horas de llanto y de crujir de dientes (Lucas, 13,28) transcurren en estos pagos del así llamado Occidente, por el descalabro sin paliativos de EEUU y sus aliados en Afganistán. Entendámoslos. En Afganistán terminó de naufragar, de manera estrepitosa, el sueño imperial de EEUU, de imponer al mundo un “New American Century”, en la euforia generada por el suicidio de la Unión Soviética.