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Fahrenheit 451 en Lima

Un atentado cultural

Fuentes: Rebelión

El día 05 de octubre del 2014 se llevó a cabo las elecciones municipales. En la ciudad de Lima los votos oscilaban entre tres candidatos: Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional), Enrique Cornejo (APRA) y Susana Villarán (Dialogo Vecinal). Dos de ellos ya tenían experiencia previa a cargo del municipio, Villarán era la alcaldesa en cargo. […]

El día 05 de octubre del 2014 se llevó a cabo las elecciones municipales. En la ciudad de Lima los votos oscilaban entre tres candidatos: Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional), Enrique Cornejo (APRA) y Susana Villarán (Dialogo Vecinal). Dos de ellos ya tenían experiencia previa a cargo del municipio, Villarán era la alcaldesa en cargo.

Pero había un rostro que era ya conocido por todos y era el de Castañeda Lossio. Las acusaciones de corrupción por casos como COMUNICORE y arreglos bajo la mesa durante su gestión anterior lo calificaban como el impresentable de las elecciones (a pesar que meses antes su candidatura se había prohibido por el JNE y luego se anulara aquella restricción). En un acto digno de Ripley Castañeda Lossio ganó las elecciones, el pueblo había preferido el ya conocido lema: «Roba pero hace obras». Era el inicio de la tormenta.

Pese a todo ello tendría que esperarse hasta el próximo año para que el partido de Solidaridad Nacional inicie sus funciones en el municipio. Llegado el día 05 de enero la primera acción fue despedir a mas de 3 mil trabajadores entre hombres, mujeres y otras embarazadas. Con ello estaba violando el contrato que los trabajadores tenían extensos hasta unos meses mas, sin previo dialogo. Castañeda empezaba de la peor manera. Era el inicio de la tormenta dando sus primeros pasos.

Pero aquel alcalde era conocido también por ser el principal aval de una linea de transportes conocidas como Orion. Aquella linea es la responsable de numerosas muertes cada año y, habiendo acumulado centenares de papeletas, el alcalde en un arrebato de raciocinio decidió ampliarle las vías y alargar el tiempo de contrato que tiene con ellas. Prioriza el dinero más que los ciudadanos.

¿Pudo ser peor? Por supuesto, en la capital del Perú se ubica la larguísima avenida Salaverry con mas de 30 cuadras en su haber, aquella avenida ostenta en el medio de sus dos carriles una berma central que funciona cambien como ciclovía. La municipalidad, en conjunto con el alcalde del distrito de Jesús María (en donde se ubica la avenida Salaverry), tuvieron como idea de proyecto eliminar la berma central para ampliar las pistas con el pretexto de solucionar los problemas de congestión, pese a haberse demostrado posteriormente que su cura seria resultaría peor que la enfermedad. Con ayuda de las movilizaciones en Lima por parte de diferentes grupos el proyecto se rechazó días después.

Pero cuando parece que nuestro alcalde ha metido la pata ya demasiadas veces vuelve a patinar públicamente. Se avecina una tormenta. La municipalidad manda a borrar los murales del centro histórico de Lima, con el fin de preservar la ciudad. A pesar que estos murales no están pintados en inmuebles históricos y, por el contrario, otorgan de vida a una ciudad que funciona en muchos de sus lugares como urinarios públicos. Nada de eso importó al alcalde que hace unos días inicio el borrado de murales de diferentes artistas conocidos tanto local como internacionalmente.

Y uno se preguntaría, ¿por que sucede todo esto? La respuesta todavía es confusa, no se discierne si es el estado senil por el que entra el alcalde de Lima o un odio personal a la gestión anterior de Susana Villarán, siendo esta la respuesta más aceptada.

Y es que ciertamente nuestro alcalde se ha tomado la empedernida tarea de borrar todo rastro de la gestión anterior, y dado que ella tuvo como mayor logro el programa cultural (a tal punto de hacer de Lima una metrópoli a la altura de las grandes ciudades del mundo) nuestro alcalde apunta a ello: eliminar todo programa cultural de Lima. Y ya ha empezado.

Lo mas reciente ha sido que la feria gastronómica mas importante del país (Mistura) teniendo como punto de organización la costa verde (en el litoral con el Océano Pacifico) ha sido transportada a su lugar de inicio muchos años atrás: el Parque de la Exposición.

¿Cual es el problema con ello? Que en aquel parque funciona el MALI (Museo de Arte de Lima), Mistura obstruiría una presentación de arte que tiene como inicio en agosto y duraría unas semanas en él. A pesar que la feria solo tenga de duración 10 días lo cierto es que el proceso de establecerse ahí y luego desarmar todo demanda un tiempo mayor que solo 10 días, con ello ha perjudicado (entre otras cosas) lo que Lima era de cultura; en solo dos meses de gestión.

Fahrenheit 451 tiene un nuevo contexto espacio-tiempo y es la Lima de ahora, donde no basta quemar libros sino que se busca eliminar toda expresión cultural. Ha iniciado la tormenta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.