Entramos en la cuenta regresiva de la VI Cumbre que tendrá lugar en Cartagena de Indias, entre el 9 y el 15 de abril de 2012-«La Cumbre de las Américas es la reunión de más alto nivel en el hemisferio occidental. Es la única donde todos los Jefes de Estado y de Gobierno de las […]
Entramos en la cuenta regresiva de la VI Cumbre que tendrá lugar en Cartagena de Indias, entre el 9 y el 15 de abril de 2012-«La Cumbre de las Américas es la reunión de más alto nivel en el hemisferio occidental. Es la única donde todos los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas elejidos democráticamente debaten en torno a los asuntos comunes de política, afirman sus valores compartidos y se comprometen a tomar acciones concertadas a nivel local y regional». Asi, lo dice textualmente en su Sitio Oficial en Internet www.vicumbredelasamericas.com, la convocatoria y difusión diplomática y al mismo tiempo la explicación de su relevancia, en pos de la creación de una agenda común hacia el futuro americano.
Como estamos en la víspera, de la misma, nos parece sumamente importante, situar la VI Cumbre de las Américas en la actual constelación de poderes de la política mundial y regional, y en la nueva lógica geopolítica de América Latina y el Caribe y América del Sur.
Nos guiaremos conceptualmente bajo las premisas que tanto nos enseñó Alberto Methól Ferré, de que no existe la actualidad por sí misma, que toda Historia implica contemporaneidad y que por lo tanto, todo acontecer de debe instalarlo ineludiblemente bajo la interpelación retroalimentativa del Pasado-Presente-Futuro y Futuro-Presente -Pasado, ya que la Historia significa movimiento perpetuo; y en verdad, es la lucha del Hombre contra el Hombre por la conquista de su dignidad, que nos remonta a un sin fin de injusticias, en su búsqueda de lograr ser Sujetos, y sólo se logra ser Sujeto adquiriendo capacidades de autonomía, cuando un Pueblo en Comunidad se articula en una Nación, que le brinde una horizonte con voluntad política de construir un Estado con capacidades.
Y esta VI Cumbre de las Américas, se sitúa en el marco de nuestros Bicentenarios, pero que en nuestro horizonte, en base al párrafo anterior, significa lograr la Segunda Independencia de Nuestra América -en el mismo camino señalado por el último Libertador, José Martí-.Y Nuestra América, excluye precisamente a los Estados Unidos de Norteamérica, porque justamente, para Martí, la Segunda Independencia, en su esencia de fondo, pasaba por liberarnos del imperialismo norteamericano. Esto es nodal, para Martí y para la Generación latinoamericana del 900 con Manuel Ugarte, Rodó, Oliveira Lima, Garcia Calderón, Blanco Fombona, etc. La Segunda Independencia era y es reponer a Bolívar para lograr de una vez por todas la Patria Grande -en Ungarte es más que claro, esta idea-.
Es útil y preciso, en la contemporaneidad de la Historia, por lo tanto, ubicar de entrada y sin rodeos, la atmósfera épocal, tarea de todo pensamiento político, si entendemos, que significa un sistema de ideas que pretende dar respuesta a las «tensiones» de la época.
Un pensamiento político que debe ser universal, desde nosotros. Solamente sé es universal partiendo de las raíces. El camino inverso es un cosmopolitismo abstracto y sumiso a toda colonización cultural.
No podemos ignorar siguiendo esta línea de análisis, que estamos en el cambio de pasaje de un «orden» unimultipolar de la posguerra fría a un «orden» multipolar del siglo XXI, donde los Estados continentales industriales serán los únicos actores políticos con capacidad de soberanía o autonomía y la crisis irreversibles de los Estados nación clásico industrial medianos y en caída libre y ni que hablar los Estados agromineros exportadores hijos de la fragmentación de Nuestra América o de los Estados monoétnicos, incapaces de nada, de los Balcanes. Y en este contexto, tenemos la enorme posibilidad, como no lo teníamos desde la época de la primera independencia, de materializar la segunda independencia, es decir la Patria Grande vía Mercosur-Comunidad Andina, Unasur y Celac. Todos, hijos de un mismo itinerario.
Un pensamiento político enraizado en nuestros pueblos solo se logrará bajo la búsqueda del paradigma de la Patria Grande, y nos permitirá materializar el Estado Continental Industrial, juntos a los que ya han accedido a este «umbral»: los Estados Unidos, China, Rusia, India y Europa, está por verse -primero hay que discernir que es la Unión Europea, la Eurozona y la Otan-, dejemos a los europeos que lo hagan y si están a la altura de la Historia.
Desde el inicio de nuestra primera independencia con los Libertadores José de San Martín y Simón Bolívar se inicia la tensión incesante, entre Bolivarismo y Monroísmo. Y justamente «Bolivarismo y Monroismo» es un libro clásico del año 1934, de uno de los más grandes Filosófos de Nuestra América, el mexicano José Vasconcelos, que ilustra, razona, analiza y proyecta, esta tensión incesante y oscilante, que dominará la historia de América Latina.
En el año 1826, Simón Bolívar convoca al Congreso de Panamá. Se trataba, luego de la etapa combatiente del unionismo hispanoamericano, de dar un salto hacia adelante hacia la «Nación de Repúblicas», en cuanto se proponía la deliberada tarea de unir la preexistente unidad en la que siempre había vivido el orbe hispanoamericano-incluso España y Portugal estuvieron unificadas bajo el mismo Reino de los Felipes entre 1580-1640- y que luego se iría fragmentando en el curso de los acontecimientos posteriores. Antes de Bolívar, encontramos al Precursor Francisco de Miranda y antes de Miranda, al Precursor del Pensamiento Nacional Latinoamericano posterior, el jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán, natural de Arequipa y autor en 1792, de la famosa «Carta a los españoles americanos».
El unionismo hispanoamericano de San Martín y Bolívar actúa en forma unida en la emancipación y simultáneamente, irá creando una base recíproca. Incluso, fue invitado el Imperio del Brasil al Congreso -hecho poco conocido y que en la contemporaneidad de la Historia, hoy cobra enorme relevancia-. La muerte de Bolívar en 1830 marca simbólicamente el comienzo de la fragmentación hispanoamericana, por lo que los Congresos Hispanoamericanos de 1847(Lima), 1856(Santiago de Chile) y de 1864(Santiago de Chile) son intentos importantes, pero menores en comparación con los planteos anteriores de rescatar el programa bolivariano.
Pero, al mismo tiempo, al unionismo hispanoamericano, Estados Unidos impulsó desde 1823 la mal llamada «Doctrina Monroe» o «monroísmo» que en verdad, constituye una Declaración Unilateral del Presidente James Monroe en un Discurso al Congreso de su país, el 2 de diciembre de 1823, y tiene como epicentro posterior la reunión del Primer Congreso Panamericano de 1889 en Washington, que tiene James Blaine, como uno de sus difusores más importantes.
Esta declaración unilateral, convertida en doctrina expansionista de la política exterior norteamericana, es de base hegemónica -de ahí su radical diferencia con el Bolivarismo solidario de la «Nación de Repúblicas»- y pretende entender unilateralmente a las «Américas» como la dominación de los Estados Unidos, y por lo tanto norteamericanización y transformar a América como sinónimo de norteamericano, y en verdad es la base de una Geopolítica, o mejor decir, de una Teología Política, de arrogarse que Nuestra América constituye su «patio trasero». Desde esta óptica, es que justamente, José Vasconcelos identifica a la historia de América Latina, como la tensión entre Bolivarismo y Monroísmo.
Y, nada más adecuado en estos tiempos, señalar que la primera violación de los Estados Unidos de su «Doctrina Monroe», o del «Mito Monroe», célebre obra escrita por el historiador mejicano Carlos Pereyra, fue el ataque en 1831 a las islas Malvinas, como antesala a la usurpación de la piratería británica de 1833.Nada más concreto y real, que la política de la doble moral, y luego esa violación se materializaría en toda Nuestra América una y mil veces. Y como una «desquite» de la Historia, justamente quedo enterrada para siempre en el Atlántico Sur, en 1982 durante la Gesta de Malvinas, en el mismo ámbito donde nació hipócritamente.
Por lo tanto, las Cumbres Hemisféricas, son hijas del «monroísmo» y del «panamericanismo».Y en esta dinámica geopolítica y más aún, como resultado de ella, nacen la Junta Interamericana de Defensa-1942-, el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca-TIAR-1947 y la Organización de Estados Americanos -OEA- 1948. Las tres, son hijas dilectas del panamericanismo, hoy en crisis irreversible. Parecía que San Martin y Bolívar, habían quedado sepultados para siempre en Ayacucho.
Pero decíamos al principio, que la Historia es movimiento perpetuo, y en ese movimiento, los centros pueden volverse periferias y las periferias, centros. Y que esa dinámica, esta motivada por la búsqueda incesante de ser Sujetos de la Historia.
El fin de la bipolaridad, la transición de un «orden» unimultipolar a uno multipolar, y el dato central y estratégico, que no había llegado el Fin de la Historia, ni que había regresado la Historia, sino que la Historia nunca se había ido, por lo tanto, no había terminado, pone nuevamente en movimiento a Nuestra América.
San Martin, Bolívar, Artigas, O’Higgins, Rodríguez de Francia en el ciclo unificador, con Manuel Ugarte, con el Barón de Rio Branco a principios de siglo XX, con Perón, Vargas e Ibáñez del Campo en la mitad del siglo XX y más recientemente Lula, Kirchner, Chávez, Morales, Mujica, Lugo, Correa y todos los Presidentes Latinoamericanos, reactualizan un Nuevo Ayacucho.
Y el Latinoamericanismo, tímidamente con el Mercosur, con nuevos aires de la Comunidad Andina, dan nacimiento a la Unión de Naciones Suramericanas -UNASUR- y coronan el proceso con la gestación de la Comunidad de Estados Latinoamericamos -CELAC- a fines del 2011. Todos ellos, son hijos dilectos del Congreso bolivariano del Panamá de 1826.
Y nuevamente, la tensión Monroísmo y Bolivarismo toma cuerpo sanguíneo, pero en otro contexto geopolítico. En la Hora de la Segunda Independencia de Nuestra América.
El ALCA quedó sepultado en el 2005 en la Cumbre Hemisférica de Mar del Pata, y en el 2009 en la última Cumbre realizada en Trinidad y Tobago, un flamante presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, prometía «un nuevo diálogo» y «una agenda de igual a igual», a diferencia de su antecesor, Bush -h-.
Nada ocurrió. Por el contrario, se produjo un golpe de estado en Honduras, se potencializó el Comando Sur y la IV Flota en la lógica de la Guerra por los Recursos en el esquema global de una política inclusive más militarista que la del propio Bush -h- en Medio Oriente y ratificada en enero de 2012 con una política de Defensa bajo el titulo «, Manteniendo el liderazgo global de los EEUU», se ha intentado permanente generar fisuras tratando de firmar TLC con países de la región para «sepultar» el Nuevo Ayacucho.
Sin embargo, la Historia continúa, prosigue su marcha «A paso de Vencedores» el grito de batalla del General Córdoba en Ayacucho, y hoy en la agenda de la VI Cumbre Hemisférica figura Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur, ya no como un reclamo argentino, sino como la bandera suramericana de la Segunda Independencia, en un territorio colonial que hay que decirlo es una Base militar de la OTAN y territorio de ultramar de la Unión Europea, estipulado por el Tratado de Lisboa. Y el segundo tema, es la latinoamericanización de la agenda cubana, ya agenda del CELAC. La Patria Grande está en marcha y el Bolivarismo, al ser el pensamiento político del futuro va desplazando por primera vez, al anacronismo del monroísmo.
«Todos nuestros antecedentes nos inclinan a preferir el esfuerzo de la cultura sobre el esfuerzo simplemente civilizador. El siglo de imitación de lo nórdico, siglo de una angustia por la conquista de una civilización refleja, está liquidándose. Al prejuicio de la inferioridad de mestizos y de indios, médula innegable de nuestra población, sucede hoy, ante el fracaso del Norte, la convicción de que el secreto de las culturas está en el aprovechamiento adecuado de cada temperamento en su afición y en su aptitud. Así, un futuro Estado ilustrado pondría al indio a dibujar y al rubio a producir por sistema, mientras la industria se reforma a sí misma. Ninguno en sumisión y cada uno en su misión. Y la sociedad habrá hecho algo más que perpetuarse; se habrá realizado en su más alto fin. En tanto que el hombre se dedicará a superarla.»
«Las ventajas de nuestras tierras desiertas y feraces nos obligan. La humanidad entera espera de nosotros no una simple civilización más grande, sino una cultura más comprensiva, libre y justiciera. Se traicionará la esperanza del mundo si alguien estorba nuestro crecimiento inadulterado. Un compromiso de honor nos impone la invención, consolidación, de una auténtica y autóctona cultura». José Vasconcelos. Bolivarismo y Monroismo. Temas Iberoamericanos.Ed.Trillas.Méjico.2011.pág.50-
Miguel Ángel Barrios (Argentina) es doctor en educación y ciencia política, autor de varias obras, entre ellas El Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica y Consejo Suramericano de Defensa. Desafíos Geopolíticos y Perspectiva Continentales.
Fuente: http://alainet.org/active/53788