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David Cid Aedo escribe: «Como autor, comprometido y acusado falsamente en este montaje, expongo aquí, con rabia, a modo de catarsis y reacción, al ver que este caso se ha enredado y dilatado con bríos de impunidad. Desde una visión muy personal, en un tono de denuncia y testimonio autobiográfico que ayudan a desenmascarar una mentira más de agentes que en nombre del Estado y la institucionalidad violan los derechos fundamentales del ser humano».

Los organizadores y autoridades mapuche denunciaron a los miembros de la clase política de la administración del Estado chileno, «desde la delegación presidencial, al Ministerio del Interior y al alto mando de Carabineros por lo que ocurrió hoy, en una fecha tan trascendental para los pueblos originarios que resisten».

Mientras la administración de turno de La Moneda festejaba las llamada ‘día de las glorias del Ejército’ en el Parque O’Higgins de Santiago -una demostración fetichista y patriarcal de 7 mil efectivos de las diversas ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden del Estado capitalista, autoritario y conservador del país, acompañada de los representantes del sistema de partidos políticos institucional y del presidente de la Corte Suprema-; el mismo 19 de septiembre, pero a media tarde, la memoria viva de los pueblos hacía su trabajo mediante un acto de Derechos Humanos, político y cultural

«La lección es nítida: sólo el pueblo ayuda al pueblo, y la tarea es construir sus propias fuerzas para autoemanciparse. No puede confiar en los ‘progresistas’ ni en los ‘capitalistas democráticos’, ni en aquellos políticos y sus cantos de sirena que sólo buscan aprovecharse de la buena fe popular. Ya basta»

Trata sobre la emergencia de los cordones industriales durante la Unidad Popular de Salvador Allende, a través de una entrevista con Mario Olivares, integrante entonces del Cordón Industrial Vicuña Mackenna y actual dirigente del Sindicato N° 2 de Viña San Pedro-Tarapacá.

Refiriéndose a los miembros directivos de la formación de extrema derecha, las y los muchachos expresaron que, «Quienes están aquí no sólo han impedido los cambios para cuidar los negocios de los empresarios, sino que también fueron impulsores y defensores de la dictadura.»

Hoy los enamorados pueden reunirse en la esquina de Jecar Neghme con la Alameda, tan cerca del emblemático Liceo de Aplicación, del cascarón antiguo de la metrópolis chilena, del barrio Yungay, de la editorial LOM, de la sede nacional del magisterio.

Se trata de un inicio, una fuerte apuesta política, la posibilidad de la unidad. Se trata, una vez más, de la humanidad oprimida autoconvocada y su liberación.

Tan profundas ardieron las emociones, tan agolpadas alrededor de las 119 siluetas, tan invierno el día y multigeneracional la convocatoria, que la gente optó por abrazarse; hace mucho que no sé de ti y han crecido muy rápido los chicos, qué será de Manuel y Luisa, qué será de tu mamá y la mamá de tu mamá; y dónde se habrá metido la chica Magda, con ella quedé en la estación del metro Quinta Normal para hacer juntos la caminata.

Debe quedar claro que esta no será la marcha de las víctimas, de los deudos o los dolientes, ni es la marcha del entierro de la memoria, sino que todo lo contrario. Este 22 de julio será la marcha de la memoria y la resistencia. La memoria de los 119 y de muchos y muchas más. La memoria de las luchas legendarias de este territorio, así como la lucha de siempre de la resistencia humana que se expresa también en los familiares, los compañeros, en quienes han demandado justicia y denunciado los crímenes y el genocidio.