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Las crisis mundiales del petróleo en 1973 y 1979 acortaron la dictadura militar en Brasil (1964-1985), al acabar con su “milagro económico”. El escarmiento convirtió el país en exportador del crudo, pero no lo eximió de otras maldiciones.
La ciencia tiene la palabra primordial sobre amenazas climáticas, otros temas ambientales y la pandemia, pero se hizo también objeto de debates en el Foro Social Mundial, no por sí misma, sino por su negación.
De Australia a Hawái una Marcha virtual de 24 horas inauguró el Foro Social Mundial 2021 el sábado 23, con un desfile de luchas, ideas, movimientos y tragedias sociales que claman por un intrincado camino de cambio y buscan una escurridiza síntesis proactiva.
La salida de Ford de Brasil tiene un gran peso simbólico para Brasil, sobre la pérdida de su peso industrial.
Propio de una “república bananera” fue la descalificación con que muchos compararon el asalto al Capitolio, el 6 de enero en Washington, por huestes azuzadas por el saliente presidente Donald Trump, a lo que suele ocurrir en América Latina. Pero es distinto y la diferencia son los militares.
En esta entrevista, concedida a IPS, la lideresa indígena Bel Juruna, explica como la construcción de la presa de Belo Horizonte modificó su modo de vida radicalmente.
La planta principal de la central hidroeléctrica de Belo Monte cuenta con capacidad de 11 000 megavatios, a los que se suman 233 más de la planta secundaria. La central costó el doble del presupuesto inicial, equivalente a más de 10 000 millones de dólares en la época de su construcción. Además enfrenta trastornos, como el atraso en la construcción de la línea de transmisión que llevará su energía al sureste de Brasil, su ineficiencia generadora e impactos sociales y ambientales superiores a los previstos.
La política en Brasil volvió a su cauce tradicional en las elecciones municipales de noviembre, al descartar los candidatos antisistema que ganaron fuerza en comicios anteriores, pero exacerbó una fragmentación que agrava las dificultades de gobernanza.
El asesinato de João Alberto Freitas el 19 de noviembre podría limitarse a tan solo otra agresión más contra los negros en Brasil, aunque esta vez de consecuencias fatales, pero su repercusión lo convierte en un hito que tiende a ampliar e intensificar la lucha contra el racismo.
Entre su hostilidad a China y la imposibilidad de apartarse del mayor socio comercial de Brasil, el presidente Jair Bolsonaro vive el momento más amargo del dilema que amenaza con perjudicar aún más su gobierno.