
La grave situación de inseguridad que se vive en el Sahel desde 2012 es vastamente conocida. Se inició con una reivindicación de la nación tuareg en reclamo de Azawad, su ancestral territorio. Francia respondió tachándolo de yihadismo, por un lado, mientras que por el otro permitió que los verdaderos integristas ahogaran la rebelión tuareg.