Categoría: Racismo y opresión capitalista
En 1935, panafricanistas, comunistas, feligreses y sindicalistas afroamericanos se opusieron a la invasión de Etiopía por Mussolini. Fueron los primeros en ver la conexión entre el imperialismo europeo y la violencia fascista.
El racismo es real y aunque tú no lo reconozcas o percibas está ahí y hiere, y otras veces mata. Decir “yo no soy racista” no basta, porque si tus acciones son contrarias a tu discurso, esto no pasa de ser eso: un discurso, y, como dijo Angela Davis, «en una sociedad racista no basta con no ser racista. Hay que ser antirracista».
La académica y activista por los derechos humanos Ruth Wilson Gilmore es cofundadora del Proyecto de Moratoria Penitenciaria de California y de la organización abolicionista Critical Resistance. Ruth Wilson Gilmore habla sobre COVID-19, “la violencia organizada” y el abolicionismo.
El libro del escritor afroecuatoriano Juan García Salazar (1944-2017) concibe la historia como construcción comunitaria narrada desde la existencia al filo de la muerte, desde la resistencia anticolonialista y antiesclavista.
La escritora Audre Lorde ((1934-1992)) quien se describía a sí misma como «negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta», afirma: «Yo no soy libre en tanto haya otra mujer que no lo sea, aun cuando sus grilletes sean muy diferentes de los míos. Y no soy libre mientras una persona de color permanezca encadenada».
Para construir una perspectiva política antirracista es necesario pensar los cruces de la raza con el género y la clase. Esto puede ayudar a salir de miradas que, bajo una aparente posición comprometida, podrían incluso reforzar las estructuras de poder sobre las poblaciones racializadas.
Al globalizarse la hermosa iniciativa de descabezar estatuas coloniales, el movimiento Black Lives Matter permite reconectar las luchas actuales con las pasadas, y ofrece así una palanca para la formación de sus jóvenes miembros.
Hoy la fuerza de un país se mide por su presencia en sus fronteras. Una vez que aquellos/as a los que llaman «ilegales» las vulneran, aparece un nuevo ordenamiento sobre el estado legal del individuo que deriva en su explotación laboral, sexual y cultural, en ocasiones asociado al tráfico de drogas.