
El 21 de febrero de 1848 salía de la imprenta de la Asociación de Trabajadores de la Educación, sita en el número 46 de la calle Liverpool de Londres, el Manifiesto comunista de Marx y Engels, un clásico del pensamiento comunista.
El 21 de febrero de 1848 salía de la imprenta de la Asociación de Trabajadores de la Educación, sita en el número 46 de la calle Liverpool de Londres, el Manifiesto comunista de Marx y Engels, un clásico del pensamiento comunista.
El 21 de febrero de 1848 salía de la imprenta de la Asociación de Trabajadores de la Educación, sita en el número 46 de la calle Liverpool de Londres, el Manifiesto comunista de Marx y Engels, un clásico del pensamiento comunista.
El 21 de febrero de 1848 salía de la imprenta de la Asociación de Trabajadores de la Educación, sita en el número 46 de la calle Liverpool de Londres, el Manifiesto comunista de Marx y Engels, un clásico del pensamiento comunista.
A fin de desplazar la influencia de aquellas fuerzas prehistóricas que dificultan el surgimiento del mundo del futuro, es preciso ir todavía más allá y abrazar la no violencia como actitud de vida cotidiana y permanente.
El gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez da un paso audaz en el propósito de avanzar hacia la paz total.
En el Instituto Tricontinental de Investigación Social, creemos que es debido al sistema social del capitalismo que somos incapaces de trascender nuestros problemas comunes.
Por una sociedad que derrumbe las fronteras
La economía mundial está estructurada en torno al crecimiento: la idea de que las empresas, industrias y naciones deben aumentar la producción cada año, independientemente de si es necesario o no. Esta dinámica está impulsando el cambio climático y el colapso ecológico. Las economías de renta alta y las corporaciones y clases adineradas que las dominan, son las principales responsables de este problema y consumen energía y materiales a ritmos insostenibles [01][02].
El sistema capitalista funciona porque somos sus cómplices y encubridores. Se trata entonces, por una parte, de desaprender lo que se nos ha enseñado desde nuestro nacimiento, en la familia, en los centros educativos, los medios de comunicación, los partidos políticos, las religiones… y, por otra, de aprender a caminar nuevos senderos.