Entre 2016 y 2017 era casi imposible imaginar un peor contexto para la minoría musulmana de Birmania conocida como rohingya, una comunidad cercana al millón setecientas mil almas, cuyo origen es una mezcla de etnias: árabes, mogoles y bengalíes, que se ha concentrado en el estado de Rakhine, también conocido como Arakan.