
En las últimas semanas han confluido sobre el primer plano de la actualidad varios acontecimientos relacionados con el pasado colonial no resuelto de Europa. En Francia, tras los ecos de la recurrente polémica sobre la independencia argelina, ha sobrevenido la asunción de responsabilidades por el genocidio de Ruanda (1994). En Alemania, la petición solemne de perdón, con indemnización añadida, a los pueblos de Namibia. Y en España, el último incidente relacionado con la espina del Sahara Occidental.