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No nos confundamos y que no nos confundan. Si caemos en la confusión, terminaremos jugando el juego del enemigo y hundiéndonos nosotros mismos en el fango de quienes nos quieren siervos. Tal ha estado ocurriendo con Venezuela, donde buena parte de las fuerzas progresistas (o lo que queda de ellas) viene bailando el trompo de EEUU y su gallinero europeo, haciendo pulpa, de golpe, cien años de lucha por la soberanía de los países iberoamericanos. Esto es resultado de haber caído en el juego del enemigo.
Sabíamos lo que vendría a continuación. Israel con ataques devastadores sobre Gaza, bloqueo y castigo y destrucción sin límites contra la población civil. La imposición de un sitio implacable, al estilo medieval, dejando sin agua, luz ni alimentos a la población de la franja de Gaza, que es crimen de guerra, uno más de los miles acumulados y que los hipócritas de Occidente justifican.