Marcelo Colussi | 

Desde sus comienzos, el capitalismo entra en contradicción con el postulado ilustrado de la primacía de la razón y hace uso de las creencias por motivos comerciales. El mercado se inclina por la ciencia, en cuanto tiene proyección a la tecnología, pero suministra creencias a su clientela. Su sistema operativo para con los usuarios retorna a los cultos primitivos, expresados ahora en promover la devoción a unos ídolos menores llamados mercancías. En este caso, no se trata del fetichismo sexual freudiano, sino de fetichismo de mercado en sí mismo, más allá de la mercancía fetiche, dejando a salvo la prevalencia del fetichismo de la mercancía de Marx y el fetichismo de la subjetividad de Bauman, que mostraría el tránsito de una sociedad de productores a otra de consumidores.

Un proyecto de granja para minar criptomonedas en Zapala revela la irracionalidad del modelo energético.

Se reedita un libro de Enrique Arrosagaray que repasa el compromiso militante del escritor

“Los datos son negocios. Los datos son políticos. Y eso es particularmente pertinente en el caso de la inflación, porque las inflaciones son polémicas. Generan ganadores y perdedores. Por eso nos preocupamos por la inflación. Las cifras de inflación no son meramente descriptivas. Forman parte de la economía política del proceso que describen” (Adam Tooze)

De espías, privacidad y el capitalismo de la vigilancia

«Que haya un fin, una privacidad, un oscuro agujero para mí; quiero ser olvidado incluso por Dios.» (Robert Browning: Paracelsus, 1835.)

Necesidad del enfoque histórico-concreto del concepto

No pasa ni un día sin que oigamos a políticos y economistas de derechas que hay que bajar los impuestos y a los de izquierdas que hay que subirlos,.
Yo creo, sin embargo, que este no puede ser el debate fiscal de nuestro tiempo.