El dolor de Hiroshima, Nagasaki y todas las matanzas y atrocidades de los últimos 80 años son reales y aún hoy nos persiguen. Los activistas por Palestina en Japón ven más allá de la fachada del 80º aniversario de Hiroshima y se dan cuenta de que el sistema imperial japonés, al igual que el británico, el estadounidense, el alemán, etc., no ha cambiado realmente, se ha limitado simplemente a cambiar de forma.

Yōko Ōta, la escritora que sobrevivió a la bomba atómica:

La editorial Satori publica por primera vez en castellano ‘Ciudad de cadáveres’, la novela que la autora escribió justo después del bombardeo de Hiroshima y que se considera el primer relato sobre el ataque que llevó a la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial.

Vijay Prashad | 

Un estudio en «The Lancet» revela que las sanciones unilaterales causan tantas muertes como las guerras: medio millón de víctimas civiles al año, en su mayoría niñxs menores de cinco años.

Economistas Sin Fronteras (ESF) y el Centre Delàs publican el Dosier Primavera-2025 sobre La economía de guerra

Enric Llopis | 

 | 

El general Min Aung Hlaing dirigirá una comisión de 11 miembros para supervisar las elecciones, previstas para diciembre.

Reseña del libro "Geopolítica del Genocidio en Gaza", de Martín Martinelli

«Geopolítica del Genocidio en Gaza» (2025). Martinelli, Martín Alejandro. Buenos Aires: Batalla de Ideas, 243 páginas, ISBN 978-631-90520-5-3

Carlos Flanagan | 

Hace ya bastante tiempo que crece y se acelera el deterioro de las normas del derecho internacional y humanitario en el relacionamiento entre los países.

Xulio Ríos | 

Las especulaciones en algunos medios internacionales en torno a la pérdida de poder de Xi Jinping podrían no pasar de una efímera nube de verano, quizá más relacionada con la necesidad de visibilizar que en todas partes cuecen habas a la vista de la profundización de las crisis políticas en Occidente que con una dinámica real que sugiera cambios significativos en el liderazgo chino.

Evidentemente, el edificio de la 405 East 42nd Street de New York, donde se apoltronan las Naciones Unidas, no tiene servicio de internet ni cuenta con presupuesto para servicio de cable ni para la compra de periódicos, y ni siquiera de baterías para la vieja radio del portero. Sospechamos que ni siquiera cuenta con fondos para pagar el servicio eléctrico, ya que solo con todos estos requisitos logró una vez más no enterarse de que una guerra que estaba por estallar… estalló.