Fernando Luis Rojas | 

Versión de la ponencia presentada en el foro «La disputa por la memoria. Poder, símbolos y medios de comunicación» realizado durante el XVII Congreso Nacional y IV Internacional de Historia, el cual se celebró en el estado Miranda, Venezuela, entre el 19 y el 23 de junio de 2024.

La cumbre estuvo, desde un principio, destinada al fracaso. Nadie lo ignoraba. La circunstancia que al encuentro no asistiría Rusia fue, desde ya, una inequívoca señal; del mismo modo, la ausencia de China. Y, por supuesto, el hecho que el propio presidente Joe Biden no asistiría sino lo haría la vicepresidenta Kamala Harris, daba a entender el poco interés que USA asignaba al evento.

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Aquello nos interpela a seguir luchando por conquistar nuestras demandas más sentidas, lo que se debe expresar en poner fin al endeudamiento en UF, exigir un reajuste automático del sueldo que sea acorde al aumento del IPC, el congelamiento de precios de bienes y servicios básicos, la eliminación del IVA en productos básicos y el aumento de presupuesto para la alimentación de niños, niñas y estudiantes.

Faltó muy poco para que el legítimo Gobierno boliviano de Luis Arce fuera derrocado por un golpe militar encabezado por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Juan José Zúñiga. La firme posición del presidente, el apoyo de las organizaciones obreras y del pueblo, lograron detener la embestida.

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La persistencia testaruda del llamado conflicto interno colombiano, ha hecho eclosionar la dimensión territorial; arcaica realidad histórica del hecho colonial que los historiadores Fank Safford y Marco Palacios, pusieron en imprenta en el 2002 con su libro de sugestivo título: Colombia. País fragmentado. Sociedad Dividida. Tozuda realidad, presentada hoy por el poder mediático dominante, como un monstruo policéfalo de varios poderes fácticos enfrentados, pleno de complejidades y entrelazamiento de contradicciones casi irresolubles.

Inversores, empresas agroalimentarias e incluso fondos soberanos han adquirido tierras de cultivo por todo el mundo. La adquisición exponencial de tierras ha asumido nuevas formas, pero la inmensa mayoría de las operaciones de más envergadura sustraen tierras a la producción de alimentos.

La integración de Centroamérica trae más beneficios que perjuicios a los países miembros y sus gobiernos, no lo contrario. Aunque los esfuerzos por un mercado común centroamericano e integración económica y social se debilitaron por problemas de tipo político, uno de los legados de estas iniciativas son grados de interdependencia qué han alcanzado las economías de los países a través del comercio regional, pero también se muestran avances en el tema aduanero, ambiental, agrícola y social.

Estados del noroeste y algunos del centro norte de Nigeria desde hace poco más de quince años han ido lentamente cayendo bajo el accionar del grupo terrorista Boko Haram, y tras el cisma de 2015 también se han incrementado las operaciones del muy activo Wilāyat Garb Ifrīqīyā Provincia del Estado Islámico del África Occidental, ISWAP, también conocido como Dáesh-Wap, ambos tributarios del Dáesh global, los que también operan en la cuenca del lago Chad.

Los cacereños se han vuelto a movilizar por la decisión de la Junta de Extremadura de declarar de «interés autonómico» el proyecto que pretende construir una mina de litio a poca distancia del casco histórico de la ciudad. El Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas), confeccionado por ICTA-UAB, revela que la transición energética está aumentando este tipo de conflictos.