“Ser su viudo artístico significa abrazar su legado con la misma fuerza con la que él abrazó la vida. Significa no solo recordar, sino también replicar su audacia, su capacidad para desobedecer las normas literarias y performáticas con elegancia y furia. Es buscar la belleza en las grietas, en las historias de quienes siempre estuvieron al margen. Lemebel entendía que la memoria es resistencia, y como viudo suyo, esa es la tarea, mantener su memoria viva, ya sea compartiendo con el pueblo las imágenes que realizamos o las historias que compartimos, creando un arte que dialogue con su visión. Es un duelo activo, una forma de amor eterno hacia su obra y hacia este país que él retrató con tanta valentía”.