Muchas veces, los sufrimientos de niñas y niños quedaron eclipsados por la mirada centrada en los adultos. Sin embargo, estas infancias cargaron con horrores que los adultos apenas podían procesar. El exilio, las persecuciones, la ausencia de padres detenidos desaparecidos o el silencio forzado en los hogares son heridas profundas que estos relatos visibilizan con urgencia. Niñeces que muchas veces desde el vientre de sus madres ya fueron víctimas del horror.