Nuestro pueblo bien sabe lo que debe cambiar para vivir plenamente, libres de explotación y opresión. Desde allí las tareas y desafíos para el próximo año no son tan nuevas, pero sí sumamente necesarias: levantar organización popular en cada territorio y población, armarnos de organizaciones para luchar por nuestras demandas inmediatas, por salud, vivienda, por nuestra alimentación y contra la contaminación. Desarrollar nuestra conciencia e identidad de clase por medio de la educación popular, las artes y la cultura en nuestros barrios. Robustecer la articulación que se levanta desde los territorios fortaleciendo una posición clasista, es decir, que apuesta por los anhelos de la clase trabajadora; combativa porque apuesta por la protesta popular; anticapitalista y antipatriarcal.