Fue en dos largas conversaciones que el Mallku, o Felipe Quispe Huanca, me resumió su visión estratégica de la emancipación humana, siempre con los pies puestos en la tierra y su cabeza en la recuperación de la propiedad comunal y en la superación de la propiedad privada. Para la cultura dominante era el maligno anti-héroe odiado a muerte por su significado práctico y teórico; para la cultura dominada, para los pueblos expoliados, era un compañero al que se le encargaban duras responsabilidades por su capacidad demostrada. Lenin definió a su admirada Rosa Luxemburg como Águila, el pueblo aimara llamó a Quispe, Cóndor.