¿Habrá un candidato capaz de explicar que dejar el petróleo bajo tierra es hoy más necesario que nunca?
Categoría: América Latina y Caribe
Mucho antes de que la revista The Economist calificara al presidente de Brasil de BolsoNerón ya yo había acuñado ese denominador. Lo que no esperaba es que los hechos demostraran la semejanza entre las actitudes del emperador romano, famoso por tocar la lira mientras Roma ardía, y el ocupante principal del Palacio de Planalto.
En un Brasil jaqueado por el coronavirus, la crisis económica, social y sanitaria, y gobernado por el ultraderechista Jair Bolsonaro y su cohorte de militares y grandes empresarios bendecidos por Washington el abanico progresista aparece fraccionado de cara a las elecciones municipales del 15 de noviembre, antesala de las presidenciales de 2022.
Las tomas organizadas de tierras urbanas o periurbanas comenzaron bajo la dictadura militar, como respuesta a la ofensiva para expulsar a las familias villeras de Buenas Aires, para abrir amplios terrenos céntricos a la especulación. El sacerdote Raúl Berardo, impulsor de las primeras tomas, me relató al calor del levantamiento de diciembre de 2001, cómo fue aquel proceso.
La Corte Suprema, supuestamente de Justicia, transcurre estos días en el centro de la campaña de manipulación y desinformación, ariete de la guerra psicológica que indican los manuales de la CIA, y que el bloque dominante aplica puntualmente para deteriorar al gobierno del Frente de Todos.
Crisis económica y pandemia, dos frases que por sí solas evocan dificultad y que juntas hacen una tragedia: despidos, cierres de negocios, pérdida de empleos, hambre, migración, enfermedad y muertes.
Por decreto ley se crean las Autoridades Nacionales Reguladoras, cuya fiscalización incluirá la atención médica y otros sectores como las telecomunicaciones y la agricultura.