Sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela. Las fuentes canónicas occidentales habituales, a saber, las instituciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales internacionales y los grandes medios de comunicación, reportan de manera prácticamente universal que los tres países son regímenes autoritarios o incluso tiránicos, que niegan los derechos democráticos básicos de sus pueblos. La actual pandemia de COVID-19 ha demostrado que lo contrario es cierto.
Categoría: América Latina y Caribe
En América Latina la historia de lo que va del siglo XXI ha estado marcada por el ascenso de los llamados “gobiernos progresistas” y la lucha de las oligarquías locales y el imperialismo estadounidense por recuperar el control pleno del poder que aquellos pudieron haber cuestionado al tomar posesión del aparato estatal.
Los pronósticos sobre la situación económica lo dicen con la elocuencia terrible y devastadora de sus frías cifras: estamos viviendo la peor crisis económica de México desde hace 90 años cuando el bajón producido por el crack de Wall Street en 1929 hizo caer a la Producto Interno Bruto (PIB) nacional 14.5% en 1932.
El fascismo no es un fenómeno que se instale en la sociedad de golpe, con una sola arremetida política, de tal modo que «aparece» de repente. Eso no sucedió nunca, en ningún lado.
El mito es inherente al pensamiento cotidiano. Y es que el sentido común no puede convivir mucho tiempo con generalidades abstractas, de ahí que necesite cosificarlas.

América Latina se está convirtiendo en el nuevo epicentro de la pandemia. La llegada del coronavirus a los barrios marginales de la región amenaza con avivar los problemas políticos, económicos y sociales preexistentes. Con los matices propios de cada país, la crisis sanitaria podría pronto derivar en una realidad tan inestable como explosiva.