En el inicio de la campaña para la elección del futuro presidente de Francia, asistimos a una situación inédita: el debate gira en torno a las declaraciones del no-candidato Eric Zemmour, que parece haber sido colocado por el capital hegemónico como peón o comodín en el póker electoral, para asegurar la continuidad del sistema existente, sea quien sea el elegido. Macron, subalterno del capital financiero, o algún otro.