
Hace poco tiempo, conversando de manera muy privada con un afamado y cualificado médico, le preguntaba si era posible que personas con elevadas responsabilidades en el país podían conciliar el sueño en medio de tantos y acuciantes problemas por los que atraviesa la isla en estos tiempos de pandemia casi incontrolable y para colmos abrazados en un ambicioso plan de reformas de la economía y las finanzas en medio de una severa crisis en la alcancía nacional.