
La dependencia y los desniveles en los términos del intercambio, que surgieron precisamente desde la época de la conquista y la colonización al iniciarse el siglo XVI fueron los factores esenciales para el “subdesarrollo” de América Latina, que continuó durante los siglos XIX y el imperialismo del XX, es decir, luego de las independencias, bajo nuevas “metrópolis”: Inglaterra, primero y Estados Unidos, después.