La política de bloqueo, sanciones, embargos, acompañado de acciones de desestabilización, por parte de los gobiernos de Estados Unidos contra Cuba, se remontan al inicio mismo del triunfo de la revolución cubana el 1 de enero del año 1959. Hoy, más que nunca es necesario hacer presente que la política de máxima presión que ejerce Washington, sobre la mayor de las Antillas, no ha disminuido un ápice y seguramente se incrementará previo a las elecciones del 3 de noviembre próximo.